15. Mi amor

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Ocho meses atrás.

Jaemin sonrió. Una sonrisa que emergía desde el fondo de su corazón y terminaba en sus ojos. Coló una mano entre ambos cuerpos y trató de alejar la maravillosa opresión que le causaba su cercanía. Pero era en vano. Jeno lo besaba con tanta pasión que dudaba ser capaz de distraerlo. 

   — ¡Jen! —reía tiernamente contra su boca, empujando su pecho con ambas manos para que dejara de robarle el aire—. ¡Basta!

   Pero Jeno no le estaba prestando atención. Sus besos incluso fueron más profundos y apasionados que antes. Lo tenía tan bien agarrado por la espalda que ni siquiera le daba la oportunidad de escapar. Jaemin después de algunos segundos de forcejeo, dejó de fingir que no le gustaba aquello y enredó las manos en su sedoso cabello rubio, abriendo la boca para que profundizara de esa manera que tanto le gustaba.

   Estaban en el jardín de su casa, el lugar a donde tanto les gustaba escabullirse a ambos. Ese era su cumpleaños y Jeno le había organizado una gran fiesta para celebrar. Jeno se lo había llevado cuando terminaron de partir el pastel. Le dijo que tenía que darle su regalo en privado, pero Jaemin nunca creyó que tardarían más de dos horas besándose, justo después de recibir una caja pequeña, que gracias a las distracciones de Jeno todavía no sabía lo que contenía.

   Le sorprendía que no hubieran mandado ya a alguien para buscarlos. A lo mejor se hacían una idea (no tan buena) de lo que estaban haciendo.

   —Fue suficiente —con un chasquido de sus bocas Jaemin alejó a su novio, jadeando, tratando de recuperar la respiración mientras Jeno se relamía los labios. Sus mejillas se incendiaron en el proceso. A veces el mismo se sorprendía de lo mucho que les gustaba besarse—, me estás ahogando.

   — ¿De amor? —Jeno fue directo a su cuello, repartiendo besitos suaves y dulces que lo hacían suspirar. 

   —De vergüenza —Jaemin sonrió, tratando de mantenerse cuerdo—. Deja de ser tan cursi y ayúdame a abrir mi regalo. A eso me trajiste, ¿no?

   La boca húmeda de Jeno paseándose por toda su piel lo estaba estremeciendo. Jaemin no tenía ganas de excitarse en ese momento, sería demasiado vergonzoso llegar sonrosado y ansioso al mismo lugar en donde estaban sus padres.

   —Jeno, por favor.

   Jeno rió ante su tono de voz suplicante. Se separó de él y le dio un beso en la frente. Jaemin se mordió el labio inferior cuando sintió como sus delgados dedos recorrían sus mejillas.

   —Déjame abrir mi regalo.

   Jeno asintió. Pero Jaemin podía ver que estaba nervioso.

   — ¿Qué pasa? Creí que tenías ganas de darme mi obsequio —Jaemin abrió la caja con una sonrisa, que fuera tan pequeña le garantizaba que Jeno no le hubiera comprado algo demasiado ostentoso o en su defecto, enorme. Estaba harto de regresarle todas las cosas costosas que le compraba—. Mmm que curioso, unas llaves, ¿Qué significa? ¿Nos vamos de vacaciones?

   Soltó una carcajada ante sus propias proposiciones, aunque no terminaba de entender del todo. Acercó las llaves a su rostro con el propósito de verlas mejor y notó que había un dibujo en ellas, pero no lo identificó muy bien.

   Siguió inspeccionando y cuando finalmente lo hizo, gritó.

   — ¿¡Me compraste un auto!? —no quería alterarse, pero que las llaves tuvieran el logo de Mustang grabado en el centro, no lo hacían sentirse muy bien—. ¿¡Un jodido auto!?

   —Jae, escucha...

   — ¡Estás loco! —Jaemin se apresuró a guardar la llave en la caja. Con las manos temblándole por los nervios—. ¡Y estás aún más loco si crees que lo voy a aceptar!

Move On |NoMinWhere stories live. Discover now