Capítulo 23: Oh, Weasley.

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- De nuevo en esta posición – dije viéndolo a los ojos. Lo extrañaría tanto.

- Pero esta vez no irás sola – sonrió tristemente – Anda, dame un abrazo.

Rodeé su cuerpo con mis brazos apretando fuertemente. Inhalé disimuladamente, quería que su olor a tabaco y sidra quedara en mi mente por mucho tiempo. Sirius plantó un beso en mi cabeza haciéndome sentir tan bien y luego se separó de mí. Me dio otra sonrisa y miró encima de mí para llamar a Harry. Suprimí un suspiro de frustración; se suponía que era mi momento con Sirius y odiaba que Harry se metiera.

—Quiero que te lleves esto — le dijo con voz queda, y le puso en las manos un paquete mal envuelto del tamaño de un libro de bolsillo.

—¿Qué es? —preguntó Harry.

—Una forma de que yo sepa si Snape los hace pasar mal. ¡No, no lo abras aquí! —añadió Sirius mirando cauteloso a la señora Weasley — Dudo mucho que Molly lo aprobara... Pero quiero que lo utilicen si me necesitan, ¿de acuerdo? - dijo esta vez mirándonos a ambos.

—Vale —dijo Harry guardándose el paquete en el bolsillo interior de la chaqueta. Me sentí demasiado celosa con eso, podía jurar que yo tenía más necesidad de hablar con Sirius que Harry.

—Vamos, pues —dijo Sirius, y sonriendo forzosamente le dio una palmada en el hombro a su ahijado y abrazándome por los hombros a mí. Fuimos a la entrada de la casa, frente a la puerta de muchos cerrojos, donde se encontraba reunida la familia Weasley.

—Adiós, Harry, cuídate mucho —se despidió la señora Weasley, y lo abrazó. Luego me dio un abrazo a mí y me sonrió al separarse – Cuídate, Callie.

—Adiós, Callie. Hasta pronto, Harry, ¡y vigila por si me ataca otra serpiente! —exclamó el señor Weasley cordialmente estrechándole la mano.

—Sí... Está bien —dijo Harry, distraído. Sirius lo abrazó con un solo brazo y dijo ásperamente:

—Cuídate, Harry.

La puerta se estaba abriendo cuando volteé a ver a Sirius por última vez, una sensación de desasosiego me invadió por completo. Por alguna razón, tenía miedo de dejar a Sirius solo, tenía miedo de irme. No quería, sentía que debía quedarme con él y cuidarlo, de alguna forma. Él me dedicó una sonrisa y me dio un último abrazo mientras sentía como las lágrimas se acoplaban en mis ojos. Apreté la mandíbula fuertemente para evitar que alguna se escape.

- ¿Estarás aquí cuando vuelva? - le pregunté separándome de él. Él me vio extrañado.

- ¿Pero qué cosas dices? - dijo frunciendo el ceño para luego sonreír – Sabes que estaré aquí esperando a que vuelvas, pequeña. Junto a una cerveza de mantequilla y muchas más historias que contar.

Sonreí casi de manera falsa, pues sentía que no sería así. Le di un último abrazo sintiendo su falta incluso antes de marcharme y luego seguí a mis compañeros fuera de la casa. Una vez afuera en la acera, volteé una vez más para ver a Sirius, pero la casa empezó a encogerse rápidamente, mientras los edificios contiguos se extendían hacia los lados, comprimiéndola hasta hacerla desaparecer por completo. Un instante más tarde ya no estaba allí.

- Vamos, linda – dijo Fred poniendo una mano en mi espalda.

—Vamos, cuanto antes subamos al autobús, mejor —dijo Tonks que hoy llevaba el cabello cano y parecía estar nerviosa.

Lupin levantó el brazo derecho. Entonces se oyó un ¡PUM! y un autobús de tres pisos, de color morado intenso, apareció de la nada esquivando por los pelos la farola más cercana, que se apartó dando un salto hacia atrás. Mis ojos no daban crédito a lo que veía, ¿cómo demonios pudo aparecer semejante vehículo de la nada?

La maldición de Callie || Draco Malfoy y tu.Where stories live. Discover now