🌻 Capítulo 15

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La luz termina por volver teniendo al principio unos instantes de intermitencia. Trago saliva y pego la vista en Dani, quien se encuentra pegado a una de las paredes, como si la cabina fuese a caerse en cualquier momento sin previo aviso. Tras unos segundos en los que a ninguno de los dos nos da por reaccionar, mi vecino se mueve y no tarda en presionar todos y cada uno de los botones del panel con la esperanza de que la cabina comience a funcionar de nuevo, pero nada de eso sucede y él parece ponerse cada vez más nervioso.

—La campana. El botón de la campana —intervengo señalándolo.

El muchacho me hace caso y lo presiona repetidas veces, haciéndola sonar. Sin embargo, al rato opta por dejar de insistir y suelta un sonoro suspiro que no hace otra cosa que mostrarme lo angustiado que se encuentra en estos momentos. Noto como el pecho le sube y le baja muy rápido, debido a su agitada respiración. Sigo sin saber si esos ataques que le dan tan de repente es porque tiene claustrofobia o por mi mera presencia. Aunque aún no logro comprender por qué usa el ascensor en el caso de que tenga miedo a los espacios cerrados.

—¿Te ocurre algo? ¿Puedo hacer algo para ayudarte? —indago, preocupada.

Él no tarda en extender el brazo y mostrarme la palma de su mano, como forma de hacerme callar. Obedezco y le dejo su espacio. Daniel apoya su espalda contra la pared y se deja caer hasta quedar sentado en el suelo, todo esto lo realiza sin abandonar la posición de su brazo. Cuando este traga saliva, noto que hace todo lo posible para clamar el aire que entra y sale de sus pulmones.

Como presiento que vamos a estar aquí encerrador por un buen rato, yo también me siento en el suelo. Saco mi dispositivo móvil para poder entretenerme hablando a Catalina o a Bruno o para poder avisar a Víctor de que no sé si llegaré a tiempo a nuestra cita, pero tan rápido como desbloqueo la pantalla, me percato de que no hay ni una sola raya de cobertura. Pues que bien me va el día, oye.

Guardo en su sitio el teléfono y observo al chico que tengo enfrente. Parece que ha logrado tranquilizarse. Él se quita de encima la mochila de su cámara fotográfica y, luego, la deja sobre sus piernas y la abraza con fuerza contra su cuerpo. Tiene la mirada perdida y evita tener contacto visual conmigo.

Respiro hondo y, aprovechando que le tengo aquí cerca y que no podrá escabullirse, decido disculparme ya de una vez por todas. Me armo de valor y carraspeo con la garganta para avisarle de que voy a empezar una conversación. Dani tensa su cuerpo en el acto.

—Quería disculparme por el mal comportamiento que tuve ayer contigo —confieso y él me mira de reojo—. No debí llamarte aquello. No sabía que eras mudo, solo pensaba que estabas siendo borde conmigo. Incluso llegué a pensar que eras sordomudo, pero lo descarté al comprobar que me podías escuchar.

Cada uno de los músculos de su cuerpo se relajan al instante, cosa que me alivia. También noto como su respiración se vuelve cada vez más fluida y como sus ojos se van quedando fijos en los míos por algo más de tiempo que las veces anteriores. El tono grisáceo de sus iris me encandila.

—Lo siento mucho, de verdad —agrego—. ¿Podemos empezar de nuevo?

El chico coge una bocanada de aire y la va expulsando de a poco. Acto seguido, abre la mochila y saca una pequeña libreta con un bolígrafo. Se toma unos segundos en buscar una página en blanco y en escribir algo en ella. No puedo evitar ponerme nerviosa al respecto, ya que sé que sea lo que sea que esté poniendo, va air dirigido a mí. Espero no haber metido mucho la pata y que sea capaz de perdonarme. Una vez que ha terminado de escribir, me muestra la hoja.

"Me llamo Daniel Armendáriz. Alias: el tío borde del ascensor o desaborido. Un placer."

Acto seguido me tiende la mano para que se la estreche. Parpadeo un par de veces y, con lentitud, se la tomo. Sus dedos se aferran a mi piel con suavidad y, en apenas unas pequeñas décimas de segundo, él deshace nuestro contacto físico. Mierda, escuchó todo lo que le dije.

Luna de mielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora