16. El placer de la terapia

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 Jaemin estaba a punto de tomar un taxi cuando su teléfono comenzó a sonar. Aseguraba en un cien por ciento que era Jeno. Frunció el ceño y se sintió un poco contrariado, tampoco era que llevara tanto tiempo de retraso, si acaso unos pocos minutos. Se había entretenido tratando de hacer reír a Dahyun, pero todo terminó siendo un completo fracaso, pues su amiga parecía recia a esconderse en una profunda tristeza que Jaemin no entendía muy bien.   

   Pero, al ver la pantalla encendiéndose nuevamente se dio cuenta de que en realidad era Haechan. Creía que su amigo todavía seguía de vacaciones con sus padres y que por eso no le daba tiempo de comunicarse con él. Al parecer se había equivocado.

   — ¿Hola?

   —Hey Jae, ¿Dónde están tú y tu culo tatuado? Vámonos, tengo ganas de beber.

   —Estás mal de la cabeza si crees que voy a ir contigo a hacer el ridículo otra vez —Jaemin volteó hacia ambos lados de la calle para poder cruzar. Esperaba que del otro lado fuera más fácil tomar un taxi. Ahora si ya se le estaba haciendo tarde—. Además no tengo tiempo.

   —Uy, ¿estás ocupado? —podía jurar que Haechan hacia una mueca burlona. Creía que su vida era tan patética que no podía ser capaz de ir a ningún lado sin él o sin Jeno.

   Y bueno, tenía razón, pero no lo pensaba admitir en voz alta. 

   —Voy a ver a alguien.

   —Espera, espera, ni siquiera intentes hacerte el interesante —su amigo gruñó del otro lado—. Vas a verte con Jeno, ¿no es cierto?

   — ¡Eso no te importa!

   —Ay Jaemin, ¡estás haciendo todo al revés! —Heachan le riñió, frustrado de escuchar que su mejor amigo tenía planes con su ex— ¿Qué pasó con esa determinación que tenías para olvidarlo? Durante el último mes te la has pasado lloriqueando por él como un perdedor. Ten algo de dignidad y olvida a ese imbécil. Aun eres muy joven, ¿no crees que pierdes tu tiempo llorando por alguien a quien no le importas ni un carajo?

   Jaemin sabía que su amigo estaba lleno de rencor y odio hacia Jeno por todo el daño que le había hecho. No obstante, debía reconocer que tenía un punto. Uno que aunque le doliera, era cierto.

   Él mismo se lo había propuesto. Se dijo durante muchas noches frente al espejo que iba a olvidar a ese hombre de sonrisa encantadora. Haechan también tenía razón al decir que él era joven. ¡Apenas tenía diecinueve años! Y lo único que hacía de su patética existencia era llorar por alguien que lo dejó sin ninguna explicación. Sólo con un montón de palabras que podían interpretarse de tantas maneras que de pensarlas ya suponían un dolor de cabeza.

   Jaemin quería volver a ser feliz. Sonreír. Hacer su vida sin sentirse vacío o sin tener el corazón partido. Estaba a punto de entrar a la universidad y de conocer nuevas personas. Era tonto de su parte pensar que jamás iba a enamorarse otra vez. Para empezar, ¿cómo lo sabía? ¡Si ni siquiera se daba la oportunidad! Si pretendía progresar debía liberarse de ese amor tóxico que no lo dejaba tranquilo. Estaba harto de ser el único que sufría de los dos. Jeno quería verlo para hablarle de quién sabe de qué cosas y después, sin mucho esfuerzo lo iba a terminar convenciendo, porque claro, era débil cuando de su ex se trataba. El círculo vicioso se repetiría, dejándolo atrapado, cerrándole las puertas de la superación y el bienestar por su poca capacidad para tomar una decisión firme.

   Jaemin no quería eso.

   —... pido, ¿sigues ahí?

   — ¿Eh? —Jaemin se sentía confundido, sus pensamientos lo agotaban, pero era necesario para aclarar su mente—. Ah sí, aquí estoy.

Move On |NoMinWhere stories live. Discover now