5. Sin nada

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Nunca en su vida había recibido tantas solicitudes de amistad como hasta ese momento. Ni siquiera cuando ganó el concurso de baile en el Instituto ni cuando obtuvo el primer lugar en la feria del Taco Feliz por comer veinte tacos al pastor se hizo tan popular.

   Demasiado ocupado tratando de dejar de llorar por la manera tan tonta en la que había esperado recibir un beso por parte de Jeno, Jaemin tardó en revisar sus redes sociales. Pero cuando la alarma por la mañana del sábado sonó, acompañada de un montón de molestas notificaciones, revivió la pesadilla.

   "Tienes un culo hermoso".

   "Que tipo tan patético, ¿Quién se tatúa el nombre de su ex?".

   "Qué asco."

   "Tiene mejor culo que yo, ¡Y eso que soy una chica!".

   "Espero que el tipo no regrese con él, es denigrante y tóxico".

   Y más y más comentarios que opinaban sobre su vida con total libertad, como si realmente supieran una mierda. Lo peor es que ni quiera terminaban ahí, pues había cientos de mensajes por privado en donde le hacían toda clase de propuestas indecentes: desde tipos que jamás había visto en su puta vida, hasta compañeros del Instituto que convivieron con él todos los días.

    Naturalmente, tenía ganas de morirse.

   Su caso había sido tan viral que más de una página con millones de likes había compartido su vídeo. Jaemin tuvo que pasarse toda la mañana reportando el contenido y borrando las más de cuatrocientas fotos que había subido con Haechan de la fiesta en su Instagram, para intentar recomponer las cosas.

   Su celular por otro lado, era punto y aparte. Había tantos videos y fotos de Jaemin con cara de drogadicto, que se asustó por verse así mismo de esa manera. El alcohol lo ponía bastante idiota y Haechan no ayudaba demasiado fomentando su estupidez. Borrar todo lo de su celular le había llevado otras dos horas.

   Y mientras hacía aquello, un sentimiento de vacío y decepción lo inundaron por completo. ¿Cómo había podido permitirse caer tan bajo? Amaba a Jeno y ciertamente el día de su graduación, el más importante de su etapa adolescente, había quedado marcado porque él lo había dejado. Pero, ¿humillarse? ¿De esa forma tan baja?

   Jaemin tenía que reflexionar y volver a la realidad. No podía seguir cayendo, lo que necesitaba era levantarse y volver a hacer su vida, reinventarse.

   E impulsado por aquella ideología positiva, salió de la cama, se dio una ducha, desayunó un par de huevos revueltos y se contactó con Jisung, el hijo de puta que le había tatuado el nombre de Jeno en el culo, dispuesto a remediar uno de sus más grandes errores.

   — ¿Sí? —Jisung contestó después del segundo timbrazo, acompañado del ruido de las maquinas del estudio—. ¿Jae?

   —Hola, Jisung —trató de imprimirle fuerza a su voz, pues no quería seguir pasando más pena—. ¿Crees que tengas tiempo de verme hoy?

   — ¿Qué quieres que te haga esta vez?

   —Que me borres el nombre de Jeno del culo, ¿tienes tiempo?

   —Jae —Jisung se escuchaba un poco agobiado, como si lo hubiera tomado por sorpresa—. Yo no puedo hacer eso. No tenemos el equipo aquí, me temo que vas a tener que buscar una clínica o algo así, en donde se especialicen en borrar tatuajes.

   Jaemin apretó el teléfono contra su oreja y trató no echarse a llorar ahí mismo por la impotencia.

   — ¿Sabes de algún lugar que lo haga seguro?

Move On |NoMinWhere stories live. Discover now