#13

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"Me da un poco de nostalgia esto" – dijo Sam cuando llegaron a la puerta del colegio.

"Sí" – dijo Seth limpiando lágrimas inexistentes de sus ojos – "tantas buenas memorias... mira"

Seth señaló a una de las ventanas de la escuela. Ella rió con ganas. La ventana estaba rota y se notaba que había sido un balón.

"¡No puedo creer que no la hayan arreglado aún! supongo que esperan que alguien confiese y la pague."

"Tal vez confiese hoy" – dijo él sonriendo – "solo espero que no manden a llamar a mis padres"

Tessa y los demás se les unieron en la puerta y juntos entraron. Era el día del Logro, y para quien no lo sabe, es el día en que todos los alumnos exponen en el patio sus trabajos en todas las áreas. Había mucho ruido, y Sam pensó que al menos eso no había cambiado.

"Vamos al stand de Comunicación, quiero ver si algunos de mis trabajos aún están" – le dijo Sam a Dulce en el oído.

"Vamos, pero no podemos demorar porque en unos quince minutos tu hermana va a exponer"

Todo estaba como Sam lo recordaba, papelotes con poemas en las paredes de las carpas y folders con ensayos en las mesas.

"¡Lo encontré!" – Dulce sostenía un folder rojo sonriendo.

En la portada tenía el nombre de Sam, a un costado la etiqueta "ex alumna de la I.E"

"Buenos días, señorita Brown" – dijo una voz armoniosa.

"¡Profesora!" – exclamó Sam girándose y lanzándose a los brazos de la mujer.

Era una mujer mayor, en sus cuarenta y tantos, alta, cabello negro y lentes grandes. Maestra de Comunicación de cuarto y quinto año. Ella y Sam era muy buenas amigas, desde el primer día que se conocieron en el salón supieron que no había mejor profesora o mejor alumna. El hambre por el conocimiento es lo que más sorprendió a la maestra, y luego, cuando descubrió que Sam era además de brillante muy carismática, no pudo más que quererla casi como a una hija.

"¿Has visto tu poema?" – dijo la profesora señalando a una de las paredes de la carpa.

"Oh, no" – dijo Sam riendo – "es demasiado crudo, no sé cómo pude escribir eso"

"Crudo tal vez, pero extremadamente divertido, solo mira cómo se doblan de risa"

Sam vio a un grupo de alumnos que parecían de tercero leyendo su poema y riendo.

"Aunque me encantaría conversar no puedo quedarme" – dijo la profesora levantando folders en sus brazos – "debo ver que los de cuarto no hagan ningún desastre. Ven a visitarme, querida. No he sabido mucho de ti"

"Iré en las vacaciones de fin de trimestre"

La profesora de despidió y salió apresurada. Sam la vio irse y luego tomó su folder. Pasando las hojas encontró su poema "Por muchos años" y recordó que lo escribió pensando en Seth, aunque en ese momento no estaba segura de que efectivamente tenían años por delante.

"Compraré algodón de azúcar y vuelvo" – dijo Dulce

Sam asintió y siguió leyendo:

Entonces juntos encontraron

Escudo contra los daños,

La paz que siempre buscaron

Y compañía por muchos años.

"¡BOO!"

Sam gritó y soltó el folder, que cayó en la mesa. Seth la había asustado otra vez, cuatros años exactos y aún no se acostumbraba.

"¡Mr. Bennet!" – exclamó girándose y tomando a Seth de la camiseta – "¿Acaso no tiene ni un poco de compasión por mis pobres nervios?

Ambos empezaron a reírse y tardaron en recuperar el aliento. Sam estaba recitando las líneas de su película favorita, y Seth, de tanto escucharla, ya se sabía el guión.

"La verdad, hoy me siento más Mr. Darcy" – dijo Seth con una sonrisa coqueta.

El tomo unos pasos hacia atrás y se acercó a ella corriendo agotado.

"Señorita Elizabeth" – dijo sonriendo divertido – "ya no lo soporto más. He luchado contra el sentido común, su inferioridad social, mi familia, bla bla bla... pero soy incapaz de contener mis sentimientos y estoy dispuesto a dejarlos a un lado y pedirle que ponga fin a esta agonía."

Sam sonrió divertida y decidió jugar su papel lo mejor posible.

"No comprendo, Mr. Darcy"

"Permítame que le diga que la admiro y la amo, apasionadamente" – Seth llevó su mano dramáticamente hasta su corazón – "Por favor, le ruego que acepte mi mano."

"Señor, yo... lamento mucho hacerle sufrir-"

"No estoy bromeando, Sam" – dijo él sacando una caja gris de su bolsillo y poniéndose lentamente en una rodilla.

Sam llevó sus manos a su boca y su corazón empezó a latir a mil. Seth sonreía tranquilo mientras los ojos de ella se humedecieron.

"Cásate conmigo, bebé"

Sam se encontró de frente con esa pregunta tan sorpresiva, y a la vez tan familiar. Cierta parte de ella sabía que terminaría en esto. En milésimas de segundo pasaron por su cabeza escenas de los últimos cuatro años. Seth tomándola en sus brazos después de un mal día. Seth y ella teniendo un ataque de risa, de esos en que se miran y empiezan a reírse otra vez. Seth molesto con ella, su voz profunda y su mirada seria. Seth perdonándola y diciéndole que ya pasó. Seth en falta, mirando al suelo. Seth conociéndola por dentro y por fuera, amando hasta sus defectos y aceptando sus errores, pero sobre todo, respetándola siempre. Tenía que ser él, si no, ¿quién sería? Sam no conocía nada más, pero tampoco necesitaba hacerlo.

"Ok" – dijo Sam, lágrimas deslizándose hasta su sonrisa – "Es decir si, obvio si"

Hubo un estallido de gritos y Sam de dio cuenta que un poco más allá estaban amigos, ex compañeros y ex profesores, aplaudiendo y algunos abrazándose de la felicidad. Apenas el anillo estuvo en su dedo, los labios de él llegaron a los de ella y con sus brazos la levantó del suelo. 

Sam & SethWhere stories live. Discover now