No me olvides #OLVIDADOS#3 (COMPLETA)

CAP 16-Mesa para cuatro

PUNTO DE VISTA DE

Abrí la puerta de mi habitación esperando ver a mi madre, pero la sorpresa me golpeó al ver allí a Amanda.

Lucia preocupada y avergonzada a la vez. Sus palabras eran torpes e inseguras, muy diferente a la Amanda que veía la mayoría del tiempo.

-No tienes porqué- le respondí cuando me dijo que estaba preocupada.

No le creía.
¿Quién en su sano juicio se preocuparía por una caso perdido como yo?
Había algo extraño en ella, como si estuviese frente a mí a dos personas a la vez. Una era una niña timida e insegura, y la otra era una chica provocadora.

-Pero lo hago- me respondió elevando ligeramente la voz para asegurarse de que la había escuchado.

Su determinación repentina me sorprendió y no pude evitar mirarla con diversión.

Esta chica si que estaba loca.

Me acerqué a ella lentamente pensando que retrocedería, pero se quedó quieta a mi merced.

Pude acorralarla fácilmente entre la puerta de mi habitación que estaba ya cerrada, y mi cuerpo. Ella me miraba asustada, con la fascinación de lo prohibido. Cuando acerqué mi rostro al suyo, cerró los ojos esperando el beso, pero me detuve antes de llegar a sus labios y sonreí viendo como esperaba.

-Eres un tonto- me dijo enojada cuando se dio cuenta, mientras intentaba liberarse de mí, pero no la dejé. No la dejaría ir. No a ella. Ya no más.

-Sé que te gusto-le respondí. Si no fuese así no hubiese deseado mis besos.

-Por supuesto que no- respondió esta vez alejandose. Se había enojado.

-Tú me gustas- le respondí seriamente. Era probablemente la primera vez que lo decía de verdad.

-Estás loco- atacó cruzandose de brazos.

-Y tú también-

-Porqué? 

-Porque estás aquí aún sabiendo que estoy perdido, sabiendo que no soy bueno para ti y que nunca lo seré.-

-Quiero arriesgarme-

PUNTO DE VISTA DE

Cuando separó sus labios de los míos, mi mirada se encontró con la suya. Me decía un millón de cosas que no podía descifrar, pero que a la vez entendía perfectamente. Nuestras respiraciones chocaban por la cercanía de nuestros rostros y solo ellas se escuchaban en el silencio de la habitación. Sin pensarlo más tiempo uní desesperadamente su labios a los míos una vez más, mientras que Christian rodeada mi cintura y pegaba mi cuerpo al suyo. La intensidad del momento hacía sus labios adictivos, y no creía tener la fuerza para ordenarle a la razón que interviniera. Quité su camisa del camino dejándola en el suelo y sus manos empezaron a viajar por mi cuerpo haciendo que jadeara. No tenía ninguna clase de experiencia en estas cosas, pero en aquel momento no sentí necesitarla. De repente, una alarma de peligro sonó en mi cabeza y me alejé sabiendo que no estaba lista.

Christian pareció entender la situación rápidamente y se puso su camisa otra vez para luego sentarse en su cama aún jadeante.

-Tengo entradas para el teatro- solté de golpe. Era lo más ridículo que se le podía decir a alguien que estaba de luto, pero sabía que distraerse no le haría daño.

-¿Y que esperamos?- respondió poniéndose de pie y tomando las llaves de su auto con una sonrisa tímida.

-Adiós, chicos- nos despidió su madre con una mirada curiosa al ver nuestras manos enlazadas, pero no preguntó nada.

-Tu madre es genial- le dije una vez estuvimos en el auto, y de verdad lo pensaba. Mi madre nunca me dejaría salir con un chico sin que ella lo conociese perfectamente antes. Por eso siempre me había influenciado para que intentara enamorar a Aris, lo conocía desde siempre y pertenecía a nuestro mundo. Y aunque la madre de Chris también conociese a mis padres, no sabría como reaccionaría sí le decía que estábamos saliendo.

Pero...¿en realidad estábamos saliendo?

La pregunta martilló mi cabeza todo el camino al teatro.

Como ya teníamos entradas, no tuvimos que hacer fila. Nos sentamos dónde estaban nuestros asientos, muy cerca del escenario. El Hamlet era mi obra favorita y estaba ansiosa por verla por milésima vez. El teatro se iba llenando lentamente y delante de nosotros, justo en la fila de adelante, se sentaron...Aris y Zarah.

Les tomó un segundo darse cuenta que estábamos allí, muy ocupados en sus sonrisas y miradas apasionadas. Fue como un golpe, pero con el martillo de Thor.

-¡Amanda, Christian!- se exclamó alegremente Aris. ¿Cómo es que siempre estaba tan feliz cuando estaba con ella?

Zarah saludó a Christian con una sonrisa para luego saludarme a mí cordialmente mientras yo hacia lo mismo.

¿Cómo es que estaban allí ambos? ¿Desde cuando Zarah y Aris habían empezado a ser amigos otra vez? Me sentía traicionada y a la vez terriblemente celosa, aunque sin razón, puesto a que Aris y yo no éramos nada, pero simplemente no podía evitarlo. Quererlo era casi una costumbre.

Nos sentamos luego en nuestros asientos sin decir mucho y la función empezó, pero yo seguía con el ceño fruncido. Me sentía muy confundida y me di cuenta a que punto mis sentimientos estaban descontrolados. Aunque quería a Aris, también me gustaba Christian. Mi acompañante se dio cuenta de la situación y no dijo nada durante toda la obra hasta que terminó. Salimos del teatro y nos acercamos naturalmente a Aris y Zarah.

-¿Qué harán ahora?- pregunté curiosa con una sonrisa amable. No dejaría que vieran lo que en realidad sentía.

-Pensábamos ir a cenar al restaurante Piarelli- respondió Aris mirando a Zarah.

-¡Qué casualidad! ¡Nosotros también!- mentí con mi alegría más falsa y vi como Christian frunció el ceño, pero por suerte no dijo nada. No tomé su mano cuando salimos del teatro y evité tomarla durante todo el camino al restaurante. No sabía que diablos me ocurría, solo quería que Zarah entendiese que no la dejaría ganar. 

Pero ganar qué? Cómo es que aún no podía entender que Aris nunca seria mío?

Caminamos hasta el restaurante que se encontraba cerca, y una vez allí nos sentamos juntos en una mesa para cuatro.

De verdad que a veces detesto a Amanda. 

¡Vendrán problemas!

¿Qué creen que pasará en la cena?

No olviden votar-comentar y seguirme<3

Los quiero un mundo Diamantes

DD