CAP 5-En territorio enemigo

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PUNTO DE VISTA DE

Cuando llegué a la casa de de los Hans después de las clases de la universidad, me encontré a la señora Hans con la bebe en brazos, caminando por toda la casa asegurandose de que todo estuviese arreglado

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Cuando llegué a la casa de de los Hans después de las clases de la universidad, me encontré a la señora Hans con la bebe en brazos, caminando por toda la casa asegurandose de que todo estuviese arreglado. Definitivamente tenía alguna especie de adicción por lo perfecto.

Al verme se dirigió hacia mí con una sonrisa apurada, y después de mil cumplidos y mil agradecimientos por cuidar a la pequeña Isabella, se marchó con el señor Hans y una sonrisa tranquila.

Isabella me miraba con curiosidad mientras intentaba tocar mi cabello, lo que me hacia reír. Subimos entonces a su habitación, sin duda demasiado exagerada para una bebe de tan solo un año. Todo estaba decorado de rosado pastel y la cantidad de juguetes y muñecos era impresionante. Pasar tiempo con ella me alegraba, era muy sonriente y tranquila.

En cambio, no podía dejar de pensar en Elizabeth y en lo que sabía sobre ella. Todo lo que había ocurrido con Aris, lo que habíamos vivido, todo me había marcado y dudaba poder eliminar aquellos recuerdos, pero estaba dispuesta a intentarlo y eso era todo lo que importaba. Me preguntaba muy seguido que había pasado luego, ¿Había Aris enfrentado a su madre? ¿Qué había ocurrido realmente con Elizabeth? Ardía por conocer aquella verdad, pero yo ya no pertenecía a la vida de Aris y no estaba segura de si estaba bien con ello.

Isabella no tardó en quedarse dormida en mis brazos así que la dejé en su cuna altamente segura. Parecía un ángel.

Instalé la cámara y el comunicador para luego salir de la habitación y bajar a la cocina, moría de hambre. La señora Hans había tenido la amabilidad de dejar la cena lista, por lo que solo me serví y me senté en la barra.

Le escribí a un par de mis nuevos amigos de la universidad y empecé a leer unos artículos sobre psicología en mi teléfono. Quedé tan absorbida por mi lectura que no me di cuenta cuando la puerta de la cocina se abrió dejando aparecer a Aris.

-¿Zarah?- preguntó confundido al verme. Yo me sobresalte igual de confundida y deseé que la tierra se abriese bajo mis pies. ¿Porqué es que tenía qué tener tan mala suerte? Es qué no se había ido con sus padres?

Estaba sin camiseta y su cabello negro estaba pegado a du frente, lo que me indicaba que acababa de salir de la ducha. Intenté tartamudear algo que decir, pero mi mirada se había quedado descaradamente fija en su abdomen trabajado. Maldición, es que no podía estar más bueno?

-¿Quieres una foto?- preguntó divertido esperando mi respuesta.

Sacudí mi cabeza buscando algo de concentración y fruncí el ceño por su comentario. No recordaba a Aris tan atrevido. 

-Vine a cuidar a Isabella- respondí tratando de sonar lo más segura posible.

Era la primera vez en meses que cruzaba palabra con él, y debía admitir que me sentía completamente perdida.

Aris asintió con el ceño fruncido.

-¿Dónde está?-

-Dormida.- respondí poniéndome de pie para irme. Me sentía incómoda estando en su presencia. Me desestabilizaba y eso no me gustaba en lo más mínimo.

-Espera-me dijo antes de que cruzara la puerta. Me detuve al instante, demasiado intrigada por lo que podría decirme.

-¿Porqué aceptaste?- preguntó sirviendose agua mientas me daba la espalda.

-¿Aceptar qué?-

-¿Porqué aceptaste cuidar a Isabella?-

Su pregunta me parecía extraña y sin sentido.

-Porque quise- respondí sencillamente.

Aris me miró unos segundos penetrando mis ojos con su profunda mirada, y cuando di un paso para alejarme, se interpuso entre la puerta y mi cueropo, rodeando mi cintura con sus brazos desnudos.

-Qué estás...-

-¿Porqué no admites que solo aceptaste cuidar de Isabella para poder verme?- susurró acercando su rostro al mío de manera provocadora. Su voz estaba más ronca de lo que recordaba, haciéndolo más imponente.

Me costó unos segundo asimilar su descaro, demasiado perdida por su perfume y su proximidad, pero desperté rápidamente de mi ensoñación.

¿Cómo diablos se atrevía?
¿Desde cuando Aris se creía el centro del mundo?

Lo miré unos segundos a los ojos intentando buscar al Aris que yo conocía. Al Aris frío pero delicado. Al Aris qué se preocupaba por los demás. Al Aris que le costaba mostrar sus sentimientos, pero que siempre cuidaba de los que quería. 

Pero no encontré nada de eso. 

Me alejé bruscamente sintiendo como tenía frente a mí a un completo desconocido y no pude evitar mostrar mi decepción.

-No te me acerques- le advertí mostrándole mi disgusto y dejándolo allí sorprendido por mi rechazo. Si él no era el mismo Aris, yo no era la misma Zarah. 

Habíamos cambiado, éramos simplemente desconocidos.

Subí a la habitación de Isabella y cerré la puerta detrás de mí para recostarme de ella sintiéndome muy confundida.

¿Quién serás ahora, Aris Baner?


¡Hello!

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DD


No me olvides #OLVIDADOS#3 (COMPLETA)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz