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Dos semanas después...
Jimin.
Últimamente me he sentido demasiado cómodo, pues ahora tengo más libertad de pasar el tiempo con Yoongi. Aún no se me ha declarado, ni nada por el estilo, pero el simple hecho de estar con él me basta y me emociona por completo, porque jamás sentí tanta atracción física y mental por una sola persona.

Cuando salí del colegio, me dirigía a la rehabilitación, solo, pues ya no había un Tae que me acompañara, lo cual me ponía un poco nostálgico, pero comenzaba a acostumbrarme.

Estaba jugando mientras caminaba, saltando y evitando tocar las líneas que dividen la calle cuando alguien inesperadamente llegó por mi espalda, dándome un abrazo y exaltándome por desconocer totalmente de quién se trataba, pero cuando volteé una sonrisa invadió mi cara en segundos, me volví de frente hacia él e involuntariamente puse ambas manos en sus gigantes pómulos, acercándolo hacia mi y dejando un pequeño beso en sus labios. Yoongi quedó perplejo ante mi acción, pues era la primera vez que lo hacía. No tenía idea del por qué lo había echo, pero casi inmediatamente que separé mi rostro del suyo, sentí mi cara arder y la tape con mis pequeñas manos.

Yg: ¿Estás bien?- Yoongi tomó mis manos y las quito de mi rostro, viéndome dulcemente.

Estaba tan avergonzado que me limité a sonreír, aún con la mirada clavada directamente en el suelo, inmóvil para realizar otro movimiento. Yoongi tomó una de mis manos y la llevo hasta sus labios, dejando un lindo beso para hacerme sentir más seguro, luego de eso se acercó a mí oído provocando un extraño movimiento de mi parte por sentir su respiración en mi cuello

Yg: Descuida, ángel, creo que ya habías demorado en hacerlo- sonrió ampliamente, yo aún sentía si respiración.

Cuándo por fin decidí levantar la mirada sentí lo que jamás había experimentado. Yoongi tenía su mirada fija en mí, estaba observándome de una manera única, como si yo fuera lo que más deseaba en el mundo, una mirada que, reflejaba la felicidad pura del mayor; una que no había presenciado en mi vida, y el la había hecho conmigo. Después de verme así unos segundos, juntó su frente contra la mía, sonriendo y acomodando un mechón de mi cabello detrás de mi oreja, besando tiernamente la punta de mi nariz para después separarse, tomarme de la mano y guíarme.

Yoongi prácticamente estaba arrastrándome hacía un lugar desconocido. No había puesto atención a eso pues estaba perdido en la belleza y seguridad que él me causa, que cuando recuperé conciencia, estábamos doblando la esquina en un lugar que yo no reconocía ni siquiera mínimamente. Logré soltar mi mano de la suya y se volvió hacia mi con una expresión confusa al ver que me quedé estático. Retrocedió unos cuantos pasos para llegar a dónde yo.

Yg: Tranquilo, conozco bien este sitio... No te arrepentirás- sonrió con sorna.

Dirijí la mirada hacia arriba mientras movía en un círculo mi cabeza, anhelando que no me equivocara. Tapé mis ojos con una mano y extendí la otra para que siguiera guiándome a donde sea que nos dirijíamos. Escuché una risa de su parte y luego quité la mano de mi rostro.

Yoongi se dirigía a una casa hermosa. Esta tenía una fachada color beige que contrastaba perfectamente con los toques de color café que enmarcaban el techo y las ventanas. Era amplía, parecía tener dos pisos con al menos tres cuartos en cada uno de ellos y contaba con un patio enorme que en los bordes estaba cubierto de distintos tipos de flores, rodeando y haciendo que la casa luciera perfecta. Se detuvo frente al pórtico y al ver mi cara de confusión volvió a acercarse a mi cuello, pero está vez me alejé antes de que dijera una palabra.

Jm: ¿Puedes dejar de hacer eso?- dí un paso atrás.

Yg: ¿Qué? Al dejar las drogas, tenía que encontrar mi nueva adicción- ambos nos reímos.

Adicción {Y.M.}Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon