Amanda Hills.
Hermosa. Inteligente. Adinerada.
Simplemente perfecta. O al menos eso pensaban todos.
Después de finalmente aceptar que Aris Baner no era el chico para ella, Amanda se esfuerza por mantener las apariencias y seguir con su perfecta v...
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Otro día, otra ida a las malditas clases de medicina.
Y es qué simplemente no estaba hecho para mí. Las clases parecían estar en chino y me daban ganas de dormir cada vez que escuchaba a la maestra de biología hablar de patologías y bacterias. Lo odiaba. Definitivamente lo odiaba.
Pero nadie más lo sabía y tenía que guardarme mi sufrimiento. No tenía opción.
Cuando al fin la tortura acabó, me vino una sonrisa al rostro recordando que hoy se reuniría el club de arte. Era aquello lo único que disfrutaba y me alegraba poder consolar mi mente entre los colores vibrantes de mis pinturas.
Entré a la sala de reunión donde Hannah y otros estudiantes charlaban alegremente esperando el inicio de la actividad. Me uní a ellos naturalmente, no sin antes darme cuenta de que Hannah había borrado su sonrisa al verme aparecer. Pero volvió a su personalidad amable cuando un chico entró a la sala. Era muy alto y tenía un rostro juvenil que me dejaba adivinar que era más joven que todos los presentes. Tal vez unos 17 años. Lo había visto antes por los pasillos, era una especie de genio científico que todos alagaban, y al parecer, Hannah no era la excepción.
Esto sería divertido.
Con el puro placer de molestarla, esperé a que el chico se sentara para poder sentarme a su lado mientras que Hannah se quedaba parada delante del pizarrón.
-Soy Amanda.- me presenté con mi más bonita sonrisa, sintiendo como Hannah nos miraba con peligro.
-Soy Austin- me respondió timido.
-He escuchado mucho de ti. Aparentemente eres muy bueno en ciencias.- le alagué.
-Muchas...Muchas gracias- agradeció, y pude notar cómo se sonrojaba ligeramente. Este chico si que era adorable.
-Tienes suerte, a mí me va fatal- le dije bajando la mirada dramáticamente, sabiendo que estaba logrando mi causa.
-Qué? Porqué?- preguntó interesado.
-Eso que...siento que no es lo mío-
-Podría ayudarte si quieres...- me dijo sonriendo.
Bingo.
Acepté realmente agradecida y volví mi atención a la reunión. Se había propuesto que se organizara un concurso artístico.
-¿Cuáles serían las categorías?- preguntó una chica de cabello rubio.
-Poesía, piano, guitarra, canto y baile- respondió Hannah segura, pero a mí no me cuadraba.
-¿Y pintura?- pregunté haciendo que las miradas se giraran hacia mí.
-No hay suficientes miembros que hagan pintura, así que...- empezó a responderme achicando los ojos, entendiendo ya a donde me dirigía.
-Estamos tú y yo- le corté- Me parece importante que agreguemos aquella sección en el concurso, sería una manera de incentivar a otros artistas de la universidad a unirse al club- dije de manera casi autoritaria. Los demás aprobaron mi idea con asentimientos o con susurros.
-Bien, seremos tú y yo entonces- concluyó Hannah fulminandome con la mirada. Al parecer alguien tenía miedo.
Sonreí contenta. La competencia era lo mío y yo nunca perdía.
Bienvenida a mi juego, querida Hannah.
PUNTO DE VISTA DE
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-Saldremos al punto de entrega en unos minutos- indicó la jefa mientras cargaba su arma.
Eramos 8 en la base, Charlotte, Tyler, Valerie, Artemisa, Julián, Kalum, Ziel y yo.
La entrega de aquella noche era importante, y a pesar de que podía aún sentir la herida en la costilla, me esforzaba por concentrarme en el trabajo.
Yo era sin duda el más joven de allí, habiendo cumplido los 18 hacia menos de 3 meses, pero aquello no me impedía ser el más hábil en disparo. Había aprendido a manejar armas desde niño, con mi abuelo y mi padre, que eran muy diestros en caseria e iban seguido al campo. Me habían enseñado a nunca fallar un disparo y esa había sido sin duda una de las razones por las cuales Liam había aceptado integrarme a la banda.
Nos subimos a las respectivas camionetas en el silencio de funeral que siempre se instalaba a la hora de realizar un trabajo serio y peligroso como lo eran las entregas, y eso se debía al hecho de que estábamos todos conscientes que siempre habían probabilidades de que volviéramos sin uno o tal vez más miembros.
La muerte acechaba desde la oscuridad. Miré a Julián, mi mejor amigo, y en realidad el único que tenía. Aunque tuviese un poco más de tiempo que yo en la banda, veía en su mirada que estaba preocupado.
Llegamos al almacén casi a media noche. Todo estaba oscuro y los enormes contenedores que guardaban la mercancía ya estaban allí. La empresa marítima que se encargaba de trasportar la droga se aseguraba de dejar la mercancía en aquel lugar sin ser vistos o interceptados, pero el riesgo venía de otras bandas que podían intentar robarla.
Hacia unos días, Liam y Ziel nos habían comunicado de la aparición de un nuevo grupo traficante, y sabíamos que debíamos tener sumo cuidado a la hora de realizar estas operaciones. Un tiroteo siempre era posible.
-Esperen- dije en un susurro cortando el filoso silencio, haciendo que mis acompañantes se detuvieran inmediatamente.
El lugar era oscuro, pero juraba haber visto a alguien pasar detrás de una columna.
-Hay alguien- dije esta vez seguro. La tensión me invadió de repente, como una brisa helada. Lo que temíamos estaba ya ocurriendo.
-Cúbranse- ordenó Ziel- yo abriré fuego- susurró con el arma en mano.
-Pero...-intentó disuadirla Charlotte preocupada.
Quién abría fuego, era generalmente quien tenía más probabilidades de morir.
La mirada plateada de Ziel se dirigió a su amiga indicándole que no había lugar para sus objeciones, y sin esperar un segundo más, Ziel disparó al vacío haciendo que en respuesta se escucharan otros disparos.
Eran sin duda más que nosotros.
Levanté mi arma y disparé sin estar seguro de si saldríamos de allí con vida.
Hello!
¡Nuevo cap!
Definitivamente no logro determinar si el personaje de Amanda me agrada, o si es definitivamente una desgraciada sin remedio. XD
¿Ustedes que creen?
Me encanta el personaje de Christian, arriesgado y peligroso.
