Capítulo diez.

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Capítulo diez.

Me encontraba en un pasillo largo, completamente blanco, paredes, techo y suelo, con algunas luces cuadradas que iluminaban todo el pasillo. Empecé a caminar aturdida con la vista un poco borrosa. Llevaba por lo menos unos 3 minutos caminando por aquel pasillo totalmente iluminado, me dolía la vista y mis pies igual. A lo lejos vi una sombra completamente negra; me asusté al pensar que era un fantasma o algún espectro malvado, pero en lo que parecía estar la cabeza aparecieron unos ojos y boca de caricatura, en plan dos líneas y una curva abajo formando una sonrisa. Eso por alguna razón me dio confianza; avancé hacia la sombra flotante y emitió unos sonidos seguidos de unas palabras.

—Aléjate de él, por favor. Te hará mal ese chico, ¡aléjate! —gritó y pegué un brinco hacia atrás. Tragué saliva y hablé:

— ¿De quién me hablas?

—Aléjate. Solo aléjate de él, no lo mires, no le dirijas gestos como sonrisas o muecas y mucho menos le hables. Mantente alejada, por lo que más quieras.

— ¿De quién mierda me hablas? ¿Quién eres?

Al decir esas palabras cortadas por mi voz, se desvaneció. Pestañeé varias veces y desperté.

Me encontraba sudando como cerdo y con el corazón acelerado. Me limpié la cara y vi hacia el techo. ¿Qué quería decir ese sueño? Dirigí mi mirada a los pies de mi cama y se encontraba ahí Judie, suspiré.

—Te estás acostumbrando a venir en la noche a visitarme.

—De hecho es de madrugada, no de noche. Hey, ¿qué estabas soñando? Te veías mal.

—Una pesadilla, supongo. Fue muy extraño.

—Si quieres me la cuentas…

—Vale. Estaba en un pasillo totalmente blanco, y apareció una sombra y se le dibujó una sonrisa que me inspiró confianza. Me acerqué y me dijo que había un chico que me haría mal, que me alejase de él y que no le dirigiese ni la mirada. Me empezó a gritar un poco y se desvaneció.

Me miró unos segundos atentamente y suspiró.

—Solo fue una pesadilla, pero igualmente estate atenta con los chicos. Muchas veces nuestros sueños predicen el futuro; bueno, es cosa tuya si me crees.

Asentí y suspiré pesadamente. Me hice a un lado y palmé el espacio vacío de la cama. Ella se sentó a mi lado por encima de las sábanas y yo hice lo mismo.

—Genial, ahora no puedo dormir.

—Quedémonos conversando hasta que puedas dormir.

—Tú también debes dormir, si quieres te quedas a dormir —dije mirando a la ventana; estaba abierta—. Acostúmbrate a cerrar la ventana, eh.

—Vale, pero no te preocupes. En cuanto te duermas yo me voy.

—Si piensas que harás eso estás mal. Te quedas aquí o te vas ahora mismo —dije tratando de sonar seria pero algunas sonrisas se me escaparon. Me miró confundida y luego rio.

—Vale, me quedo —sonreí.

No recuerdo cuando me dormí, pero sí recuerdo la larga conversación que tuvimos después. Me contó anécdotas de su infancia, cómo estaba su mamá hospitalizada y cosas varias. Desperté acurrucada en sus brazos, me exalté de inmediato. La vi durmiendo pacíficamente y como abría su boca de vez en cuando. Se veía muy mona así. De un momento a otro me quedé viendo sus labios detenidamente; me entraron ganas de besar… Abrí los ojos como platos y me sorprendí de mis propios pensamientos. Sacudí mi cabeza frenéticamente olvidando por completo esos pensamientos, y la desperté.

—Hm, buenos días —dijo sonriendo adormilada.

—Igualmente. Hey, tienes que ir al colegio al igual que yo y no tienes el uniforme…

— ¿Crees que no vine preparada? Sabía que me invitarías a dormir. ¿Ves esa mochila? —Apuntó un rincón de la habitación y efectivamente estaba su mochila—. Pues ahí está mi uniforme.

Suspiré y cerré los ojos. Sonreí y la miré.

