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Sam salió de su casa sin una dirección exacta, solo sabía que quería encontrar esa razón. La razón por la cual había aceptado cuando un chico de 15 años delgado, algo descoordinado y con una sonrisa hermosa le había pedido que sea su enamorada. La razón por la cual siguieron juntos el primer año, sobreviviendo a las discusiones inmaduras y los malos amigos. La razón por la cual afrontaron la situación cuando salieron del colegio, y se encontraron con que seguir juntos en la vida real era mucho más difícil, pero aun así...nunca se rindieron. La razón por la cual aceptó cuando Seth le soltó la pregunta.

Empezó a gotear, menos mal estaba usando botas largas. Buscó y buscó. No estaba en su cuadra así que caminó hasta el parque, allí encontró muchas buenas memorias pero tampoco estaba ahí. Entonces pensó en el lugar que nunca fallaba en hacerla sentir mejor. La biblioteca. Quedaba a lado del parque así que no tardó en llegar. Decidió entrar por la puerta del costado que nadie usa, o sea, ninguna posibilidad de encontrarse con nadie. Para llegar a la puerta había que pasar por un callejón que de un lado tenía plantas, era angosto y largo. Ese callejón sí que guardaba memorias. Sentado en el suelo, con la espalda contra la pared y un cigarrillo en la mano estaba Seth.

"Este es mi lugar para hacer drama, búscate el tuyo" – le dijo Seth sonriéndole.

"¿Estas fumando? dijimos que-"

"Mira" – dijo levantando el cigarrillo – "no está encendido, estaba esperándote"

Sam se paró delante de él y él miró hacia arriba.

"¿Entonces sabías que vendría? – dijo ella sonriendo sarcásticamente.

"Siempre lo sé. Eres tan predecible"

"No... en serio" – dijo ella riendo y dándole un pequeño empujón para que le haga un espacio.

"Bueno, si no venías simplemente lo guardaba y lo estrenábamos en otra oportunidad"

Entonces ella recostó su cabeza en su hombro. Seth sacó un encendedor y encendió el cigarrillo.

"¿De dónde lo sacaste?"

"Lo compré junto con el cigarrillo"

"¿Quién debería hacerlo primero?" – preguntó Sam buscando sus ojos.

"El mayor" – le dijo él con una sonrisa coqueta.

"¿Edad mental o cronológica?" – dijo Sam sin poder resistirse.

"Ja – ja. Chistosa"

Seth se metió el cigarrillo a la boca y luego se lo pasó a Sam, así estuvieron por un rato en silencio.

"¿Nos vamos a volver adictos?" – preguntó Sam en un tono infantil cuando hubieron terminado.

"No, claro que no. Nosotros tenemos-"

"Limites"

"Exacto. Además no le hallo la gracia"

"Yo menos."

Seth entonces se giró hacia ella y tomándole del cabello le beso en la frente. Luego bajó hasta sus labios.

"Hueles a cigarro" – dijo Sam cuando se separaron.

"Tú también, genio" – le dijo él apoyando su frente en la de ella.

Sam cerró los ojos y encontró lo que había estado buscando. La razón.

"Lo siento" – murmuró.

"No. Yo lo siento. Tienes razón, hay muchos departamentos"

Se abrazaron fuerte y sin decir más la discusión quedó atrás. Así exactamente habían sobrevivido los últimos cuatro años. 

Sam & SethWhere stories live. Discover now