Capitulo 48

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-¿Enserio quieres acompañarme?- pregunté contra el teléfono. Dejé de caminar y me senté en el borde de la cama arreglandome la toalla para que no se cayera.

-Enserio quiero acompañarte.- rió levemente.- Es como tercera vez que te lo digo.

-Es que voy a estar como dos horas ahí.

-Quiero ir contigo.

-¿Seguro?- arqueé una ceja.

-Te digo que si.- resopló divertido.- O quizás no quieres que vaya...

-No es eso.- reí.- Solo no quiero que te aburras.

-Me aburriré en casa de todos modos, y prefiero aburrirme viendote a ti que viendo la televisión. Ademas, cuando salgams, podemos ir por algo. ¿McDonalds quizás?

-¿Esa cosa?- pregunté fingiendo asco.

-He entendidó eso, Kelsey.

-¿Que cosa?

-No te hagas la tonta inocente.- Pudé ver como sonreía.

-Fue sin querer.- Hice puchero aunque sabía que el no vería.

-Quita el puchero.- rió cortamente. Vale, quizás me conocía lo suficiente como para saberlo.- Voy a ignorar eso.- resopló.- ¿Un helado?

-Preferible para mi.- asentí.

-¿A que hora debes estar allá?

-Como en una hora más, así que es mejor que vengas rapido hasta acá.

-Estoy en menos de quince minutos ahí.

-Te espero.- me mordí el labio inferior.

-Voy por ti.

-Adiós.- suspiré.

-Adiós.

Alejé el teléfono de mi oido y lo tiré a la cama para levantarme de esta. Me eché crema en las piernas disfrutando de lo suave que habían quedado luego de depilarlas. Para mala suerte, estaba haciendo el frio suficiente como para no llevar pantalones cortos, así que no podría presumirlas. Me pusé los tipicos pantalones negros y una polera manga larga algo holgada. Me sequé un poco el pelo con la toalla y me puse las zapatillas. No me preocupe en maquillarme ya que en cuanto llegara al estudio ellos lo harían como se les diera la gana. Fui al baño a cepillarme los dientes y luego volví a la pieza por un poleron con cierre y me teléfono justo en el momento en que la puerta fue tocada.

Pegué pequeños saltitos hasta llegar a esta y abrirla, encontrandome con sus brillantes ojos celeste y el oyuelo que se formaba en su mejilla derecha. Sonreí inevitablemente y, luego de tomar las llaves, cerré la puerta detrás mio para juntar mis labios con los suyos.

-¿No crees que esta algo helado como para que tu pelo este mojado?- preguntó entrelazando sus dedos con los mios.

-No tenía tiempo para secarlo.- me encogí de hombros.

-Esperemos no agarres un resfriado.

-No lo creo.

Caminamos hasta la estación de autobuses y esperamos hasta que pasó el que nos servía a nosotros.

No sabía nada de mi madre hace ya casi un mes y realmente estaba empezando a preocuparme mucho. Ella siempre me contestaba el teléfono cuando la llamaba por mas ocupada que estuviera, y cuando no lo hacia me llamaba ella luego. Pero ahora, cada vez que marcaba su número, sonaban maximo cuatro pitidos y luego simplemente se cortaba. Estaba entrandome el miedo de que le pudiera haber sucedido algo, porque nadie desaparece así como así por tanto tiempo y mucho menos sin contestar siquiera una llamada. Podrían haberla secuetrado, o el caballero con el que, según ella, estaba podría haberle hecho algo. Había intentado mantener la mente en calma, pero enserio necesitaba que al menos me dijera un "Hola" por teléfono.

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