14. Extraño

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Un día antes de ingresar oficialmente a la universidad, Jaemin decidió visitar a su mejor amiga. No estaba seguro de si ella realmente estaba en condiciones de recibirlo debido a su agenda de trabajo en la editorial, pero esperaba verla al menos unos cuantos minutos para calmar su inexplicable ansiedad. 

   Mentiría si dijera que últimamente no se sentía solo. Haechan se había ido de vacaciones con su familia a disfrutar de sus últimos días y Jungwoo de luna de miel. Por obvias razones ellos eran sus dos únicas opciones para pasar el rato. Las clases de boxeo habían sido un fracaso total. Jaemin descubrió que la idea de golpear un saco con los puños para sacar su sufrimiento ya no le sonaba tan interesante.

   Dahyun era la única persona en la lista que todavía no tachaba. Quería contarle lo que atormentaba a su pobre corazón y con suerte, recibir un buen consejo. Caer nuevamente ante Jeno dejando que lo besara había sido un error muy grande, pero esperaba que las cosas con el tiempo mejoraran y pudiera ser capaz de estar cinco minutos con él sin querer lanzársele encima.

   Las escaleras del edificio de su mejor amiga eran demasiado estrechas para su gusto. Jaemin las subió agarrándose del barandal, tratando de no tropezarse. Una señora que iba descendiendo le sonrió y por educación él se hizo a un lado para dejarla pasar. 

   Esperaba que Dahyun estuviera en casa. Su trabajo no siempre tenía horarios fijos y a veces llegaba tarde o temprano, dependiendo del temperamento de su jefe. Como ese día era domingo mantenía la esperanza de que ella estuviera descansando en su cama en lugar de volverse loca en la oficina. 

   El número con la puerta que estaba buscando finalmente apareció frente a sus ojos después de tres pisos. Jaemin pulso con el dedo índice el timbre y esperó. Cinco segundos exactos pasaron para que la voz de su mejor amiga se escuchara del otro lado de la puerta.

   — ¡Ya voy!

   Jaemin se sintió aliviado. Su visita no iba a ser en vano.

   — ¡Jae! —Daehyun lo saludó con sorpresa, mirándolo de arriba a abajo, como si esa fuera la primera vez que lo veía— ¿Qué haces aquí? Creí que tenías prácticas de boxeo por la tarde.

   Jaemin se extrañó un poco de que ella le dijera eso. No sonaba como una muy cálida bienvenida. Pero bueno, debía reconocer que las visitas inesperadas también lo hacían sentirse incómodo. Aún más cuando tenía mascarilla de aguacate en la cara y un pijama de ositos como recibimiento.

   —En realidad, no me inscribí, sólo entrené una vez y me di cuenta de que no era lo mío —mintió, encogiéndose de hombros—. ¿Puedo pasar?

   —Hum —Dahyun jugueteó con los dedos, extrañamente nerviosa—, cla-claro adelante.

   Jaemin volvió a ignorar esos pequeños gestos y entró a su departamento. No se sorprendió mucho de verlo bien acomodado. No era un secreto para nadie que a Dahyun le gustaba en demasía la limpieza.

   — ¿Pasa algo? —Jaemin se sentó sobre el sillón más pequeño del recibidor y aunque él realmente estaba ahí para contarle sus problemas, no pudo seguir aguantando la curiosidad ante su actitud—. Te siento un poco extraña.

   —No, Jae, claro que no —Dahyun se sentó en el sillón de enfrente, cruzando las piernas, intentando parecer segura aunque él sabía que no lo estaba por la manera en cómo le temblaban las manos—. Es sólo que me tomó un poco de sorpresa tu visita. No te esperaba.

   —Nunca te aviso cuando vengo de todas formas —Jaemin se encogió de hombros, diciendo la verdad. En el pasado iba a su casa tanto como podía para contarle todo. Desde sus días felices con Jeno hasta sus pocas y absurdas peleas.

Move On |NoMinWhere stories live. Discover now