Capítulo 14: 𝓓𝓲𝓼𝓹𝓪𝓻𝓸𝓼.

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Victoria caminaba por los pasillos de la mansión con la cocina como su destino final, llevaba unas cuantas horas en su oficina estudiando y le había dado sed, lo que se había convertido en una excusa perfecta para descansar un poco

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Victoria caminaba por los pasillos de la mansión con la cocina como su destino final, llevaba unas cuantas horas en su oficina estudiando y le había dado sed, lo que se había convertido en una excusa perfecta para descansar un poco.

La noche había caído dando paso a la tranquilidad en la mansión Sokolov, y al agregarle el hecho de que su suegra y secuestrador no estaban presentes en el lugar le congratulaba bastante a la rubia. Sin embargo, aquella tranquilidad fue interrumpida por una canción que Victoria conocía perfectamente, aunque en una versión aún más delicada.

Sin poder evitarlo, se acercó a la puerta de dónde provenía aquella suave tonada y la abrió despacio con el fin de adentrarse en el salón de baile de su hogar. Para su sorpresa se encontró a Mariella bailando en tubo, pero no era vulgarmente como cualquier persona pensaría, sino de una forma majestuosa.

—Mariella, eso fue hermoso. —le elogio Victoria con una pequeña sonrisa en sus labios realmente sorprendida de la buena que era la pelinegra, pero, la reacción de esta la sorprendió aún más.

—¿¡Desde cuando estás ahí!? ¡Tú no deberías haber visto esto! —vocifero Mariella histérica asustando un poco a su futura cuñada.

—¿Pero por qué no? No has hecho nada malo. —le aseguró Victoria sin entender por qué la reacción de la mayor.

—Tú...¿Tú no le dirás a Derek sobre esto? —al escuchar aquella pregunta, la oji azul miro sorprendida a Mariella antes de sonreír.

—Si no quieres no. —contestó la rubia con simpleza. —¿Por qué te asusta que él sepa que hagas esto? —preguntó confundida.

—Porque a él no le gusta que haga esto, y si me descubre mi vida estará arruinada. —respondió Mariella con el ceño fruncido.

—¿Arruinada? —preguntó Victoria con curiosidad.

—¿Te vas a hacer la que no sabes? Él paga todas mis cuentas: Mi universidad, mi ropa, mi comida. ¡Todo! —exclamó la pelinegra soltando un suspiro de frustración —Y lo que al no le gusta, no se hace, y él odia esto. Si Derek llega a descubrir que bailo en un tubo. ¿Qué crees que pasara? —preguntó casi llegando a la histeria, dejando atónita a Victoria.

—¿Y siempre piensas vivir a costilla de tu hermano? ¿Por qué no consigues un trabajo y con tu propio esfuerzo sales hacia adelante? Así podrías hacer lo que quisieras sin importar lo que él o quien sea diga. — habló Victoria sintiendo repulsión ante el pensamiento de Mariella.

—¡Callate! ¿¡Qué sabes tú de trabajar si siempre has vivido en la burbuja de lujos que tu padre creo para ti!? —vocifero Mariella indignada ante las palabras de su futura cuñada —A diferencia de ti, mi padre nos dejó a mi madre y a mí a nuestra suerte obligándome a trabajar como prostituta para cubrir nuestros gastos, mientras que al igual que tú, Derek era el consentido de papá —su respiración se volvió irregular y sus ojos se pusieron vidriosos —Y si el idiota de mi hermano está dispuesto a volver mi vida una comodidad a cambio de obedecerlo, créeme que no desaprovechare la oportunidad. —Victoria se quedó mirando a Mariella por unos segundos en un total silencio, volviendo el ambiente un poco incómodo.

—Tienes mi palabra de que no se lo diré. —y con eso dicho Victoria salió de aquella habitación con un mal sabor de boca.

Para Victoria era deprimente ver como una familia se hundía en los errores del pasado en vez de aprender de ellos y superarlos, como se utilizaban entre si, la forma en que se veían el uno al otro. Cada uno de ellos era peor que el anterior, algo que dejaba a la rubia aún más intranquila que antes.

—Solo faltan dos semanas para que se larguen Victoria, tu puedes. —se animó a si misma la de ojos azules, llevando su mirada hasta el gran ventanal del pasillo que dejaba ver el exterior.

La luna brillaba majestuosamente junto a las estrellas de varios colores dejando a Victoria casi hipnotizada por su belleza, por alguna razón se sentía completamente tranquila al hacerlo. Sin embargo, aquella tranquilidad se fue lejos al escuchar el sonido de unos disparos que provenían desde la habitación que había dejado hace unos minutos atrás.

Sin pensarlo dos veces corrió hasta allí y bario la puerta de par en par encontrándose una escena digna de una película de terror: Mariella yacía en el suelo encima de un charco de su propia sangre, provocado por los diversos agujeros que tenía en su cuerpo. Las ventanas estaban completamente rotas y había varias balas en el suelo.

—Señorita Victoria. ¿Qué ha... —el guardia se calló al ver el interior del cuarto —Venga conmigo? —habló tomando a la rubia de la mano para sacarla de aquel cuarto.

Victoria miro hacia atrás para encontrarse a varios guardias llegar con el fin de revisar el perímetro y asegurarse de que los perpetradores de aquel crimen se habían ido, mientras tanto escuchaba como el guardia que la tenía agarrada firmemente de la mano comunicaba que ella estaba con él.

—¿Se encuentra bien señorita Victoria? —la nombrada pestañeo un par de veces volviendo a la realidad, percatándose de que se encontraba en la sala de seguridad de la mansión rodeada de un montón de guardias.

—Eso creo. —respondió Victoria perturbada sentándose en una silla que le habían traído.

—De todos modos, un médico vendrá a examinarla en unos minutos. Quédese aquí. —dijo el guardia que la había traído antes de salir de la habitación.

.

.

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El sonido de la lluvia que chocaba contra el suelo y las sombrillas negras penetraba en los oídos de cada uno de los presentes en el funeral de Mariella Sokolov, los llantos de dolor por parte de la madre de la difunta y algunos invitados provocaban que el corazón de Victoria se oprimiera, era devastador ver como un ser vivo se iba para jamás volver.

Luego de poner varias flores encima de la tumba de Mariella, los invitados empezaron a irse uno a uno hasta dejar solamente a Gina, la cual se encontraba llorando a los pies de la tumba de su hija. Mientras que Derek y Victoria se encontraban a unos cuantos metros observando la escena.

Victoria miro a Derek notando que su semblante serio, el cual había mantenido toda la tarde, comenzaba a deformarse a uno triste y melancólico, que estaba acompañado por unos ojos vidriosos. Esto sorprendió bastante a Victoria, no esperaba que un hombre tan rudo como él llegara a desmoronarse por algo tan trivial como la muerte.

—Ven aquí. —susurró Victoria abriendo los brazos para abrazar a Derek con fuerza.

Victoria pensaba que tal vez se estaba volviendo loca por consolar a su secuestrador, sin embargo, su madre le enseño que lo peor que le puede pasar a cualquiera es estar solo durante los momentos difíciles. Además, sentía pena por él, ya que estaba devastado por alguien que no lo valoraba tanto como él parecía hacerlo.

—Ya está anocheciendo. —habló Victoria luego de un rato —Sera mejor que volvamos a casa. —agregó sin dejar de abrazar a Derek, quien luego de unos segundos rompió el abrazo.

—Gracias por estar conmigo. —susurró Derek tomando a Victoria de la mano para comenzar a caminar.

—No es nada. —contestó Victoria con simpleza.


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Saludos señoras y señores, luego de veinte días vengo con un capítulo nuevo. Y antes de que me maten por ello, déjenme explicarle que todo fue culpa de una pequeña resequedad en la imaginación que tenia, pero ya se tomo un vaso de agua con mucho hielo y esta todo bien >uO

Espero que disfruten este capítulo, que les saque una gran sonrisa o una pequeña lagrimita, después de todo esta medio triston :'v

Les ama: Blondegals. 

Secuestrando a una Genio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora