Capítulo 9: ¿Me tienes miedo?

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Los días pasaron rápidamente, y gracias a los cuidados de Nicoletta, Jolie se encontraba en un estado bastante bueno, pero aún le faltaba un poco para que pueda irse sin problemas de la mansión Sokolov

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Los días pasaron rápidamente, y gracias a los cuidados de Nicoletta, Jolie se encontraba en un estado bastante bueno, pero aún le faltaba un poco para que pueda irse sin problemas de la mansión Sokolov. Aunque esto más que tranquilizar a la rubia, lo único que hacía era desesperarla demasiado, realmente quería salir de aquel lugar y no volver a pisarlo jamás.

Aun así, muy en su interior se sentía agradecida de poder seguir abriendo los ojos nuevamente. De no ser por la muchacha que había amenazado a muerte anteriormente, ella ya estuviera unos cuantos metros bajo tierra gracias a una muerte horrible, por parte del que anteriormente era su amado.

—Aquí está tu desayuno Jolie. —avisó Nicoletta entrando al cuarto con una bandeja entre sus manos.

—Gracias Nicoletta. —susurró la rubia observando como la sirvienta colocaba la bandeja sobre sus piernas —¿Cuánto falta para que ellos vuelvan? —preguntó comenzando a comer.

—Una semana. —contestó la pelirroja sentándose en una silla que estaba cerca de la cama.

Mientras tanto nuestra pareja se encontraba dirigiéndose a la última parada de su largo viaje, estaban agotados, pero realmente felices ya que habían aprendido bastante el uno del otro. Luego de tanto caminar por las hermosas calles de las distintas ciudades de Italia, a Victoria le hacía gracia que su horroroso captor procediera de ese bello lugar.

—¿En qué piensas mi reina? —preguntó Derek al ver la sonrisa tonta de Victoria.

—En ti. —confesó la chica con sinceridad llevando su mirada hasta Derek. —Por cierto. ¿A dónde vamos exactamente? —preguntó observando por la ventana el paisaje de tonalidades verdes y algo montañoso que los rodeaba.

—No te preocupes querida, ya casi estamos llegando. —respondió Derek sin apartar la vista de la carretera —¿Acaso estas desesperada? — preguntó el castaño con un tono de voz que su acompañante conocía muy bien: Tenia dobles intenciones.

—Por supuesto que no. —contestó Victoria cruzándose de brazos al mismo tiempo que soltaba un suspiro.

—Que aguafiestas. —susurró Derek soltando un chasquido con la lengua —Victoria. ¿Recuerdas que la razón principal por la que viajamos hasta aquí era el conocer mis raíces? —pregunté él recibiendo un simple "Sí" por parte de su amada —Pues déjame decirte que acabamos de llegar donde todo comenzó, mi antiguo hogar. —avisó estacionando el auto frente a una pequeña casa de campo.

Victoria salió del auto realmente extasiada observando cada detalle de la hermosa estructura que tenía delante de sus ojos, sin poder creerse que el excéntrico Derek Sokolov pudiese haber vivido en una pequeña casita en medio del desolado campo italiano.

—Aquí fue donde nací y crecí hasta los quince años. —habló Derek colocándose justo al lado de Victoria, la cual no dudo en ponerle atención a sus palabras —Obviamente la casa ha sido remodelada unas cuantas veces por mi parte, sin embargo, sigue teniendo la misma aura antigua y hogareña de aquel entonces. —confesó extendiéndole la mano a la rubia.

—¿Te gusta mucho este lugar? —preguntó Victoria tomando la mano del mayor, comenzando a caminar hacia la casa.

—Lo detesto, formo una época en mi vida que me gustaría olvidar para siempre. —respondió Derek con frialdad provocando que su acompañante lo mirara con un poco de sorpresa —Aun así esa época me hace lo que soy hoy, y pienso que es algo muy importante que debes conocer. —agregó mirando la casa con desprecio a la par que abría la puerta principal —Adelante. —dijo moviéndose hacia un lado dejando pasar a Victoria.

