Sam & Seth

#1

Seth y Sam tenían dos tipos de amigos, los que decían "¿Qué... aún están juntos?", y los que decían "Este par no va a romper nunca". En general, todos estaban asombrados de que un amor de colegio dure tanto, pero sabían en el fondo de sus mentes que más asombrados estarían de que terminaran, ya que tantos años los habían acostumbrado a verlos siempre al uno con el otro.

Sam estaba en el sofá leyendo Harry Potter cuando su madre entró, se le quedó un rato mirando y suspiró profundamente.

"Ma, me asustas cuando me miras así" – le dijo Sam levantando la vista por encima del libro.

"Lo sé, solo es que... te he visto en esa misma posición, en ese mismo sillón, con ese mismo libro desde que te lo compre. Y pensar que te casas..." – le dijo con la voz temblorosa.

"No, mamá, por favor... no es como si hubiera salido tributo de los juegos del hambre" – dijo Sam sonriéndole.

Tocaron el timbre.

"Yo abro" – dijo la madre de Sam y después de acariciarle el cabello, salió.

Seth entró por la puerta de la sala pero Sam no lo notó porque estaba demasiado concentrada en su historia.

"Debe estar muy interesante" – le dijo Seth en el oído, haciéndola soltar el libro. El empezó a reírse.

"Hey" – dijo Sam riendo, se sentó y le hizo un espacio en el sillón.

Seth se sentó y la abrazo por la espalda, hundiendo la cara en el cabello de ella.

"¿Qué tal el trabajo?" – preguntó Sam.

"Aburrido y cansado, pero sigue leyendo, yo quiero descansar un rato"

Sam retomó su lectura. Era el último libro, ya lo había leído muchas veces pero le entro curiosidad por releer la boda de Bill y Fleur. El teléfono de Sam sonó.

"Alo. Si. ¿Pasa algo? Sí, pero-. Si. ¿No hay otro en ese edificio? Oh. ¿Y qué hay de los demás? Tendría que conversarlo con mi novio. No se preocupe. Gracias por llamar, adiós."

"¿El conserje?" – dijo Seth con los ojos cerrados.

"Sip. Malas noticias"

"¿El apartamento?"

"Si, por una razón que no entendí muy bien tuvieron que cancelar los contratos con todos los apartamentos de los primeros pisos del edificio que queríamos. Algo que tenía que ver con las cañerías."

"¿Y los demás pisos?"

"Ocupados"

"¿Y otros edificios? – preguntó Seth, su tono tensandose peligrosamente.

"Más caros, pero dijo que lo podemos conversar"

Seth dejó caer su cabeza en el sillón y Sam abrió su libro donde lo había dejado.

"¿Y ahora qué?" – dijo Seth después de un minuto, sonando extrañamente frustrado y peligroso.

"¿De qué, bebé?" – dijo Sam dejando el libro sorprendida.

Entonces Seth le levanto las dos cejas, juntándolas en el medio, y con un resoplido giro su cara hacia otro lado.

"¿Acabas de-"

"Si, Sam, Si" – dijo Seth volteando a mirarla, su tono más bajo de lo normal – "resulta que nuestra boda es en menos de tres semanas y no tenemos donde vivir después de eso, así que sí, Sam. Te levanté las cejas. Wow"

"Es mi culpa que se malogren las cañerías del edificio, ¿eso estas diciendo?" – dijo Sam levantando un poco la voz.

"Obvio no-"

"¿Es que no confías en nada? No es el último departamento de la ciudad, ¡encontraremos otro y ya!" – no gritaba pero hablaba de esa forma tan peculiar de ella, esa que sabes que puede pasar a histeria en cualquier momento.

"Faltan 18 días, sabes. Encontrar apartamentos no es fácil, y es más difícil aún si todo lo que haces por solucionar el problema es leer Harry Potter"

Entonces, para Sam, se tornó personal. Ambos se miraron de cada lado del sillón asimilando la situación. Estaban dejando que la discusión se salga de control y eso no era común en ellos, pero el estrés de ambos les estaba haciendo una mala jugada.

"Si te molesta que lea, lo hubieras dicho hace cuatro años"

"No, tú sabes muy bien que el problema no es que leas. El problema es que lees en los momentos más inoportunos. Por favor entiende que hay momentos en los que uno debe dejar el libro"

"No lo haré. Y ciertamente no debería nunca" – dijo Sam sonriendo un poco.

Seth se levantó del sillón de repente y en menos de dos segundos ya estaba en la puerta.

"Búscame cuando te sientas capaz de discutir seriamente" – dijo completamente tranquilo y salió.

"Seth" – llamó Sam, pero él ya se había ido.