III. Aniversario pt1

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—¿Henry? —August habló luego de unos minutos en silencio.

El menor estaba por responder pero el sonido de su celular lo interrumpió.

—Mamá, ¿Qué pasa? —Henry respondió.

—Hijo, Emma está por ir a comprar donas ¿Quieres merendar con nosotras? A la noche tenemos la cena en Granny's.

—Sí, lo sé. En un rato estoy ahí ¿Vale? —Henry contestó a su madre.

—Vale, te esperamos. Te quiero hijo.

—Yo a ti mamá. —Y luego de sonreír, madre e hijo cortaron la llamada.

—¿Sabes Henry? Sé que este mundo no es real, por lo que me has contado. Pero, hasta que todo vuelva a la normalidad, disfruta del cariño de tus mamás y de su relación. Puede ser que no sea real ahora, pero es la relación más pura que conocí en mi vida y por algo es. —August le sonrió al joven Mills y se levantó del asiento en el que se encontraba para luego comenzar a marcharse—. Te veo en la noche, Henry.

.

—¡Mamás! Llegué. —Henry abrió la puerta de su casa y allí se encontró con una escena muy tierna:

Regina y Emma estaban abrazadas mientras bailaban una silenciosa canción.

—Henry, amor. —Regina miró a su hijo y se separó de Emma, luego de dejarle un suave beso en la nariz—. ¿Cómo te fue con tu abuelo?

Henry pensó en las palabras de August. Aquél dulce gesto de Regina para con Emma no estaba en ningún renglón del libro. ¿Eso quería decir que aquél gesto de Regina era genuino?

—¿Chico? —Emma habló al no obtener respuesta del menor.

—¿Qué? Sí. Nos fue bien. Ayudamos a encontrar a Toto. —Sus madres le dedicaron una sonrisa.

—Eres todo un héroe. —Regina le guiñó un ojo—. Ven, hicimos chocolatada para los tres.

—Pero no agarres la taza negra que tiene ron. —Emma advirtió. Regina la miró con el ceño fruncido—. ¿Qué? Tú eres la que le agrega alcohol a mi deliciosa chocolatada—. La pelinegra arqueó sus cejas, provocando un sonrojo en la otra mujer.

—¡Compraron mis donas favoritas! —Henry dijo llegando a la mesa, sin darse cuenta del coqueteo entre sus madres.

—Claro que lo hicimos. —Regina se mostró ofendida, con tono divertido, ante la sorpresa del muchacho.

—Compramos tus favoritas y también las de Gina. ¡Ahora! Las favoritas de La Salvadora no ¿No? ¡Que La Salvadora se las arregle! —Emma cruzó sus brazos.

—Mi amor, tú dijiste que comerías lo que yo eligiera. Y para que sepas, sí elegí tus favoritas. —Regina mostró la palma de su mano mirando hacia arriba y un segundo después, una dona apareció allí—. ¿Ves?

—Por eso te amo. —Emma dijo para luego besar los labios de la pelinegra. Henry miró la escena algo incómodo; No por la situación en sí, sino porque todo le parecía extraño aún.

Este momento entre Emma y Regina tampoco estaba en el libro. ¿Eso significaba que ellas querían estar así... juntas?

Regina dejó un último beso en los labios de Emma y bebió de su chocolatada. Cerró sus ojos disfrutando de la bebida caliente.

—Extrañaba esto.

—¿Tomar chocolatada? —Curioseó Emma.

—En parte. —Regina miró a su novia e hijo y les dedicó una sonrisa—. Es la primera vez que nos podemos detener y disfrutar. ¿No creen?

El Sueño de Henry - SwanQueenWhere stories live. Discover now