Capitulo 35

1.2K 85 34
                                    

-¿Que hizo que?- exploté en carcajadas al final de la pregunta. Sentí su suspiro al otro lado de la linea.

-No me hagas repetirlo porfavor, creo que ya ha sido bastante humillante.

-Es que no me lo creo.- intenté calmar mi risa.- Dios.. ¿como?

-Creo que no es necesario respoder eso.

-¿Y no te ha dicho nada luego?

-No. Me tiró el libro en el pecho y luego me cerró la puerta.

-Que doloroso.- hice una mueca.- el libro se veía bastante grande.

-Lo fue. Pero creo que dolió mas el rechazo. Mi orgullo no puede con eso.

-Que al niñito bonito lo rechacen debe ser horrible, pero ya vez que siempre hay una primera vez para todo.

-Caera, de todos modos lo hará.

-Quizá si bajas un poco el ego lo haga.- reí levemente.- ¿Quieres ir por un helado?

-No quiero salir.

-¿Quieres que vaya a tu casa con helado?

-Eso suena mejor. Te mando la dirección por Mensaje.

-Okey. Adios, nos vemos.

-Adios.- cortó la llamada. A los segundos me llego el mensaje con la dirección.

Agarré un poleron con cierre, algo de dinero y el telefono, y salí de casa directo a un negocio para comprar el helado. El que estaba mas cerca de casa quedaba a casi dos cuadras, pero de todos modos las camine, no era mucho, pero yo era floja. Aunque cualquier cosa por un amigo con el orgullo dolido. Compré dos potes de chocolate, porque el chocolate lo cura todo, y uno de galletas con crema, unicamente porque a mi me encanta. Y por si no era suficiente, le compré una caja grande de chocolate. No se si a los hombres le funciona lo mismo que a las mujeres, o por lo menos a la gran mayoria de mujeres, pero creo que el intento no esta de sobra.

Tomé un taxi y le dí la dirección de la casa. Unos cuantos minutos despues ya me encontraba entrando al recinto privado en el que se encontraba su casa. Como era de esperar de un lugar de esa categoria, me pidierón el nombre y luego llamarón a la casa de David para que el diera la autorización para que entrara. Cuando el caballero gordo vestido de azul termino de hacer todo ese enredo, pude pasar a buscar su casa, lo cual no iba a ser muy dificil ya que no habían mas de diez.

Una casa azul de segundo piso y bastante grande a decir verdad -aunque ninguna de estas casa las catalogaría como pequeña-. Caminé hasta la puerta y toqué el timbre. Esperé unos segundos hasta que apareció una señora, de pelo claro y bastante delgada, al otro lado de la puerta. Me miró detalladamente de pies a cabeza antes de mirarme a la cara y sonreirme.

-¿Tu eres Kelsey?- Asentí con una sonrisa. Se hizo a un lado para que pudiera pasar. Como me lo imagina, la casa tambien era bastante grande por dentro.

-Permiso.- hablé bajito.

-El esta arriba en su habitación. Seguramente la reconoceras de inmediato.

-Gracias.- le dí una última sonrisa antes de caminar escaleras arriba con las bolsas en mi mano.

Cinco puertas exactamente iguales. ¿Y se supone que debía reconocerla de inmediato?. Las miré mas detalladamente mientras caminaba frente a cada un de ellas. Nada. Sentí una de las puertas de las que ya había pasado abrirse, y seguido como me tiraban del brazo hasta dentro de esta. Creo que ya había encontrado su pieza. Me giré hacia el con el corazón casi saliendome por la boca y con la cara de asustada estampada.

More than just friendsWhere stories live. Discover now