Amanda Hills.
Hermosa. Inteligente. Adinerada.
Simplemente perfecta. O al menos eso pensaban todos.
Después de finalmente aceptar que Aris Baner no era el chico para ella, Amanda se esfuerza por mantener las apariencias y seguir con su perfecta v...
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-Espero verte allí!- se exclamó Hilary, una amiga de la universidad, mientras se alejaba por el pasillo.
Una fiesta.
No es que no me gustaran, todo lo contrario, pero tenía tantas tareas que hacer y aún no había entendido nada de las clases de física.
Cuando llegué a casa abrí directamente mi libro y empecé a leer las clases. Esto definitivamente debía ser una pesadilla.
Escuché unos toques a mi puerta.
-Pasa, Rosa- dije girándome.
La señora de servicio se acercó.
-Buenas noches señorita, sus padres me han encargado el decirle que se han ido de viaje esta tarde- me anunció.
-Está bien. Gracias Rosa.-
Sin decir nada más, salió de mi habitación. Suspire alegremente al escuchar eso.
Odiaba estar con mi madre. Mi padre era un poco menos rígido, pero apenas lo veía, lo que volvía a lo mismo.
Esto de los viajes no era nada nuevo. Muchas veces hasta se iban sin avisarme, pero aquello solo me hacia feliz. Era como si al fin pudiese descansar de toda aquella presión.
Miré el libro que seguía abierto frente a mí en la página de las formulas químicas y quise salir corriendo. Cómo podía esto ser tan complicado?
Por una fracción de segundo, vino a mi mente la fiesta que me había mencionado Hilary.
Tal vez podía...
No.
Debía quedarme en casa a estudiar.
Me acerqué nuevamente al libro e intenté concentrarme, pero simplemente no podía. Tenía unas horribles ganas de salir.
"Una vez al año de hace daño", pensé, y sin debatir más conmigo misma, me puse de pie y me dirigí a mi armario.
Esto era algo totalmente nuevo para mí. Nunca dejaba mis responsabilidades de lado sin importar que, pero aquella noche necesitaba libertad e iría por ella, sin importar que.
Me puse un vestido negro corto, uno que sabía que mi madre nunca aprobaría. Me calcé entonces con unos tacones y me perfumé. Eran las 10 de la noche y la fiesta ya debía de haber empezado, así que sin tardar demasiado, tomé mi bolso y salí de la mansión.
Decidí ir en mi auto y me alegré al ver que no había tanto tráfico, lo que era casi un milagro en Nueva York. Se me hizo fácil reconocer el lugar donde ocurriría la fiesta : la música se escuchaba en toda la cuadra.
Entré a la enorme casa después de haber parqueado mi auto lo más cerca posible, y en cuanto crucé la puerta, vi a decenas de estudiantes de mi universidad. Era la primera fiesta universitaria a la que asistía y se sentía tan bien. Saludé a mucha gente, chicas y chicos cuyos nombres ni siquiera recordaba, pero que se me hacían familiares.
Entre todos los cuerpos bailando, sentado tímidamente en un sofá, se encontraba el chico con el que había hablado en el club de arte.
-Austin!- me exclamé por encima de la música.
Él sonrío inmediatamente al verme.
-Hola, Amanda- saludó tímidamente.
Me senté a su lado y a pesar del gran ruido, empezamos a hablar, pero fuimos interrumpidos minutos después por la llegada de Hannah.
Le sonreí hipócritamente justo como ella lo hacía. Ya era obvio que a Hannah le gustaba Austin.
Evitando tener demasiados problemas y queriendo disfrutar de la fiesta, los dejé atrás y continué caminando por la fiesta buscando a Hilary para agradecerle por la invitación.
Pero antes de que pudiese hallarla, mis ojos dieron con una mirada azul que ya conocía.
Christian.
-Qué haces aquí?- le pregunté sonando algo ruda.
Había algo en aquel chico que no me gustaba.
-Lo mismo que tú, supongo- respondió de mala manera.
-No estás en la universidad-
-Vine con unos amigos, algún problema?- dijo de modo casi amenazante. Si creía que lograría intimidarme con sus palabras, estaba muy equivocado.
-Deberías tratar mejor a quien te salva- le dije refiriéndome al otro día. Pude entonces ver cómo sonreía.
-Descarada- me replicó mordiendose los labios, lo que hizo que mi mirada se fuera a ellos.
No había bebido nada, por los que no podría culpar al alcohol si hacia alguna locura, pero maldición cuanto lo deseaba.
Controlate Amanda! me grité mentalmente.
-Qué hace una niña buena como tú en una fiesta?- preguntó provocándome, y vaya que funcionaba.
-Y quien te ha dicho que soy buena?-
-Lo he visto en la fiesta de los Hans. Eres un angelito- dijo a modo burlón con mirada desafiante.
-No lo soy- respondí ya molesta. No me gustaba que me desafiaran.
-Muéstramelo entonces. Mis amigos y yo iremos a las carreras, ven con nosotros.-
Sabía que no debía hacerlo. Era inseguro, incorrecto, e iba contra todos mis principios, pero quería arrancarle de los ojos aquella mirada arrogante de chico malo. Le mostraría que estaba equivocado. Le mostraría que la Amanda que siempre estaba con sus padres, no era la misma Amanda que estaba en aquella fiesta. Y podía sonar inmaduro, ya que no tenía nada que probar, pero quería saber que pasaba por la mente de Christian Owen.
-Acepto- dije con mi mirada más segura, aunque temblaba como pluma por dentro.
En que diablos me habré metido?
Alguien más que sea fácil de provocar? XD
A mí me dicen "A que no te atreves" y lo hago en un dos por tres XDDD
Espero que les haya gustado el cap. No olviden votar-comentar y seguirme<3
