Capítulo siete.

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Capítulo siete.

Me acosté de lado y dormí, pero al rato después sentí un bulto a mis espaldas, abrí los ojos rápidamente y di vuelta mi cabeza asustada. ¿Qué hacía un gato acostado en mi cama? No soy alérgica, pero nunca había tenido un gato y no sé cómo tratarlos.

Me di vuelta por completo y el gato seguía ahí sin moverse. Por un momento pensé que estaba muerto, pero ¿cómo iba a venir muerto para acá? Miré la ventana y estaba abierta. Fruncí el entrecejo, recordando que yo no había dejado la ventana abierta, pero sí Judie. Restregué mis ojos con la manga de mi pijama y fui a cerrar la ventana.

Toqué temerosa al gato y abrió los ojos. Eran de un color azulado con tonos celestes y blancos y brillaban muchísimo. Lo acaricié y empezó a ronronear. Sonreí y me acosté con el gato.

— ¿Eres gato o gata? —pensé en voz alta. Lo tomé por las axilas y vi que era hembra, sonreí alegre y la dejé a un lado en mi cama— ¿Tienes dueño, gatita?

Os preguntaréis, ¿qué rayos hacía hablando con una gata? La verdad más sincera… no sé.

Respondiéndome a mí misma que no tenía dueño, me dije que la adoptaría. Era bellísima, esos ojos no son normales, joder, brillan demasiado. Y su color negro era tan oscuro y sombrío… No tenía ninguna mancha o algo de otro color, era totalmente negra. Perfectamente no se vería en la noche, salvo por sus ojos.

—Hm… Te llamaré… July (se pronuncia tal y como se lee) —sonreí, y luego abrí los ojos como platos. ¿Por qué le había dado un nombre tan parecido al de Judie? Moví la cabeza. Estaba dispuesta a ponerle otro nombre, pero la gata comenzó a ronronear como si fuese señal de que estuviera contenta con el nombre.

 » ¿Te gusta el nombre? Pues así te llamaré entonces —sonreí y le acaricié la cabeza. Me puse de lado y cerré los ojos. Me dormí acariciándola.

Abrí los ojos por la alarma, la apagué y vi a mi lado. July seguía ahí durmiendo pacíficamente. Le tengo que decir a mamá, sino, cuando la encuentre va a armar un escándalo.

Me puse el uniforme después de bañarme y bajé las escaleras con July en los brazos. Mamá estaba en la mesa desayunando con papá, se sentía raro que Dante no estuviese, y con “raro” me refiero a tranquilo.

— ¿Por qué estás con un gato? —preguntó papá. Respiré hondo y hablé:

— ¿Me la puedo quedar, por favor? Es tan linda, vino en la noche a mi habitación.

—Es hembra, eh… Claro —sonrió alegre mamá. La miramos sorprendidos papá y yo. ¿Tan rápido aceptó?

— ¿Tan rápido aceptaste? —musitó papá. Me leyó la mente.

—Es bonita la gatita, ¿cómo se llama?

—July. —Sonreí automáticamente. No, no sonreí porque me recordara a Judie, sino porque… porque me gusta el nombre July.

—Qué bonito nombre, Sascha. ¿Cómo se te ocurrió?

Papá, cállate.

—No lo sé, solo lo pensé. —Me sonrieron los dos y dejé a la gata en el suelo. Salió disparada hacia una esquina, donde había una pelusa. Reí y me senté en la silla.

Desayunamos entre risas y conversaciones virales. Tomé mi mochila y me despedí de los dos. Salí de la casa y me encaminé al instituto. En el camino me encontré con Mic, resulta que vivimos cerca y somos vecinas lejanas. Ibamos caminando y pregunté:

— ¿Por qué no me contaste que había una fiesta hoy? —Dije tomando mi pelo y dejándolo a un lado.

—No me acordé, lo siento —dijo.

—Así que, ¿no tienes pareja? —Pregunté a la defensiva, si no se acordó de contarme, tampoco de buscarse pareja, ¿no?

— ¡Sí! ¡Adivina quién es! —Soltó un gritito chillón y dio pequeños saltitos.

—No conozco a nadie, perra —dije y puse los ojos en blanco.

