CAPITULO 69

507 18 0
                                    

18 DE JUNIO 2021

Son las once y estoy ya vestida esperando a que Amaia se vista a toda prisa. Le he dicho que Mimi se ha resbalado por las escaleras de casa de Ana después de ducharse. Ella toda preocupada ha corrido a su habitación a vestirse, se ha caído de camino pero por suerte no le ha pasado nada. Por fin se ha vestido y todo y ahora voy conduciendo hacia el hospital. Alfred está allí ya esperando y se ha llevado a Luis, que ha averiguado nuestro plan y si no le dejábamos venir le iba a decir a Amaia nuestro plan. Estamos todos esperando en la sala de espera. Había mucha gente para ser sábado, habían unos llorando, otros con mala cara, otros parecen como ¿felices? no sé, es una expresión rara y otros parecen obligados a estar aquí sentados esperando algo o alguien. Me acuerdo de cuando era pequeña y venía aquí siempre que me pasaba algo. La espera se me hacía eterna, siempre pensaba que no iba a salir de allí nunca. Mi madre me decía siempre que buscara alguna forma de entretenerme, al principio no se me ocurría nada para entretenerme, así que me dedicaba a observar a las personas que habían allí. Pero de repente, mi cabeza hizo click. Volví a mirar a las personas de la sala, una a una, y me iba inventando pequeñas historias de por qué estaban aquí. De repente oigo gritos de alguien. Solo grita la palabra «no» muchas veces sin parar. Miro a mi alrededor buscando la persona procedente de esos gritos. No veo a nadie, pero eso es porque la persona que grita está aquí a mi lado. Giro mi cabeza bruscamente para encontrarme a Amaia negarse a ir.  Le cojo la cara con las manos y hago todo lo posible para convencerla. Miro al médico que nos está esperando. Acaba cediendo si solo la acompañaba yo, así que me levanté cogiéndole la mano a Amaia. Eché una mirada a los chicos y esbocé una pequeña sonrisa, como diciendo que todo iba a salir bien. Fuimos hasta la sala que nos llevó el médico. Había una chica cuando llegamos y después de varias preguntas por parte de la chica y respuestas por parte de Amaia, me confirma lo que llevaba tiempo pensando: está embarazada. Se le escapa un ligero grito de susto y empieza a llorar. No esperaba tener un hijo ahora, era lo último de sus planes. La entiendo. Tiene el riesgo de perder las prácticas que tanto le gustan. La chica nos deja un rato a solas con la excusa de que tiene que dejar unos papeles, y yo se lo agradezco. Logro calmar a Amaia a los cinco minutos. Está asustada por la reacción de Alfred. Tiene miedo de que al enterarse de la gran noticia, Alfred se vaya de su lado. Es normal que piense eso, yo también lo pensaría si fuera ella, en fin, todos los chicos se irían, pero Alfred no es de esos. ¿Luis se iría? ¿Se quedaría? ¿Por qué narices estoy pensando en Luis?
Llegamos a la sala de espera y Luis y Alfred se levantan corriendo nada mas vernos. Empiezo a caminar rápido hacia Luis y le cojo del codo para irnos. Amaia me hizo prometerle que me iría con Luis para hablar a solas con Alfred. Fuera está lloviendo y tenemos otro remedio que ir a nuestra casa andando porque hemos venido con el coche de Alfred. Después una hora andando en silencio absoluto por fin llegamos a nuestra calle. La verdad es que se me ha hecho último poco largo por la tensión que había entre los dos. Hemos pasado de querernos tanto a no hablar casi nada y me entristece un poco y no puedo evitar pensar en años anteriores.
«Estaba tan enamorada de ti».
Pasamos por su casa porque está primero pero no se desvía.
Aitana: a dónde vas?
Luis: ehh pensaba acompañarte a tu casa pero si no quieres pues, ehh, no sé, me puedo ir ya a la mía
Aitana: ah bueno pues si quieres puedes acompañarme pero enserio lo quieres hacer? No es por nada pero es que luego te vas a mojar más y no quiero que te constipes
Le lanzo una pequeña sonrisa para tranquilizarlo un poco de lo nervioso que está y veo que él también sonríe. Seguimos andando hasta que llegamos a mi casa. Yo me paro en frente de mi puerta y él a escasos metros de mí.
Luis: bueno
Aitana: bueno
Luis: se te ha despeinado el flequillo
Aitana: qué? enserio?!
Luis: es broma
Aitana: joder Luis pues muy gracioso
Luis: me lo dicen mucho
Aitana: pero no te lo creas eh
Luis: solo me lo creo si me lo dicen chicas guapas como tú
Abre los ojos comp platos y agacha la cabeza mientras mira al suelo y entonces añade:
Luis: perdón
Aitana: oye, esto... quieres algo? de beber digo, o de lo que sea, creo que también tengo de picotear. Me has acompañado aquí y me sabe mal. Y mis padres, los que tanto te adoran, me castigarían si no te ofrezco algo
(Para que quede claro: los dos van a estar algunos días en casa de sus padres así porque sí)
Luis: están tus padres?
Aitana: ahora no, vendrán para comer. Por?
Luis: porque quería saludarlos, hace mucho que no les veo
Aitana: pues si quieres puedes venir a comer con nosotros. Les gustaría un montón y así me haces algo de compañía y se centran en ti y me dejan en paz con tantas preguntas
Luis: vale vale iré
Aitana: seguro? Yo te aviso que va a parecer un interrogatorio de la policía
Luis: segurísimo
Aitana: bien. Bueno pues nos vemos luego
Luis: sí
Abro la puerta y justo cuando voy a entrar oigo como susurra muy bajito las palabras «te quiero», tan bajito que no sé si lo he oído bien.
Aitana: qué has dicho?
Luis: nos vemos luego, Aitana
Aitana. Me encanta como suena en sus labios.
«Estoy tan enamorada de ti».

SOLO TÚ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora