Victoria O'Malley es una chica elegante y seria quien en una reunión de trabajo conoció a Derek Sokolov, un hombre guapo de veinticuatro años que termina embobado con ella y la secuestra. Sin embargo, se lleva una gran sorpresa al notar que esa chic...
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—Mi reina, es hora de despertar. —al escuchar la voz de Derek llamarme y sentir como repartía un montón de besos por mi cara abrí los ojos.
Me senté en la cama a la par que bostezaba, miré a Derek con una sonrisa que fue respondida con otra, podía notar como él me miraba con una gran emoción y ternura. Después de todo, por fin había cumplido su cometido de casarse conmigo y ahora nos encontrábamos en nuestro primer día de nuestra luna de miel, dentro de una habitación preciosa de un gran hotel.
—¿Dormiste bien? —le pregunté estirándome.
—¿Cómo no hacerlo con una esposa tan bella a mi lado? —preguntó Derek acercándose a mí para depositar un pequeño beso en mis labios. —¿Qué te parece si nos bañamos juntos? —arquee una ceja al escuchar su pregunta, el tono con que la había hecho me demostró que tenía segundas intenciones.
—No mi guapo esposo, hoy tenemos un itinerario bastante largo como para interrumpirlo. —afirmé de forma seria levantándome de la cama —Además, tendremos toda la vida para jugar. —le aseguré guiñándole un ojo antes de entrar al baño.
Solté un suspiro dejando salir toda la impotencia y frustración que sentía, realmente me era difícil actuar y hacerle creer a Derek que me encontraba feliz por haberme casado con él, sin embargo, aún no podía parar, necesitaba hacerlo tan solo un poco más.
Decidí darme una ducha de agua fría para terminar de despertar bien, necesitaba estar energética para el gran día que nos esperaba. Al terminar envolví mi cuerpo en una toalla, salí del baño para avisarle a Derek que ya podía entrar, una vez sola en la habitación me dispuse a cambiarme.
Me puse una camiseta sin mangas de color verde menta, un overol corto de color negro y unos convers del mismo color que la camiseta; necesitaba estar con una ropa lo más fresca posible gracias al calor que hacía en ese momento. Luego me hice una cola de caballo con una trenza de lado, me puse un collar, y finalmente saqué mi celular de mi mochila para ponerme a jugar.
Y si, Derek me regalo un celular de camino aquí. Obviamente tiene un montón de bloqueos y desde su celular puede revisar todo lo que hago desde el mío, aun así, sirve para jugar cuando me aburro.
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