Y vivieron felices...

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—Gracias por salvarme. —Susurró la sheriff.

—Podría decir lo mismo, Swan. —Emma sonrió asintiendo.

La realidad era que, Emma y Regina, se habían salvado mutuamente más de una vez.

—¿Quién lo hubiera dicho? —Preguntó Snow, mirando a su hija y nuera enternecida.

—Hemos transitado mucho, cariño. —Respondió David dejándole un beso en la cabeza a su amada.

Gold y Belle se miraron, ésta última sonrió. Para ellos, era hora de emprender un viaje; Un viaje donde buscarían desterrar la inmortalidad de El Oscuro para poder envejecer junto a su amada.

—¿Por qué no vamos a comer a Granny's? —Propuso Snow después de unos segundos en silencio.

—¿Por qué siempre vamos de Granny's después de ganar? —Cuestionó Regina rodando los ojos.

—Llámalo tradición, Regina. —Contestó Snow sonriente. La ex reina volvió a rodar los ojos, pero esta vez, con diversión.


Había pasado un mes desde que Regina había salvado a Emma de su mente.

Merlin, al día siguiente, abandonó Storybrooke objetando tener deberes por delante; El mago dejó en claro que, cualquier cosa, él estaría allí para ayudar.

Atenea, por su parte, se quedó en el pueblo algunos días más; La Diosa se puso al día con su ex amante, Regina, quedando como buenas amigas.

Durante esos días, Emma recibió un mensaje de Hook. El hombre, tras saber que Regina era el amor verdadero de la rubia, tomó su Jolly Roger y navegó por los mares; El pirata les deseó felicidad a ambas.

—Mamá te va a matar. —Acotó Henry negando divertido.

—¡Cállate! —Susurró Emma—. Dios, me va a matar.

—¿Qué pasa aquí? —Regina se adentró en la cocina, con mirada sospechosa.

—¡AH! ¡REGINA! —Emma gritó soltando la espátula que tenía en sus manos.

Regina y Henry se miraron divertidos, la mujer puso su mejor cara seria y fijó sus ojos en Emma.

—¿Qué estás haciendo, Emma?

—¡Juro que lo intenté! —Exclamó la rubia moviéndose a un lado, dejando ver la sartén que se encontraba apoyada en la hornilla—. ¡Pero estos pancakes no se hacen!

—¿No se hacen o tú no tienes idea de cómo hacerlos? —Preguntó Regina antes de rodar los ojos.

La ex reina se acercó a la hornilla y vio como, lo que se suponía que era un pancake, se encontraba pegado a la sartén.

—Te ha quemado la sartén, eso no saldrá. —Acotó Henry.

—Gracias, chico. —Emma murmuró molesta.

—Tendrás que compensarlo, Swan. —Regina arqueó sus cejas 

—Oh, oh. No quiero escuchar esto. —Henry se tapó los oídos—. Iré de Granny's a desayunar. 

—¡Vale! ¡Déjame a mí con ella! —Exclamó la sheriff.

—Tú fuiste la que destruyó el sartén, no yo. —Henry se encogió los hombros divertido y se alejó de ahí.

—Swan...

—Lo siento, de verdad. Solo quería prepararte el desayuno y- —La rubia fue interrumpida por un beso de la otra.

—¿Puedes callarte, Swan? —Regina la tomó de la cintura y la pegó contra ella.

—¿No te enojaste?

El Sueño de Henry - SwanQueenWhere stories live. Discover now