25. Como la primera vez; Parte 2

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La plaza comercial estaba llena de personas, Jaemin tenía que hacerse a un lado a cada cinco minutos para que alguien diferente pudiera pasar. No sabía a ciencia cierta si la película que querían ver tenía mucha demanda o si la cartelera del cine en ese momento era muy buena, pero de que algo estaba pasando ese día para llamar tanto la atención de la multitud, sin duda estaba pasando. 

   Jeno sostenía su mano mientras cuidaba que ningún despistado lo empujara en el camino. A veces Jaemin se refugiaba detrás de su cuerpo para hacer menos espacio y cuando la circulación se normalizaba, se ponía de nuevo a su lado. 

   —Espero que la sala no esté muy llena —le dijo Jeno con una sonrisa—, de lo contrario no vamos a alcanzar entradas.

   Jaemin trataba de ignorar lo mejor que podía las miradas juguetonas que de vez en cuando su ex le lanzaba. No podía evitar ruborizarse al ver como se mordía el labio inferior y levantaba las cejas de manera sugestiva. Le estaba coqueteando y aquello, ¡era tan ridículo! Sentía como si esa fuera su primera vez teniendo una cita. 

   —Vamos a tener suerte —Jaemin sonrió, acariciando sus nudillos con suavidad y bajando la mirada. De nuevo se había vuelto a ruborizar—. En algún momento la gente tiene que irse a su casa, ¿no crees?

   Jeno asintió, casi esperanzando. Una vez que llegaron a la entrada del cine lo hizo detenerse y se acercó hacia su rostro, besándole una de sus mejillas enrojecidas.

   — ¿Te parece si yo me formo por las entradas y tú vas por las palomitas?

   Jaemin asintió, tragando saliva.

   —De acuerdo.

   Lo cierto era que en realidad no quería soltar su mano. El calor de su piel y las caricias de sus dedos hacían que la idea de separarse de él fuera físicamente dolorosa. Pero, como no quería verse como un ridículo empalagoso, separó sus manos lentamente, a la par en que le regalaba una tímida sonrisa.

   —Te veo en un momento entonces.

   Y Jaemin no sabía si era su imaginación de mierda la que le pintaba los hechos de aquella forma o si en realidad Jeno tampoco quería soltarlo. Porque tardaron en hacerlo más de lo que deberían.

   Giró sobre sus talones y sin darle otra mirada a su cita por miedo a lanzársele encima como un desesperado, se dirigió hacia la dulcería. El dolor de cabeza fue casi instantáneo, la fila era aún peor que para comprar las entradas. ¿Sería capaz de salir a tiempo de aquel mar de gente para ver la película sin perderse nada? Probablemente no. Calculaba que iba a tardar al menos una hora en llegar a la caja a dar su pedido. 

   Resignado a su suerte, Jaemin se paró detrás de una pareja que sostenía un bebé entre brazos y observó el menú con interés. Quería un combo que tuviera un montón de caramelos y esas chucherías engordantes que siempre lo hacían feliz a media película.

   En su proceso de selección, se sintió ligeramente incómodo, como si alguien lo estuviera observando. Creyó que Jeno desde lejos era quien no le quitaba la mirada de encima, pero descartó esa teoría rápidamente, porque para empezar a él jamás le habían incomodado sus miradas. Por más insistentes que fueran, no lo hacían sentir de esa inquietante manera.

   Jaemin sacó su teléfono de los bolsillos de su pantalón y se revisó el rostro con la cámara frontal. Realmente no tenía nada extraño, además de lo evidente, claro estaba. No se consideraba tan raro de todas formas.

   La sensación desagradable por desgracia no desapareció, es más, se intensificó y se acompañó de unos jodidos susurros que Jaemin no podía entender con claridad. Y cuando creía que nada podía ser más incómodo que ser observado y de paso criticado, un chico a tres personas de él, le gritó:

Move On |NoMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora