Corazón _8

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♦♣♥ Azar del corazón ♠♥🌷

Capítulo 8

Un carruaje de color blanco se estacionó frente de la puerta de la casa del señor Tsukino, jalado por dos caballos negros y adornados con un enorme ramo blanco de rosas escocesas en la parte superior. El día en que Serena Tsukino uniría su vida a Darién Chiba había llegado y aunque en los últimos días el acercamiento entre ambos había aumentado. No podía dejar de pensar que esto lo hubiese vivido hace dos semanas atrás y que su rostro tendría otra impresión, el amor seguro hubiese salido por sus ojos y eso le daría color a sus mejillas. Pero este día era todo lo contrario había tristeza y conformismo en sus ojos. Mientras se miraba en el espejo intentaba reconocerse, y entender que esto no era ni un sueño, ni una pesadilla, era peor que lo anterior era su vida y su destino.

-Serena hay un carruaje blanco precioso en la puerta de la casa- dice Setsuna con gran expectación, pero Serena no tenía ni la más mínima euforia. Tampoco había algún requirió de llanto o nudo en la garganta. Lo cual le extrañó a ella misma, su vida había cambiado de golpe y parecía no sentir ninguna penalización ya por si misma.
-Debe ser mi carruaje Setsuna el señor Chiba me dijo que la mandaría para mí- contesto apática sin quitar la vista de su reflejo.
-Porque aún continuas refiriéndose a él como el señor Chiba, por Dios Serena será tu esposo tal vez algo menos de formalidad, debes de hacerlo sentir bien, mira que no te estás casando con un anciano- le recomendaba Ikuko reprendiéndola, a lo que Serena no pudo evitar reír un poco
-Sí, me ha dicho que se siente viejo cada vez que le digo señor Chiba- se miraba fijamente en el espejo de cuerpo entero, notando el lindo peinado que le hicieron solo faltaba que se colocará el vestido y el carruaje ya la esperaba, Serena no parecía tener la mayor prisa- pero no puedo ser tan confianzuda de la noche a la mañana
-Es que acaso ¿él no te ha pedido que le llames Darién simplemente?- pregunto Setsuna mas interesada.
-Si, en muchas ocasiones pero antes de percatarme yo ya le he dicho señor Chiba, tal vez con el tiempo pueda decirle… Darién, tal vez solo debo hacerme a la idea- al fin noto que aquel nombre era muy bello, no se había detenido a pensar en el nombre de su prometido y a partir de hoy su esposo, Darién Chiba, se dijo en su mente, Darién Chiba. Cómo no sería entonces Serena Kou... ahora sería  Serena Chiba, Serena Tsukino, esposa del señor Darién Chiba no era quien representan, no era el hombre que era y su posición, pero sintió orgullo por un momento pensar en ser la esposa de Darién un hombre apuesto había que reconocer, educado, respetuoso pero hasta ahora no parecía haber intentado ni una sola vez el ganar su corazón, lo único que le había dado eran un broche y un anillo de gran valor, nada que mereciera la pena conservar alguna flor o una carta, tal vez ella solo era una muñeca para él, una pieza decorativa, era bella y eso era evidente tal vez solo quería una cara bonita de compañera. Entonces tal vez él no la amaba, río sola era imposible que el la amara pero que tonta había sido en pensarlo la otra noche.
-Pues muy mal hecho Serena, no puedes pasarte toda una vida llamándole señor a tu esposo así que has el intento y desde hoy comienzas a llamarle Darién- le impuso Ikuko
-No lo amo madre y él no me ama a mí, es por eso que tal vez ni siquiera le dé la importancia que tú le estés dando ahora deja que pase el tiempo- respondió Serena poniéndose de pie.
-No te estoy pidiendo que lo ames, sé que eso es involuntario solo muestra afecto o agradecimiento mira que pedirte matrimonio con una falsedad como la que dijo Sei...- Ikuko se detuvo aunque fue tarde.
-Madre si este día no es de mayor alegría, con tus recordatorios es peor- Serena reconoció que el tono de hablarle a su madre no fue el más correcto- lo siento mamá es que sabes que esto no es fácil para mí.
-Discúlpame a mi hija, te arruinó tu día que aunque no sea el de mayor dicha es uno de los más importantes hoy estás decidiendo tu futuro Serena- la joven novia suspiró tan profundo como pudo esas palabras de su madre culminaron en más angustia, ¿sería que lo que está haciendo era lo correcto? Esperaba en sus adentros que no estuviera equivocándose, no estar cometiendo el error más grande de su vida, pues esto no tenía remedió.
-Es mejor que me vista no debemos hacer esperar más a mi prometido, pásenme el vestido- Setsuna se apresuró en tomar entre sus manos la fina tela blanca añorando ser ella quien lo utilizaré, y ser ella quien estuviese esperando Darién, ella si le llamaría por su nombre y  demostraría más afecto y más entusiasmo del que Serena debería demostrar.
-Aquí esta- Serena giro la cabeza a un lado viendo el hermoso vestido esto era su futuro y que haría ahora.
Ikuko y Setsuna ayudaron a poner el vestidor, y al ponérselo se asombró tanto de que el vestido encajara y se moldeada a su cuerpo perfectamente, parecía haberse hecho para ella a su justa medida, era un traje hermoso, ahora puesto lucia aún más, los detalles eran más notorios, era sencillo, el escote era cuadrado, con las mangas cortas solo sobre el hombro ligeramente abombadas, el busto era liso, debajo justo del busto empezaba la caída libre de la tela de la larga falda, en corte medio circular, sin adornos más que una pequeña guía bordada en el centro que salía del busto hasta los pies de delgada a gruesa. Sobre el hermoso vestido se colocó el Tartán que sería del mismo color que el kilt del clan Chiba una larga tela de color verde con líneas amarillas formando cuadros, lo sujeto con el broche que le había entregado el día del compromiso.

Azar del Corazón (En Edición)Where stories live. Discover now