IX: Tal vez yo te necesito.

2.8K 214 22
                                    

Al despertar noté que había demasiado ruido en la planta baja como para ser sólo mi padre haciendo alguna de las típicas cosas que hace los domingos. Oí un par de voces femeninas, masculinas y hasta de niños. ¿Quiénes eran? Me puse de pie lentamente porque sentía un agudo dolor en el costado derecho de mi cadera y miré la hora, 12:34 PM. Extraño.

Caminé lentamente y traté de observar desde la escalera pero nada veía, solo oía voces cerca de la sala de estar, cocina y patio trasero. Me di una ducha rápida, y luego me vestí con un lindo vestido estilo vintage de color marrón claro, lo acompañe con un cardigan delgado color negro y mis converse. Bajé los peldaños despacio y con sumo cuidado para caminar hasta el salón principal. Allí vi a dos pequeños que observaban la televisión. Eran mis primos pequeños, los hijos de mis tías así que supuse que ellas estaban en casa. Los saludé y ambos se lanzaron a mis brazos con mucho cariño, una pequeña de nueve años y un pequeño de siete. Me indicaron que en la cocina estaban todos. ¿Todos?
Empujé la puerta de la cocina y vi los cabellos sumamente ondulados de la tía Margaret y sonreí abrazándola por la espalda.

–¡Clarissa! Mi niña, estás tan grande –me abrazó con ternura mientras besaba mi frente.

–Han pasado solo unas semanas, tía Margaret. –reí observándola.

–Para mi han sido años.

Ella era la hermana mayor de mi padre, madre de mi prima de nueve años. Mencionó que mi padre las había invitado a ella y a la tía Rose, quién era la menor de los tres y era madre de mi otro primo pequeño. Supuse que todo esto tenía que ver con la noticia de mi enfermedad.

Salí al patio trasero y allí se encontraba mi padre tan bello como siempre asando en la parrilla conversando con el esposo de la tía Margaret. La tía Rose se encontraba sentada en el sofá de mimbre con su esposo y mi primo Jonah, quién por cierto tiene mi edad.

–Pero si ha despertado la niña más bella del mundo. –sonrió abrazándome tía Rose.

Los saludé a todos con suma cordialidad, por más irritada que me sienta hoy ellos son mi familia, con los que he estado durante toda mi vida y los amo demasiado. Jamás los haría sentir mal solo por un pequeño dolor óseo que con un par de pastillas se va a esfumar por unas horas.

–¿Y que cuentas pequeña Hawthorne? –sonrió Jonah poniéndose de pie junto a mi dándome un codazo.

–No demasiadas cosas, solo lo típico... Tengo cáncer ¿Sabías? –reí bromeando ya que estábamos algo alejados del resto y entre nosotros había una gran confianza.

–Oh, impresionante. ¿De casualidad tu signo zodiacal también es cáncer? –rió negando con la cabeza de lado a lado.

Era obvio que mi padre ya les había comentado a todos sobre mi estado y me había ahorrado un montón la verdad, tampoco sabría exactamente como decirles aquello; es por eso que vinieron, para verme y hacerme sentir bien.

–No lo es pero debería serlo, hablo en serio.
–¿Has estado bien? ¿Duele mucho?

–En realidad no muy bien, tuve una hemorragia horrible, fue... asqueroso y devastador. Pero ya sabes, tampoco es tan grave, tendrá solución estoy segura de eso, tomo pastillas muy potentes que me ayudan y estaré bien en un tiempo lo sé.

–Espero que lo estés, no te lo tomes a la ligera Clary. Sabes que cuentas conmigo para lo que sea, ¿Vale?

–Claro Jonah. Te extrañaba ya cabeza hueca.

Dicho esto intenté alcanzar su altura y frotar mi puño contra su cabeza pero mi metro sesenta y ocho no compite con su metro ochenta y cinco, entonces me tomó en brazos e hizo como que me lanzaría a la piscina y todos rieron. Por fortuna no se atrevió a lanzarme.

kiss me hard before i go // Brad SimpsonWhere stories live. Discover now