Corazón_9

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♦♣♥ Azar del corazón ♠♥🌷

Capítulo 9

Nicolás regresaba a casa después de recorrer nuevamente los poblados cercanos decepcionado de sí mismo al no se capaz de encontrar una sola por pequeña que fuera una pista de Seiya no tenía cara para ir a ver a su amada Reí, era un gusano, un infeliz sin suerte y sin futuro, sin Seiya se creí incapaz de poder acceder al corazón de Rei.
-Pase buenas noches- dijo Nicolás a su cochero
-Buenas noches señor Nicolás- el carruaje se alejó dejando un solo el ruido de las grandes ruedas, y después nada, Nicolás se quedó parado fuera de su casa observando el cielo estrellado. Había conseguido ese terreno ya hace unos años construyó esa casa, todo según al gusto de Reí aunque ella, no hubiese intervenido no sabido de sus acciones, el silencio era pesado y tormentoso, tenía miedo de perder lo que jamás había tenido los besos y abrazos de Rei. Un quejido le hizo girar bruscamente
-¿Quien está ahí?- no hubo respuesta en el porche vio un bulto, como de un animal tal vez un lobo o un oso estaba agonizando a las puertas de su casa.
Temeroso al no saber que bestia o peligro había ahí tomo un palo que había junto al camino, camino lento tratando de aclarar su vista a la obscuridad
-Quien está ahí responda no le temo, sea lo que sea- susurro eso último- estoy armado más vale que no se me acerque y que se largue de mi propiedad
Escucho otro quejido que parecía intentar articular palabra. Nicolás se acercó lentamente reconoció a un hombre tirado sobre el porche.
-¿Quien está ahí?- volvió a preguntar
-Ayuda- dijo pero Nicolás solo escucho una salida de aire, estando a dos escasos pasos le tocó con el palo que traía en la mano, se acercó vio que tenía una cortada en el costado de la cual salía sangre lo miro con más determinación y lo reconoció
-Seiya por amor de Dios ¿que te han hecho?- Nicolás abrió rápido la puerta de su casa, vivía solo, solo por las mañanas recibía la presencia de un joven que le aseaba la casa y le preparaba comida, por las tardes ella se iba, así que nadie podría ayudarlo, tuvo que arrastrar a Seiya hasta el diván, el cual era lo más cercano, trajo whisky para limpiar la herida y darle un poco a Seiya para que entrara en calor, colocó un paño en la herida tratando de controlar la salida de sangre.
-Seiya ¿donde has estado?; Pobre amigo mío maltrecho hombre han dejado de ti- veía lo demacrado que estaba.
-Nicolás no digas a nadie que estoy aquí- hablo muy débilmente
-Pero Reí y tu madre- pensaba que ellas deberían saber que estaba bien
-A nadie Nicolás- Seiya se desvaneció.

-Oh! Diosa santo, Señor Kumada- Mimet una joven de dieciséis años quedo huérfana cuando tenía tres años quedando a cargo de su abuela, quien hacía unos meses que había fallecido dejando en total abandono a su nieta, la abuela le enseño todo tipo de remedios para curar todo tipo de enfermedades o lesiones muy propicio para el momento.
-¿Que hace aquí Mimet es de noche sabe que tiene prohibido estar aquí?- se acercó Nicolás para que no viera la persona que estaba en su diván  y no reconociera de quién trataba
-Es el señor Kou- fue demasiado tarde, pudo verlo
-Te voy a pedir, no te exigo que no hables, que no digas nada, tu no has visto nada ahora lárgate- Mimet obedeció pero a unos cinco minutos volvió con un paño viejo y grande en donde recolectaba hierbas.
Nicolás no tenía idea ni qué hacer ni a quien llamar como ayudar a su amigo pensó que muy a su pesar y a lo que el mismo Seiya le pidió debía ir a buscar a su hermana. Giro para salir de la casa
-No te dije que te largaras- vio como Mimet se acercaba rápidamente a Seiya le quita el pedazo de tela ensangrentado para ver la profundidad de la herida.
-Quiere que muera señor, yo no soy nadie, no estoy aquí ni el tampoco está, usted está solo, le satisface señor Kumada- entendió que no diría nada, y también que necesitaba ayuda.
-¿Vas ayudarlo?
-De que me valdría todo lo que mi abuela me enseño si al primer incidente me doy la vuelta y huyo como cobarde, mi abuela me enseño todo esto para salvar vidas aunque fuese las del peor hombre del mundo- aseguro con tristeza, ella creía que a los hombres malos les pasaban lo que buscaban y que si estaban por morir era mejor que murieran era su destino, pero su abuela pensaba diferente tal vez esas personas al caer en la desgracia de casi morir, pudiesen cambiar y rectificar su vida. Cuan equivocada estaba su abuela.- me va a despedir hágalo pero eso si esto no sería un favor seria un trabajo y tendría que pagarme y muy bien. Regresar a un hombre casi de la muerte no es fácil- aseguró Mimet por lo que Nicolás se aterro
-¿Va a morir?- pregunto teniendo en su mente a Rei, ella lo va a odiar por no encontrarlo a tiempo.
-Si no me deja hacer lo que debo mañana tendrá que entregarle malas cuentas a Rei- parecía que le había leído el pensamiento.
-¿En qué ayudo?- se quieto el abrigo y se enrollo los puños de la camisa 
-Traiga agua fría este hombre tendrá mucha fiebre- Mimet saco unas hierbas que traía envueltas en una tela y comenzó colocándolas sobre la herida, par que cicatrizaran rápidamente, sabía que por la palidez de su rostro, había perdido mucha sangre. Los golpes en su rostro habían provocado varias llagas y moretones pero esos eran los menos importantes. Fue a la cocina a preparar una efusión de hierbas para que su recuperación pueda ser más rápida.
Nicolás dejo a Mimet curando a Seiya con quien sabe que hierba, corrió por una jofaina con agua.

Azar del Corazón (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora