Capítulo cuatro.

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Capítulo cuatro.

Tomé mi mochila, después de la gran siesta de 3 horas que me tomé en clases —sonreí por dentro—, recogí mi cabello en una coleta y me fui de ese salón, ya habían terminado las clases.

— ¡Espera, Sascha! —Gritó Mic detrás de mí.

— ¿Ah? —Volteé atontada.

— ¿Puedo ir a tu casa hoy? No me apetece llegar a casa.

—Hm, movistar. —Me miró con cara de ¡¿WTF?! Negué con la cabeza.

—En vez de decir claro… Claro… La marca… —Dije de a poco para que entendiera.

— ¡Ah! —Hizo su cabeza hacia atrás—. Bien, iré a tu casa.

—Confianzuda —dije. Ella sonrió y me dio un beso en la mejilla.

—Dios, que asco, me dejaste baba —limpié mi mejilla y ella soltó carcajadas ahogadas—. ¿Qué mierda te pasa? —Me miró, y siguió riéndose.

—Ay, ya. Me calmo.

No sé qué mierda le pasa a esta tía... Me encogí de hombros mentalmente  y seguí caminando junto a ella por el pasillo.

Me tocaron el hombro por detrás para llamar mi atención y giré, Mic paró de andar y giró también. Era Judie. Al verla mi cara se deformó en una mueca de terror.

Que va, me trató de matar, ¿qué queréis?, ¿qué la salude como si nada? Me sonrió achinando los ojos —cómo esos monos de anime—.

—Hola Sascha.

—Hola…

—Quería preguntarte si quieres venir conmigo a tomar un helado o yo que sé. —Me sonrió.

—Ya quedé con Micaela… —Dije mirando hacia otro lado.

—Ella igual puede venir. — ¿Y dejar que la mates a ella también?, no gracias.

—Hm… No, lo siento, debemos estudiar.

—Las ayudo.

Joder esta tía… ¿No entiende que no quiero estar cerca de ella?

—Podemos solas, descuida —dijo Mic.

—Per…

—No, dijimos que no necesitamos más ayuda, gracias. —La corté.

Pasó por los ojos de Mic y se quedó mirándome a mí. En sus ojos se veía desilusión. Que mierda, ¿se desilusiona porque no me podrá matar? Tal vez.

Se alejó cogiendo su bolso a un lado. La miré apenada, no es su culpa que sea loca, ¿verdad?

***

— ¡Hola! ¿Micaela verdad? —dijo con entusiasmo mi mamá, la miré queriendo decir ¿Qué diablos haces?

—Hola —contesto tímida.

—Nos vamos a mi habitación. Te amo, mami —dije apresurada, le di un beso en la mejilla, cogí de la muñeca a Mic y corrí hacia mi habitación.

Cuando entramos entrecerré la puerta, estaba todo oscuro, para que entrara luz abrí las cortinas y vi el desastre que tenía.

Toda la ropa amontonada en la cama, sin hacer. El escritorio con papeles tirados por todos lados. El suelo con ropa tirada y mi estante con los libros y cuadernos, todo desordenado. Me tapé la boca y saqué a Mic de ahí.

—Esperame 1 minuto.

—Val… —no dejé que terminara y cerré la puerta en su cara.

Agarré todo el montón de ropa en la cama y la tiré en mi closet/cuarto, hice lo mismo con toda la ropa y papeles que había en el suelo y los tiré ahí. Deslicé la puerta del closet/cuarto y me dirigí a la cama. Tomé todas las sábanas, las tiré para atrás y luego una por una las fui estirando haciendo la cama. Coloqué la almohada y la palpé.

Me dirigí al escritorio y coloqué bien el Notebook, y lo sacudí un poco a este y a la superficie.

Bien, todo esto en… —Vi mi reloj en la mente— 49 segundos.

Arreglé mi ropa y abrí la puerta.

Ahí estaba Mic sentada en la pared de enfrente a la habitación, viendo su celular.

—Ya está.

—Bien, ¿qué hiciste? —Menos mal que no vio el desastre. Sonreí y le tomé las manos para que se levantara.

—Nada importante —dije restándole importancia.

—Ahora, hagamos todos los deberes. —Dijo frotándose las manos, mientras se sentaba en la cama y abría su mochila para sacar cuadernos.

—Genial… —Dije con ironía.

Estuvimos toda la tarde haciendo los deberes de química, lenguas, historia, física y matemáticas. Todo esto en el segundo día de clases, ¡genial! Y también hicimos pulseras de macramé y nos contamos cosas de nuestras vidas.

Sus padres son ultra millonarios, pero la tienen en este instituto por tacaños. Vive en una parcela alejada de toda civilización y no tiene una piscina, tiene la piscina. Me contó que es de 40 por 20 metros, ¡calculad! Sus padres están casados, pero no enamorados. Solo están juntos por el miedo a quedarse solos o simplemente por el dinero, la mamá es una mantenida de su marido.

Viven peleándose y por eso Mic pasa fuera de su casa, ya sea en la casa de amigos o en el parque haciendo deberes al aire libre. Eso es genial.

—La pasé genial hoy, gracias por dejar que me quedase en tu casa la tarde entera y quedarme a cenar. —Dijo dulcemente. Se despidió con dos besos de mí y de mamá.

Cerré la puerta detrás de ella y suspiré pesadamente. Ya eran las 20:00 hrs, y todavía no tenía mi siesta de las tardes.

—Me calló bien tu amiga.

—Ajá. Tengo sueño, te amo. ¡Bye! —le di un beso en la mejilla y fui a acostarme.

Entré a la habitación y me acosté en la cama mal hecha. Me tapé con las sábanas y cerré los ojos.

Como en las películas y típicos libros, sentí que alguien me miraba. Abrí los ojos y vi a Judie MUY cerca de mí. Cerré los ojos pesadamente y caí en cuenta de que Judie estaba en mi habitación.

— ¿Que mier…? —No me dejó terminar y me tapó la boca con su mano.

—No hables. Promete que no gritarás cuando te quite la mano, ¿bien? —Asentí con miedo, me destapó la boca—. Callada —advirtió por segunda vez.

— ¿Por qué estás aquí? ¿Cómo entraste?

—Tu ventana no tiene barrotes. —Se encogió de hombros y se sentó en la cama como indio. Empezó a mirarse las uñas y hacer como si no pasara nada.

—Estamos a 6 metros, sin ninguna escalera ni algo para subir.

—Tienes un árbol —se encogió de hombros nuevamente.

—Estás completamente loca. Vete de mi casa, ahora mismo.

—Hm… No quiero. —Se acercó a mí.

—Yo sí, esta es mi casa. Ahora vete o grito.

— ¿Y si no te dejo gritar?

Iba a gritar, pero me tapó la boca con la mano, subiéndose arriba de mí con sus dos piernas por un lado y mis manos sujetándolas por encima de mi cabeza. Y con una no muy bonita escena de ella muy cerca, su respiración chocaba contra mi boca, porque ya me había quitado la mano al ver que no ponía resistencia—. ¿Qué haces? —murmuré.

Ámame antes de matarte (Lesbian) [Concurso]Where stories live. Discover now