—Bien, báñate tú primero, falta como una hora para entrar.

—Vale. —Se levantó de la cama y fue a mi baño.

Me recosté nuevamente y me puse a meditar. ¿Por qué me dieron ganas de besarla? Se veía tan vulnerable y tierna cuando estaba durmiendo… Dios, estoy mal. No me puede gustar; no, no y no. Somos chicas, las dos; no me puede gustar una chica.

¿Por qué no? ¿Tienes miedo a lo que los demás piensen? ¿Tienes miedo a que te miren raro o las molesten si van tomadas de la mano por la calle? No seas tan cerrada de mente, Sascha. No puedo creer que seamos así.

Mi conciencia tiene toda la razón, joder. ¿Y qué si me gusta? Me gusta y punto. Aunque no me gusta… O tal vez sí… Ay, Dios, mi cabeza es un lío.

Me quedé jugando Happy Jump en mi móvil comiendo un cupcake mientras ella se bañaba. Salió del baño un momento con la toalla alrededor del cuerpo y casi escupo todas las migas que tenía en la boca. Cogió su mochila en entró de nuevo al baño. Cerré los ojos con fuerza, gruñí y maldije en voz baja.

Salió vestida con el uniforme del colegio y su mochila, que supongo tenía algunos cuadernos. Me levanté de la cama, cogí mi uniforme y ropa interior, entré al baño y cerré la puerta detrás de mí.

Salí ya vestida y limpia, con una coleta alta. Sonreí al ver a Judie acostada en mi cama en posición fetal durmiendo.

—Hey, despierta, dormilona —reí y la sacudí un poco. Se quejó y abrió los ojos. Sonrió sin despegar los labios y se enderezó.

—Tengo sueño.

—No se nota, descuida —dije con ironía, a lo que ella rio.

Pensé por un momento. ¿Cómo íbamos a salir de ahí si mi mamá está en la cocina desayunando? Miré a Judie suplicante.

—Dime que no te molesta salir por la ventana.

—Si puedo entrar por ella, ¿cómo no voy a poder salir? Aunque nunca he salido por tu ventana, nunca me dejas —dijo provocando mi risa. Negué con la cabeza divertida.

—Te voy a traer algo para comer, ¿vale? Tú solo espera abajo en el jardín delantero —dije y ella asintió. Nos dedicamos una sonrisa y un “nos vemos”.

Bajé por las escaleras y como dije, mamá estaba desayunando viendo revistas.

—Tienes una severa obsesión con las revistas —dije y le di un beso en la mejilla. Me senté en frente de ella y empecé a desayunar mis cereales—. ¿Y papá?

—Se fue más temprano. Sascha, te oí hablar con alguien anoche. ¿Había alguien en tu habitación o ya te volviste loca?

—Segunda opción, solo que tú eres la que se volvió loca y oyes voces en mi habitación; estaba completamente dormida anoche.

Me quedó viendo por un momento acusante y luego bajó la mirada a su revista. Me levanté de la mesa diciendo “Estuvo rico, gracias” y me dirigí a la cocina. De ahí saqué un pan y le puse mantequilla y una lámina de jamón. Cogí  una cajita de jugo de manzana del refrigerador y salí de la cocina con las cosas en la mochila.

—Mamá, me voy. Llegaré tarde, te amo.

—Vale, adiós.

Salí de casa y vi a Judie sentada en el césped del jardín delantero con las piernas cruzadas. Me dirigí hacia ella y le di el pan con el jugo. Ella aceptó gustosa y se lo devoró en un santiamén. Reí mientras comía con unas ganas que ni Dios se las quitaba.

—Gracias —dijo con la boca llena y tomando un poco de jugo. Sonreí y le indiqué que nos fuésemos.

—No hay de qué —miré mi móvil y faltaban 2 minutos para que tocaran el timbre. Abrí los ojos como platos y tomé a Judie de la muñeca—. ¡Joder, vamos a llegar tarde!

Ella rio mientras corríamos y yo la acompañé. Llegamos justo a tiempo jadeando.

—Gracias a Dios, joder —dijimos al mismo tiempo, nos miramos y reímos.

Ámame antes de matarte (Lesbian) [Concurso]Where stories live. Discover now