Capitulo 2: Ava.

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Fruncí el ceño y puse las puntas de mi comisuras hacia abajo. Ava repitió mi acción.

Mostré mis dientes y puse mis ojos bizcos. Ava repitió mi acción de nuevo.

Solté una risa y ella me siguió en silencio.

- Causas del aburrimiento – dije sonriendole.

Por más que ella sea la absurda razón del por qué estoy aquí, le tenía aprecio.

Ava podría ser esa nana que te cuida de toda la vida de alguna forma. Todo comenzó cuando mi sentido del razonamiento comenzó a aparecer, ella siempre estuvo allí.

El sonido del timbre llegó a mis oídos.

- El almuerzo, Callie – canturreó una de mis compañeras de ala. Sunny Miller, una chica de unos 19 años de edad con alguna especie de trastorno que la hacía creer que aun era una niña. Era adorable y sumamente inocente, todos los días apenas sonaba el timbre venía a buscarme para que la acompañe.

- Vamos Sunny – dije acercándome a ella. Tomo de mi mano y nos sumamos al pequeño tumulto de gente que se dirigía al comedor guiados por Brandy y Marco.

- Vamos señoritas, no se distraigan – exclamó Marco con su voz ronca característica.

El pabellón no era solo de "señoritas", era mixto pero el hombre de tez morena pensaba que con eso podrían molestar a los muchachos encerrados aquí. Pero los locos estaban muy metidos en su fantasía como para molestarse por un idiota que se cree superior.

Observé como Ava se adelantaba entre las personas que no la veían, ella sabía donde ir. Puedo decir que para ella fue más fácil adaptarse. Claro, nadie la ve.

Sunny junto a mi daba pequeños saltitos mientras tarareaba una canción. Era muy bonita, a decir verdad. De un largo cabello rubio con pequeñas ondas y ojos azules grisáceos que echaban miradas inocentes. Era más baja que yo, así que podía pasar como niña perfectamente.

Al entrar al comedor del hospital, nos dirigimos hacia las bandejas y luego formamos fila delante de una ventana en la que estaba una cocinera de aspecto sucio y nos sirvió puré de zapallo con alverjas. Honestamente no comería eso ni aunque mi vida dependiera de ello, aunque no pierdo mucho a decir verdad.

Tomamos asiento junto a Edward en nuestra típica mesa junto a la ventana que daba al patio. Ava ya se encontraba parada detrás de él, esperándonos con una sonrisa. Casi nunca la veía sonreír, los días en que lo hacía normalmente solían ser buenos así que me mantenía calmada.

- ¿Cómo está tu amiga, Callie? - preguntó en un susurro Sunny. Ella sabía que nos podríamos meter en problemas si lo decía en voz alta, y además, ella y Edward eran los únicos que me creían de cierta forma.

- Muy bien – le sonreí.

- ¿Dónde esta ahora?

- Justo detrás de Edward – respondí poniendo mi vista sobre la cabeza de el recién nombrado. Ed tuvo un leve escalofrío y Sunny se rió de él en voz baja haciendo que este también sonría.

- Dile que deje de merodearme. Me pone nervioso – dijo él.

- Dale una oportunidad – sonreí – es muy hermosa.

Y era cierto, Ava era muy hermosa a pesar de ser fantasma. Su rostro pálido y melancólico parecía de porcelana, aunque no podía tocarla. Su grandes ojos tristes eran grises, al igual que sus labios moderadamente gruesos, y su cabello que en otro tiempo habrá sido rubio flotaba detrás de ella, como si volara. Tenía un par de leves cortes en su rostro que dejaban abierta a la interpretación y cuando su pelo estaba quieto sobre el, admitía que podría dar un poco de miedo. Siempre llevó el mismo vestido estilo victoriano con grandes solapas, abultado en la falda y mangas enormes, pero le quedaba precioso. Era preciosa.

La maldición de Callie || Draco Malfoy y tu.Where stories live. Discover now