El interior era bastante rustico, la madera predominaba y había muy pocas cosas que se veían modernas. La casa constaba de dos habitaciones, una cocina, un baño, un comedor y una pequeña sala.

Llegaron a la habitación principal para dejar sus cosas allí, lugar en donde la rubia se percató de la mirada cargada de odio y melancolía de su captor. Era completamente extraño verlo de esa forma, después de todo, Derek era un tipo duro de roer y el hecho de que una simple casa provocara que hasta su mirada cambiase era algo preocupante.

Victoria se dio la vuelta dispuesta a ir a la cocina, pero cuando estuvo a punto de pasar por el marco de la puerta sintió unos brazos rodear sus hombros y apretujarla con fuerza. Ella se quedó estática sintiendo la calidad de aquel abrazo, saliendo de ese estado a los pocos segundos para llevar ambas manos hasta los brazos de su captor.

—Soy el Don de Diamanti Neri. —le revelo Derek a Victoria en un simple susurró, dejando a la segunda nombrada helada.

Diamanti Neri era la mafia más poderosa en toda Europa y gran parte de Asia, cada uno de sus miembros era buscado día y noche a causa de los diversos crímenes que cometían: Traficó de armas, drogas, trata de seres humanos, extorción, corrupción política...Eso eran algunos de las muchas atrocidades que cometía esa enorme organización criminal. Y digamos que tener al jefe de todo eso abrazándote por la espalda con todo el amor del mundo no era muy tranquilizante.

—¿Por qué? —preguntó Victoria reteniendo el aire y soltándolo despacio, todo por culpa de los nervios que recorrían cada parte de su cuerpo.

—Desde que tengo memoria mi padre siempre maltrato a mi madre, siempre le decía que la única razón por la que no la mataba era por mí, el único heredero de su gran imperio. Cada vez que llegaba de la escuela mi madre siempre se encontraba en el piso llena de moretones y cortada, como niño al fin, lo único que podía hacer por ella era arrodillarme a su lado y abrazarla para llorar junto a ella. —explicó el castaño provocando que cada pelo de la rubia se erizara —Con el pasar del tiempo el odio hasta mi padre fue incrementando hasta que cumplí los quince años, ya que el mismo día de mi cumpleaños lo mate con su propia pistola. —afirmó de forma fría mirando un punto fijo en la pared. —A los pocos días el mejor amigo de mi padre llego a esta misma casa para adentrarme al mundo de la mafia, cosa a la que no me negué llegando rápidamente a ser mejor Don que mi padre. —dijo antes de darle la vuelta a Victoria para verla a los ojos.

—Derek. —susurró Victoria notando en el rostro del castaño un semblante triste.

¿Me tienes miedo? —preguntó Derek observando a la más baja con la respiración agitada y con los ojos oscuros.

Él ya casi estaba saliéndose de control, algo de lo que Victoria se percató muy fácilmente. Cualquier cosa que saliera de la boca de la de ojos azules, cualquier movimiento en falso que ejecute se convertiría en un cuchillo que se clavaría directo a su corazón.

—Derek... —lo llamó Victoria entrelazando sus dedos con dulzura —Yo nunca podría tenerte miedo. No me importa tu pasado, tu presente o futuro; sé que me amas y qué harías lo que fuera para protegerme de cualquier cosa que podría hacerme daño. —dijo con seguridad antes de abrazar con fuerza al más alto.

—Tu realmente eres la indicada. —afirmó Derek tomando a Victoria suavemente del mentón para verla. El ver aquellos ojos azules tan brillantes como un diamante, y esa bella sonrisa que pocos podían ver...¡Demonios! Sí que lo hacían sentir completo.

—¿Qué te parece si nos quedamos un rato afuera hasta que se haga de noche? —sugirió la rubia recibiendo un asentimiento por parte de su secuestrador.

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Señoreses, tengo ganas de subir otro capítulo el día de hoy. Le traigo el otro ahora :v

Les ama: Blondegals.

Secuestrando a una Genio.Where stories live. Discover now