—Verdad… Pues, es mi amor platónico, desde… ¡hace 2 años! Estoy tan feliz —dijo con extrema felicidad.

—Para eso te acuerdas, y para contarme que había la ultra fiesta del siglo no.

Me miró con cara de cachorro bajo la lluvia. La miré alzando una ceja y me rendí, no hacía falta que me enojara por tal estupidez. Además, ya tengo con quién ir.

— ¿Y tú? ¿Tienes con quién ir? Conozco muchos chicos que no tienen pareja.

—Seguro son nerds. Nah, ya tengo con quién ir —sonreí con orgullo. ¿Por qué? Porque tenía con quién ir.

— Dímelo, ahora. —Se inclinó hacia mí y alzó las cejas.

—Judie —dije sin temor de lo que dijera.

— ¿Ella? ¿La loquita? Creo que te contagió —negó con la cabeza y se dio una palmada en la frente.

— ¿Qué tiene de malo? Tuve que aceptar, ya que alguien no me dijo nada y ya tiene con quién ir —dije dando énfasis en la palabra “alguien”.

—Oh, por favor. ¿Vas a seguir con eso? Vale, lo siento.

Al terminar la frase ya habíamos llegado al instituto. En el pasillo se me acercó un chico, alto, cabello castaño y muy lindo. Cualquier chica se hubiera derretido con tan solo un “hola” de parte de él.

—Hola —dijo y sonrió. Volteé la mirada, la perra de Mic se fue caminando a paso rápido de nosotros. Dirigí mi mirada hacia la de él, que seguía mostrándome sus perfectos dientes.

—Hola, soy Sascha —sonreí y puse un mechón de pelo que tenía en el rostro detrás de mí oreja.

—Lucas, un gusto —dijo y se rascó la nuca—. Verás… sabes que hay una fiesta hoy, y sé que es a última hora y todo eso, pero… ehm, ¿querrías ir conmigo? —hizo un gesto tierno con la mirada y sonreí. Iba a aceptar, pero de pronto vi a Judie detrás de él sacando unos libros de su casillero. Cerré los ojos y lo miré tratando de no ser mala con él.

—Ay, Lucas —susurré un “joder” entre dientes y proseguí—. Ehm, ya voy con alguien. Lo siento —dije y le di una sonrisa de disculpas.

—Oh, ehm, claro… Bueno, igual podemos salir algún día, ¿no? —Asentí con la cabeza sonriendo—. Mi clase está por empezar, adiós Sascha.

Lo despedí con mi mano y fui a mi casillero. Estaba sacando el último cuaderno hasta que alguien me asustó.

— ¡Hey, coqueta! —dijo Mic con un tono picarón.

— ¿Qué? —dije a la defensiva. Suspiré—. Lo siento, ¿qué? —dije ahora más calmada.

—El chico bonito puso sus ojos en ti, ¡primor! —dijo y me empujó por el hombro suavemente.

 —Tal vez sea bonito, pero, ¿quién me dice si no es un mujeriego, egocéntrico y machista que solo quiere sexo, ah? —Alcé una ceja esperando su respuesta.

—Bien, me pillaste. Pero solo escucha, por lo menos unas 30 personas los vieron hablando, y de esas 30 personas, 28 eran chicas muertas de envidia —me guiñó un ojo y me tomó del brazo para ir a clases.

No queréis saber cómo está mi cama en este preciso momento. Por lo menos toda mi ropa está en ella, desordenada. Me he probado todo mi armario y nada me gusta como para esta noche.

— ¡Mamá! —Grité y en 10 segundos ya estaba en mi pieza—, ¿qué me pongo? Joder, no tengo idea, me estoy muriendo de desesperación.

Movió algunas prendas y en un abrir y cerras de ojos ya tenía el atuendo perfecto.

—Esto. Te verás preciosa, aunque con cualquier cosa te ves linda —le sonreí y me besó en la frente.

—Gracias, te amo —dije y desapareció por la puerta. July se acercó y ronroneó en mis piernas. A ella también le gustó el outfit. Joder, tomé la opinión de un gato.

Ahora, solo hay que ir y matar corazones. Bueno, no.

Ámame antes de matarte (Lesbian) [Concurso]Where stories live. Discover now