Capítulo 21: Las hadas de Mundungus.

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Sirius reía fuertemente ante mi ocurrencia, aunque podría jurar que no fue nada gracioso. Simplemente había dicho que la profesora Umbridge me recordaba mucho a un sapo y solía dibujarla así, entonces el estalló cuando le mostré mis dibujos de cuaderno de Defensa. Aunque no me importaba, la imagen de Sirius riendo era probablemente lo más hermoso que me haya pasado luego de tanto tiempo.

- Tienes una imaginación muy creativa, Callie – dijo recuperando el aliento mientras ojeaba las páginas – Pero ten cuidado de que no te descubra.

- Descuida – dijo sonriendo.

- Bien – dijo aún con la vista en el libro. Sonrió tiernamente a lo que sea que estuviese allí dibujado. No prestaba atención, solo quería recordar esa sonrisa por siempre. Sirius levantó la mirada mientras cerraba el libro – Bien, ¿quieres hablarme de Fred?

- ¿Por qué querría hablar de Fred? - inquirí haciéndome la tonta.

- Vamos – dijo haciendo un ademán de mano – Sé que entre tú y él hay algo.

- Creo que te equivocas – reí sintiéndome extraña. Por alguna razón, hablar de otros chicos con Sirius no me gustaba, sentía que era algo malo.

- ¿Entonces puedes explicarme que fue lo de ayer? - dijo insistente con una sonrisa.

- Somos muy buenos amigos y nos reconciliábamos – dije hundiéndome de hombros – Nada especial.

- Cariño, créeme, se cuándo una chica está interesada en alguien. Hablas con uno de los rompe-corazones de Hogwarts – dijo sonriendo de manera casi arrogante haciéndome sonreír – Así que no me mientas, ¿Fred es nada especial como dices?

¿Hablar con Sirius sobre mis sentimientos sobre Draco era prudente? Claro que no lo era, no había persona en la que pueda confiar más que en Sirius, pero simplemente no quería. Era tan absurdo pensar que a él podría dolerle que a mí me gustase alguien, solo porque si fuese al revés sí me afectaría. Tome una bocanada de aire mientras ponía la vista en sus ojos grises que esperaban una respuesta.

- Fred es especial, sí – dije y él sonrió con satisfacción – Pero de hecho hay otro chico.

- ¿Otro chico? - frunció el ceño - ¿Quién es? ¿Es buen muchacho?

- Ss.. No – dije haciendo una mueca – No lo es, para nada.

- Callie – el tomo mi mano sobre la mesa. Estábamos sentados en nuestro lugar de siempre, él en la punta y yo a su costado - ¿Él te lastimo? - no respondí - ¿Quieres hablar de ello?

No estaba muy segura de querer contarle a Sirius sobre como caí en las garras del gran patán de Draco Malfoy, pero por alguna razón estaba a punto de hacerlo. Sirius podría hacerme saltar de un puente si así lo deseaba él, y yo lo haría por el simple de hecho de que confío en él plenamente y si me pone esa mirada tranquila y me susurra que haciendo eso no moriré, le creeré.

- Al principio él me molestaba – comencé buscando las palabras adecuadas – Me intimidaba, se burlaba de mí y me amenazaba. Me hacía sentir realmente mal, pero un día le hice frente y ahí cambio todo. Comenzó a ser distinto y tenía interés en mí, hasta logró conquistarme – hice una mueca – Pero luego descubrí que estaba jugando conmigo. Quería ilusionarme y luego romperme el corazón... y lo logró.

Sirius lanzó un sonoro suspiro. Su ceño permanecía fruncido mientras analizaba lo que acababa de contarle y por el color rosa de su piel, notaba que le había molestado todo lo que le conté.

- ¿Quién es el bastardo? - preguntó con un deje de molestia, pero sin sacar la comprensión.

Dudé un segundo, pero finalmente lo dije. ¿Qué perdía con eso?

La maldición de Callie || Draco Malfoy y tu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora