🌻 Capítulo 41

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Los segundos pasan, mi cabeza continúa dando vueltas y yo sigo metida en la cama desde esta mañana. No he pegado ojo en la noche, estaba inmersa en un pánico que lo único que ha logrado es hacerme temblar mediante espasmos hasta que he podido conciliar el sueño durante un par de horas. Para lo único que he salido de mi dormitorio ha sido para comer y darme una ducha, pero la mayor parte del tiempo me la he pasado bajo las sábanas, como si esa tela tan fina fuese a protegerme de algo en el caso de que Víctor irrumpiera en el interior de mi hogar.

La vibración de mi teléfono móvil sobre la mesita de noche, que tengo al lado del cabecero, me hace poner los ojos sobre la pantalla encendida; es otro mensaje de Daniel. Él ha estado hablándome durante todo el día y aún no he sido capaz de responderle. He vuelto a darme de morros contra la inseguridad y el miedo que todavía no quieren desalojar mi cabeza, no sé qué hacer. ¿Cuál es la decisión que ha tomado Víctor al respecto? ¿Venir a por mí? ¿Ir a por Dani? ¿El qué? ¿Quiere hacernos daño? ¿Qué puedo hacer yo para evitarlo? ¿Dejar de verme con el chico al que realmente quiero? ¿Joderme y mandarle a la mierda para que se aleje de mí? No quiero hacer nada de eso, le quiero a mi lado. Pero... joder...

El dispositivo vuelve a vibrar, sacándome de mi ensoñación y, con una leve tembladera en mi mano, la saco de entre las sábanas y cojo el móvil para ver los mensajes del muchacho. Tras ponerme boca arriba sobre el colchón, desbloqueo la pantalla y entro en su chat. Tengo mensajes suyos desde las diez de la mañana.

Daniel: ¡Buenos días, ratona! ¿Cómo estás? :3 (10:13) ✔✔

Daniel: Hey, acabo de acordarme de ti. Estaba fotografiando unas rosas que estaban en un balcón desde la calle y ha venido a mi memoria ese instante en el que te interpusiste entre el narciso que yo quería inmortalizar de tu terraza y mi cámara. Te pensaste que era un acosador, ¿verdad? ¡Admítalo, señorita! (16:40) ✔✔

Daniel: Edu me ha llamado hace un rato y me ha hecho una propuesta que me da bastante miedo. A Rodri le han contactado los dueños de un pequeño local para ver si podían hacer de teloneros de otro grupo y quieren que yo esté con ellos en el escenario, aunque sea solo con la guitarra. Puff... ¿Tú qué harías? (20:25) ✔✔

Daniel: Wen... ¿Estás bien? :c (20:26) ✔✔

Antes de que pueda apagar el dispositivo, otro mensaje aparece en el chat.

Daniel: Vamos, Wendy. Estoy muy rayado. ¿Va todo bien? (20:27) ✔✔

Al notar la primera lágrima deslizarse por una de mis mejillas, bloqueo el teléfono y lo dejo donde se encontraba antes. Me acurruco contra el colchón, me abrazo a las sábanas, a pesar de estar pasando algo de calor ya, y lloro en silencio mientras hago el esfuerzo de dejar de hacerlo. No obstante, me es bastante difícil porque mis ojos comienzan a escocer y da paso a lágrimas más gordas y abundantes.

El corazón me pega un brinco en el momento en el que escucho dos golpes secos de nudillos contra la madera de mi puerta. Trago saliva y me incorporo tan rápido como una bala al ser disparada, no muy segura de si debería acercarme para ver de quien se trata o quedarme en mi nido de protección. Al no notar insistencia por parte de la persona que requiere de mi presencia, arrugo el entrecejo y salgo de la cama con una lentitud aplastante.

Luego de respirar hondo, camino con los pies descalzos hacia la entrada, con cautela para no hacer ningún tipo de ruido y, cuando he cruzado el umbral de la puerta de mi habitación, puedo observar a lo lejos, tirado en el suelo, más papeles. La respiración se me corta y un mareo se hace presente en mi cabeza, obligándome a sostenerme de la pared para no precipitarme hacia el vacío.

Luna de mielWhere stories live. Discover now