Victoria O'Malley es una chica elegante y seria quien en una reunión de trabajo conoció a Derek Sokolov, un hombre guapo de veinticuatro años que termina embobado con ella y la secuestra. Sin embargo, se lleva una gran sorpresa al notar que esa chic...
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Tal y como dijo Vladimir, por dos días completos me trato como su hermana de toda la vida. Desde que abríamos los ojos por la mañana, hasta que los volvíamos a cerrar por la noche estuvimos juntos como uña y carne: Desayunamos juntos, trabajamos juntos, jugamos juntos, todo juntos.
El Vladimir con quien había convivido estos días era alguien amable y totalmente atento conmigo, completamente diferente al sádico e irritable de hace dos días. Sin embargo, sabía que pronto aquello acabaría, era el tercer día y ya eran las cuatro de la tarde, era obvio que Derek estaba pronto a llegar y mi vida terminaría.
—Victoria. —quite la mirada de mi libro favorito para prestarle atención a Vladimir —Ya es hora. —aviso levantándose de su asiento.
—¿De verdad? —pregunté soltando un suspiro a la vez que cerraba mi libro —¿Te gusto jugar a los hermanitos conmigo? —pregunté con mucha curiosidad levantándome la silla en donde me encontraba sentada.
—Debo admitirte que no lo vi como un juego, hasta el momento de mi muerte te seguiré viendo como mi hermana menor. —habló haciéndome una seña para que lo siga fuera de la habitación, cosa que no tarde en hacer —Siempre quise tener una hermana menor y llegaste tú, tomando en cuenta de que eres todo lo que imagine para una hermanita me acostumbre muy rápido. —explicó mientras llegábamos a su oficina, cerrando la puerta tras nosotros y poniéndole seguro.
—¿Y cuál será mi muerte? ¿Harás lo mismo que hice con tú padre? —pregunté caminando hasta su escritorio para sentarme encima de este con las piernas cruzadas.
A pesar de que no lo pareciera, estaba realmente asustada, después de todo no es algo grato estar totalmente consiente de que te mataran. Aun así, me prometí a mí misma actuar de manera elegante tal como papá me enseño, y con la alegría que mi madre me inculco. Al menos si no podría volver a verlos, me gustaría rendirles honor antes de irme.
—No, eso sería muy fácil para ambos. —aseguró sacando una caja de fósforos.
—¿Ambos? —pregunte confundida arqueando una ceja.
—Así es, yo pienso morir junto a ti hermanita. —afirmó con una sonrisa en sus labios antes de encender un fósforo y pegarlo al suelo.
Las llamas aparecieron en mi visión como pinceladas rojas, naranjas y amarrillas, era todo un espectáculo de calor. Vladimir comenzó a caminar hasta mí sin temor de aquel fuego abrazador que nos comenzaba a cubrir, al llegar hasta mí me rodeo con sus brazos para comenzar a susurrarme sobre que nos veremos en otra vida y que en esa vida si seremos hermanos reales.
Empecé a llorar y gimotear cuando vi las llamas a tan solo unos centímetros de mí, el aire comenzaba a faltarme y mí vita se tornó completamente nublada, estaba empezando a morir. Toda mi vida paso por mi mente, recordé a mi familia quien me estaba esperando, a Nicoletta...A Iván.
