Azar_19

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♦♣♥ Azar del corazón ♠♥🌷

Capítulo 19

-Serena- Haruka se interpuso en el camino e intentando calmarlo,
-Joven Darién ella me juro que no hizo nada- casi se arrodillo para que lo perdonara.
-¿Y tú creíste después de lo que viste?- esquivo a Haruka- hazte a un lado…- vocifero
-Escuche, primero- sin duda Haruka se sentía pésimo al tener que decir lo sucedido pero tampoco estaba tranquila al tener que escondérselo 
- ¿Cuándo fue esto?- pregunto de espaldas, sin detenerse
-El día que fue a buscar a su padre,- Darién volvió con reproche, como desconociendo a la chica que tenía en frente.
-¿Por qué no me lo dijiste antes Haruka?- los ojos de Darién eran fuego puro, ardían de coraje.
-Ella me pidió que no lo hiciera su mujer, me rogó que...
-Precisamente te puse a ti a cuidarla por que confiaba en ti, por qué creí que eras mi hermana, me equivoqué, tú también me traicionaste.
-Creí que era lo mejor para ti, pensé que ibas a sufrir si te lo decía…- de sus ojos se asomaba unas lágrimas.
-Y pensaste que sería mejor el doble dolor Haruka, me desilusionaste
-Darién- antes de llegar a las escaleras en una mesa que había en el revisor vio la fusta para su  caballo inconscientemente la tomo. 
-Joven Darién para ti, y no vuelvas a tutearme nunca- fue muy severo su asentó al exigir le respetara.
-¡Serena! - grito con furia, sentía que la sangre le hervía solo imaginarse a su mujer en los brazos de Kou, eran suficientes para querer despedazar el mundo entero.

Subió con furia los escalones brincando de dos o tres hasta llegar a la planta alta, corrió a la habitación y en ella no se encontraba, salió y una lacaya que pasaba con las sabanas sucias fue abordada con brusquedad por la furia de Darién tomándola con fuerza de un brazo
-¿Dónde está mi mujer?- su rostro estaba enrojecido.
-Me parece señor Chiba que está en el cuarto del telar- respondió temblorosa. Aventándola con fuerza la pobre sirvienta cayó al piso.
-¡Donde estás mujer!- grito dando zancadas largas sin llamar a la puerta empujó con rabia- ¡Serena!- pronunció entre dientes, ahí estaba tejiendo los finos hilos con tanto esmero y dedicación parecía un ángel con un hermoso vestido blanco con su nunca descubierta y un poco de su espalda, apenas unos cuantos cabellos dorados caían como delgados adornos- ¡Serena!-  Darién alzó la voz
-¿Que sucede Darién?- volteo a la puerta sonriendo con los ojos cerrados, cuando los abre nota la expresión facial de su esposo, un fuerte pavor se apoderó de ella en tan solo un segundo lo vio con el rostro enrojeció se levantó de su banquillo y empezó a caminar de espalda queriendo huir, la puerta se azoto de tras de Darién
-Mujer...- sin entender que sucedía ella ya estaba temblando. Luego Darién sacudió la fusta en su mano y Serena comenzó a llorar. Tenía los ojos abiertos completamente y no podía parpadear
-Darién- busco una salida pero no la había, era como una liebre asustada, acorralada y con los hombros  encogidos.
-Dime qué has hecho Serena- Darién la acorraló contra la pared tomándola de los brazos la apretaba con fuerza sabía que la lastimaba aún así no se detuvo, por el contrario apretaba con más fuerza sus delgados brazos
-No he hecho nada- se retorció en las manos de Darién, saliendo pequeños quejidos de su boca pero Darién no le tuvo compasión.
-No has hecho nada... solo te has ido a encontrar con tu amante- su rostro estaba cerca de ella, y Serena solo tenía un ojo abierto soportando las duras manos de Darién las lágrimas estaban rodando hasta su cuello.
-Me lasti ... déjeme explicarle….- no podía  respirar ni hablar. El dolor era intenso, no era fuerte, era una flor muy débil.
-Que me vas a explicar, que me has visto la cara de imbécil cuántas veces te has visto con él,- la sacudió para que hablara
-No lo he vuelto a ver desde ese día suélteme por favor me lastima- intentaba zafarse pero era imposible.
-¡Ah! te lastimo, y que hay de los que yo siento aquí, de lo que yo siento…- se golpeó el pecho dándole a saber su dolor-  dime ¿es que te a gustado estar con él?
-Suélteme…- suplicaba- me estas ofendiendo…
-Te ofendo, y que hay de la deshonra que has puesto en mí, pero de esta nadie te va a salvar te voy a reprender como se debe para que aprendas quien soy yo, a mí me respetas- Darién la saco de la habitación de telar casi arrastras ella no quería ir temía que la golpearía  y en verdad que le temía al furioso hombre que tenía enfrente. Mientras la llevaba a la habitación ella observaba con miedo la fusta.
-Anda Serena vamos- la obligaba a caminar.
-Déjeme explicarle si después de escucharme aun decide castigarme está bien pero escúcheme primero- Darién la empujó dentro de la habitación quedando ella en el piso
-Señor Chiba escúcheme por favor yo puedo explicarle solo…- las lágrimas de Serena estaba por todo su rostro
-Ven acá- ella corrió a cubrirse en un rincón de la habitación, Darién la siguió
-Te voy a enseñar Serena que yo soy tu marido y lo que es un verdadero hombre vas a prender  a respetarme- ella estaba temerosa contra la pared, Darién la tomo la muñeca jalándola así el, empujándola a la cama se sentó sobre ella, a horcadas, le arranco el vestido logrando solo romperle la manga, se inclinó sobre ella y le comenzó a besar, con furia y con poco tacto. Sin soltar la fusta dio un chicotazo sobre la cama. Intentaba no llorar mientras la besaba grotescamente.
-Así no por favor, suélteme así no- grito ella, Darién con completa aceleración paseaba sus manos por el cuerpo de Serena apretando y golpeado- suélteme así no por favor- los gritos de Serena eran desesperados- por favor señor Chiba, no quiero no así- suplicaba en completo llanto, y pataleaba con desesperación. Aunque Darién quería continuar una fuerza incontenible lo hizo retirarse, con toda su furia.
-¡Haaa! Maldita sea Serena- camino lejos de la cama, odiándose a si mismo por no tener el control sobre ella.
-Yo… no, yo no hice nada señor Chiba, se lo juro…- los ojos eran un mar de lagrimas
-Te acostaste con Kou Serena crees que eso es nada- grito con furia
-Déjeme explicarle... su hermana Rei,...me dijo que estaba enfermó…
-Y sin pensarlo ni un segundo, corriste a su lecho ojalá se muera- ese era su mayor deseo
-No diga eso…
-Es lógico que lo defiendas, después de que te acostaras con él, después de haberte entregado a él como una…- Serena lo interrumpió
-No… No he sido de nadie más, usted ha sido el primero
-Pero no el  único, quiero borrar esta maldita imagen de ti y el juntos- Darién se agarra la cabeza con las manos.
-Seiya se detuvo- hubiese sido mejor que ella se detuviera, ero de algún modo ella lo detuvo.
-Crees que te voy a creer en verdad me crees tan estúpido…- rio falsamente- es un nombre, gobernado por sus instintos y sus deseos
-No le voy a negar que le permitirá que me besara y algunas caricias…
-Maldita sea, ya basta no quiero saber- caminaba de un lado a otro con una furia
-Él se detuvo- volvió a reiterar
-Deja de faltarme al respeto- dijo cuando Serena no terminaba de hablar- él te ama, y viéndote dispuesta dudo mucho que haya perdido la oportunidad, dime disfrutaste sus caricias y sus besos…
-Grite su nombre- grito para callarlo- le dije Darién- él la miro, interesado por un segundo
-¿Qué?- Darién soltó una carcajada, que poco a poco le hizo descender el coraje aunque aún, le pareció ridículo he increíble.
