xExtrax

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—¿Crees que debería hacerlo ahora?—Preguntó el castaño, con una cuchilla en la mano.

—Claro, solo...—Hizo señas, sumilando tener la cuchilla entre sus manos.—Clávala.

—Está bien—Empuñó correctamente el cuchillo y lo puso en la posición que debía estar, para luego cortar la porción del pastel que deseaba. Soltó un pequeño grito al hacerlo, le causaba bastante emoción.

Frank se encontraba cortando el primer pastel hecho completamente por sus propias manos, aunque recibió indicaciones del pelinegro. Era bastante bonito y se notaba que tenía mucho empeño por parte del castaño.

—Perfecto, amor, seguramente es el mejor de todo el mundo—El menor cortó una porción para Gerard y se sentaron a degustarlo, estaba exquisito.

Al día siguiente era Navidad, y aunque no fuera demasiado tradicional de esa festividad, Frank decidió hacer un pastel de chocolate inmeso. Pero la noche anterior no se resistió, y después de insistir, hasta casi llegar a llorar, al mayor, él estuvo de acuerdo en cortarlo. Apesar de que se vería extraño en la mesa un pastel sin dos porciones.

—Es genial, y nadie va a notarlo.

—Eso es lo que decis siempre antes de hacer algo que claramente va a notar todo el mundo—Remarcó la palabra "todo", haciendole saber que sí iban a verlo.

—Valió la pena—Fue lo único que se le ocurrió para defenderse.—¿Y si lo dejamos para comerlo nosotros?.

—¡Frank!, este pastel es para Navidad y punto final—Guardó el postre en el refrigerador.—Y si escucho tus pasitos caminando en el pasillo por la noche...—Mencionó eso porque siempre cada vez que se despertaba en la madrugada era debido a Frank yendo a buscar algo para comer. Y luego llenaba la cama de migajas o hacía demasiado ruido.—Voy a atarte a la cama.

—Eso no suena tan mal—El mayor lo observó blanqueando sus ojos, para luego continuar comiendo.

Apenas terminaron su porción, Frank se encaminó hasta la silla del mayor para sentarse en su regazo, como siempre solía hacerlo. Le dejó un beso en los labios y luego se acomodó en su pecho, encajaba perfectamente allí.

—Extraño a Sweet Pea—Mencionó el menor, había estado hamacando sus pies, pero al decir eso cesó de hacerlo. Por el tono de su voz, Gerard ya sabía que iba a llorar.

El reciente fallecimiento de Sweet Pea lo había deprimido demasiado, y el pelinegro había hecho absolutamente todo para animarlo, hasta lograrlo, con la idea de cocinar un pastel.

—Lo sé cariño, yo también, pero a ella no le gustaría verte triste—Habló con una voz comprensiva, intentando ser cuidadoso. Limpió las lágrimas del contrario con su mano, besó su frente y lo acunó mientras lo abrazaba.—¿Te gustaría comer más pastel?—Ofreció, con la intención de levantarle el ánimo, no le importaba la prolijidad si su pareja se encontraba triste.

Frank asintió avergonzado, no podía evitar ser fanático de la comida dulce, y se encontraba un poco triste así que deseaba ser mimado por el mayor.

Gerard se puso de pie junto al castaño, para llevarlo hasta la habitación y recostarlo en la cama, luego de darle muchos besos y caricias. Al menor le encantaba la atención recibida, nunca hubiera imaginado que amaría tener el novio más meloso del universo.

Al terminar la demostración de cariño, el pelinegro se dirigió a la cocina y cortó una gran porción del postre, para llevarselo al menor, quien lo recibió gustoso y lo comió mientras estaba acostado. Gerard estaba a su lado, abrazándolo por la cintura.

—Gracias—Musitó el castaño, se sentía muy bien tener a alguien que lo ayudara a superar el dolor, porque realmente se sentió deprimido cuando Gerard le contó la noticia. Sweet Pea ya estaba viviendo en el departamento del pelinegro, al igual que Frank, y una noche simplemente su corazón dejó de latir. Fue extremadamente difícil decírselo al castaño.

Little. [Frerard]Where stories live. Discover now