11. Tristeza

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Su sueño fue interrumpido por toques insistentes en la puerta de su apartamento. Jaemin se tapó la cara con las mantas, deseando desaparecer del mundo. No tenía ánimos de nada. Había tenido que cancelarle a Mark la práctica porque se sentía como la mierda, no se había bañado y por supuesto que tampoco había desayunado. Era un desastre.

   Pero lo golpes en la puerta no cesaban y entonces Jaemin gruñó, ¿Quién demonios podría estarlo buscando? Alargó la mano y tomó su teléfono, que anunciaba la hora sobre una foto ridícula que tenia de Jeno sonriendo hasta que sus ojos se hacían dos medias lunas.

   Las ocho y media.

   Tenía que cambiar esa foto, por su jodida y maldita vida que la tenía que cambiar.

   Pero lo haría en otro momento. Lo que debía hacer con rapidez era levantarse y ver quién demonios le estaba tocando la puerta con tanta insistencia. Como si estuviera verdaderamente desesperado por verlo.

   — ¡Ya voy!

   Gritó. Tomó los zapatos bajo su cama y se los puso sin atarse las agujetas. Se dio una mirada en el espejo de la habitación para asegurarse que no tenía rastros de baba seca en la comisura de la boca y se peinó un poco el cabello con los dedos. Los golpes en la puerta cesaron y Jaemin suspiró. Al menos la persona entendía de razones.

   Cruzó la sala y llegó al recibidor, tomó el pomo de la puerta entre sus manos y fingiendo una actitud positiva para no espantar a su repentino invitado, abrió, encontrándose del otro lado con la sonrisa opacadora de Jungwoo.

   — ¡Jae! —el hermano de su ex lo saludó alegremente mientras movía la cabeza de un lado a otro como un pequeño cachorrito emocionado—. Ay perdón ¿estabas dormido?

   —Hum no, en realidad ya me estaba levantando —Jaemin sonrió y mintió, porque no podía imaginarse tratando mal a Jungwoo. Él era una cosita muy dulce, como un perrito. 

   —Jeno tenía razón, me dijo que siempre te despiertas a las nueve con quince, pero ya sabes que a mi hermano nunca le hago caso para molestarlo —Jungwoo se encogió de hombros, ignorando la marcada sorpresa en su rostro, ¿Jeno sabía exactamente a qué hora se despertaba? Vaya, debía admitir que aquello lo había sorprendido, Jaemin ni siquiera era consiente de cuando se levantaba—. Pero bueno, en ese caso no te quito más tú tiempo de sueño. Vine porque quería traerte esto. Jeno me dijo que tenías ganas de llevártelo pero que probablemente no lo habías hecho porque era difícil. Ya sabes, como estaba lleno de agua y eso.

   Jaemin no pudo evitar sonreír, sonreír de verdad, como desde hacía mucho tiempo no lo hacía. Enseñando todos los dientes y ruborizándose un poco.

   Jungwoo sostenía entre manos el centro de mesa de su boda.

   Por órdenes de su ex.

   — ¿Dónde está él? —Jaemin preguntó mientras estiraba las manos para tomarlo. Sin poder ocultar su curiosidad—. Quiero decir, tu hermano.

   —Oh, él esta abajo, vino a traerme pero no quiso subir —Jungwoo volvió a encogerse de hombros, pero no pudo evitar mirarlo con curiosidad—. Últimamente se la pasa metido en casa, ¿algo malo pasó entre ustedes?

   Mierda, Jaemin no quería mentirle. Jungwoo era honesto con él e incluso se había tomado la molestia de traerle el centro de mesa de su boda porque a él se le había antojado. Si Jeno todavía no le decía nada, quería decir que tampoco estaba preparado para afrontarlo.

   Jaemin tenía un cariño especial por su hermano mayor. Siempre había sido muy bueno y considerado con él. Y no quería mentirle. Jungwoo merecía saber la verdad. Aunque le doliera ellos ya no iban a verse, o al menos no como de costumbre, entonces tarde o temprano se iba a enterar y no quería que pensara que él le había mentido.

Move On |NoMinWhere stories live. Discover now