Serena  se quedó en silencio llorando ahora sentía arrepentimiento cómo fue tan ingenua y cómo fue que permitió que Seiya la besara.
La habitación quedó en silencio. Ella se acercó despacio temblorosa a él, que no soltaba la fusta y su mano estaba tensa y roja por apretarla tanto. Ella despacio y con la cabeza abajo se acercó, le cogió la camisa y apretó el puño sobre ella.
-Perdóneme, por favor le juro por lo más sagrado que tengo, no he me entregué a Seiya solo he sido de usted por favor créame
-Por qué habría de creerte,
-Solo he sido de usted, mi cuerpo solo reconoció su calor mi señor- recargando la cabeza en el  pecho de Darién, continuo- solo usted sabe cómo hacerme... temblar, padecer y sentir. Por favor perdóneme. Aun así repréndame, sé que lo merezco, pero por dios no me odie- la voz de Serena era quebrada, e infantil, tomo la mano de Darién es que tenía la fusta, y la levanto, ella se giró y descubrió su espalda.
Darién recorrió la punta de la fusta sobre la desnuda piel de Serena, quien se estremeció por el frio de la fusta, el  trago saliva, tenía que hacerlo, sino tal vez ella nunca aprendería.
-Eres mi mujer Serena- alzando el brazo para impulsar el primer golpe, se detuvo reprochándose con coraje a si mismo por ser tan débil con ella. Arrojando al piso, el látigo para caballos, dio un paso y ya estaba respirando en su espalda
-Quiero créete mujer, necesito creerte- paseo su mano al borde de la piel de Serena sin llegar a tocarla. Lentamente la voltio de a él frente- mereces que te odie Serena- los profundos ojos de Darién estaba clavado en la cabeza de Serena quien no elevaba la vista,
-Repréndame...
-Maldita sea mujer- se negaba así mismo, sabía que lo que debía era salir de la habitación, mantenerse lejos de ella tal vez ese era un mejor castigo su indiferencia pero ella estaba ahí, callada, sollozando, aceptando su culpa
-Por qué no me lo dijiste...- Serena negó con la cabeza
Darién quería contenerse, sabía que no debía tocarla, alzo los brazos para abrazarla pero se detuvo
-¿Te gusta cuando te toco Serena?- ella soltó mas fuerte el llanto y respondió algo que se no pudo escuchar ni entender-  no te escucho...
-Cuando... lo hace con dulzura...
-Te gusta que te bese,- Serena asintió él le levanto la cara, todas sus mejillas estaba por completo empapadas, Darién tuvo el impulso de limpiar su rostro con su mano, pero se detuvo,  -¿Porque me haces esto?
-No lo volveré a hacer- susurro
-No me refiero a Kou,- suspiro colocando su mano a un lado sobre su cara- ¿porque me haces amarte tanto?- no resistió más, la abrazo, tomándola por debajo de los brazos la cargo y le beso arrebatado, aun demostraba la bravura que sentía en su interior,  Serena se enrollo sobre el cuello con sus manos y se entregó al deseo de su esposo- te voy a reprender Serena no te vas a salvar de eso, créeme te arrepentirás de haberme faltado- la respiración de Serena empezó a entrecortarse
-Está en su derecho- dijo con sumisión.
-Pero primero te voy a hacer mía.
-Darién- susurro
-Creíste que esto sería tu castigo, te hare llorar de felicidad- la llevo hasta la cama y la recostó- si te reprendo así te portaras mal constantemente-no pudo evitar reír
-No volveré- entrando en el placer de los besos de Darién hundió su dedos en su espeso cabello negro
Darién termino por romper el vestido de Serena
-Mi vestido!- se impresiono al oír crujir la  tela y sentir el frio en su piel.
-Igual ya no lo ibas a usarlo- se sumergió en su pecho. Serena se propuso desvestir a Darién,- ¡Quieta!- la miro a los ojos con reto y Serena aun podía notar el enojo en sus ojos. Le tomo las manos y las llevo arriba de su cabeza sosteniéndolas de muñeca con una sola mano.
-Darién por favor- suplico
-Ssssh, o harás que me enfurezca de nuevo- la callo arrebatándole un beso
-Déjame tocarte por favor...- 
-¿Lo mereces?- Serena no respondió a eso. El amor que Darién sentía por Serena aún después de enterarse que casi lo engaña era más fuerte que sentía. Estúpido por estar bajo el control de esa mujer, era capaz de perdonarla, escuchaba como respiraba con dificultad, lo avivaba a él también. Su piel era terciopelo.
Las punzada de placer en Serena eran provocadas por los labios de Darién sobre su cuello, su peso sobre ella y su mano masajeando desenfadadamente su pecho, no podía resistir, se retorció logrando liberar una de sus manos, se aceleró a acariciar la espalda de Darién, pero él no le permitió, con la mano que tenía sobre su ceno detuvo las caricias en Serena, para quitar la mano de Serena la extendió y entrelazó con la suya
-Quieta- reprendió Darién mirándola a los ojos se detuvo de su labor la vio subir y bajar su pecho, ofreciéndole sus prominente pechos, que no se limitó a admirar, dejo unos cuantos besos suaves casi rozando caricias con sus labios, explotando en Serena punzada más constantes y más fuertes, pero él quería hacerla sufrir, quería demostrarle que tenía el control sobre ella.
-No me hagas esto,- acomodándose sobre ella para que sintiera el poder de su virilidad Serena suspiró volteando la cabeza atrás
-Sabes que te amo Serena pero una traición no la perdono,- meneo la cadera sobre Serena
-No te traición... no te traicione, por favor perdona… perdóname.
-Oh cariño, cuánto tienes que aprender- le susurro
-Enséñame- gimió apretaba los dedos en la mano de Darién
-Júrame que no te acostaste con la Serena, júramelo- es su voz había exigencia
-Te lo juro Darién,- jalo más aire a sus pulmones, el aire no le era suficiente- no he sido de nadie más.
-Eso es claro eres mía, Serena Tsukino, 
-Lo soy y lo seré siempre- Serena intento alcázar su labios- soy tuya Darién, por favor demuéstramelo. Po favor continúa.
-¿Qué?-
-Hazme el amor por favor
-Me estás ordenado cariño- Serena apretó los ojos y volteo a otro lado, aunque era su esposo, y podía permitirse ciertas cosas, no terminaba de avergonzarse ante él.
-Le estoy rogando señor Chiba- Darién dejo brotar de lo más profundo de su garganta una carcajada, le tomo la mejilla y le hizo mirarlo
-Exigirlo de nuevo- Serena lo acaricio, la mejilla observo sus labios y quiso besarlos,
-Hazme el amor Darién por favor- una lagrima broto de Darién le amaba y no podía dejar de sentir  dolor, sentir que ella le mentía, pero no podía dejar de amarla y estar a su disposición, era el quien no podía resistirse a elle. Y Serena tenía todo el control sobre Darién, y ella no lo sabía.
Recorrió desde su cara el cuerpo de Serena sin besar ningún lugar solo le hacía sentir su aliento, jugaba con ella acercándose tanto que parecía que ya la besaría y en cada acercamiento Serena temblaba.
-Darién- susurro apenas audible. Dejando el sufrimiento y gobernado por su deseo, dejo el primer beso sobre su abdomen, era dulce, Darién jamás había probado una piel tan deliciosa y Serena lo había embrutecido. Decidido a besarla como marcando sus terrenos soltó sus manos la recorrió al centro de la cama y bajo hasta sus pies, comenzó a subir por las pantorrillas las rodillas las piernas acarició y beso.

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