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- tengo hambre - le digo y me empiezo a reír, salí encima de él, se me queda mirando
- qué quieres comer?
- lo que tengas - me pasó la canasta, la miro
- qué quieres? - le pregunte y me lo quedé mirando por unos segundos, me encantaba como su rostro estaba bien marcando, su nariz en punta chica, y sus ojitos súper chiquitos y negros, era todos lo contrario a mi, que era rubia, y de ojos celeste, la típica americana, que parecemos un copy and paste, lo mire, el era diferente, tenía otra culturas y otros rasgos, y quizás por eso me sentía atraída, o quizás estaba siendo una de esas chicas que les gustan los chicos malos, los rebeldes y aunque parezca una locura hasta los criminales, quizás sea una de ellas y no me de cuenta o no lo quiera admitir, porque mi ser se llenaría de vergüenza, vergüenza por estas trabajando para el fbi y enamorada de un criminal, no se sabía que pensar, y el me miraba, me miraba y yo no sabía que hacer, porque esos ojitos me atrapaban, me envolvían y yo me sentía perdida, peor jamás me encontré tanto con una persona, jamás sentí y esto y tenía miedo, pero solo quería que el me mirara que me dijera que nunca se va a ir de mi lado.
- uvas - me contestó, y saco un ramo de la canasta, saco una y me la puso en la boca, le mordí con delicadeza el dedo, me miro con ternura y una pasión que jamás había visto, sus ojos tenían ese don, esa habilidad que estaba a su favor y en nuestra contra, porque me gustaba, porque me encantaba que hiciera eso, y si, era un error, era el error más grande de mi vida, pero que iba a hacer, no tenía escapatoria, estaba atada, yo no quiera irme, cada vez estaba más adentro y era masoquista, porque lo miraba y cada vez que lo hacía me hundía más.
- en que piensas? - me preguntó, y me saco de todo lo que estaba pensando
- nada en especial - le dije con la esperanza de que no preguntara más nada, solo me quedo mirando
- que bonita eres - sonreí algo tonta, no sabía que decir
- Gracias - le dije con la voz más dulce que pude, pero el me ganaba, me ganaba, y si esto era un juego yo estaba perdiendo 100 contra 0, me lo quedé mirando
- tu también eres muy bonito
- si?
- si - dije y se acercó a mi, me dio un pequeño beso.

Llegue a casa y trate de tranquilizarme, peor no podía, sentía que el corazón se me iba a salir del pecho, estuve años sin que me pasara eso, nunca me había enamorado, había evitado este sentimiento por años, por miedo miedo a ese dolorcito en el pecho que te daba cuando alguien se iba, se alejaba y te dejaba con todo ese amor que tienes atorado en pecho, no quería conocer ese sentimiento, por eso me iba, por eso corría y huía de todos aquellos que trataban de acercarse a mi, me pase todavía mi vida corriendo y ahora alguien me atrapado, alguien errado, alguien que no debería estar ahí, en mi destino, en mi camino en mi vida, pero ahí estaba, con esos rasgos coreanos, eso ojitos marrones, esa piel blanca y esa sonrisa que me encantaba, cerré los ojos, y parece que lo veía, que lo sentía, que lo olía, estaba mal, estaba todo mal conmigo, por que tenes que ser un criminal? Por que tuviste que llegar justo ahora y volver tan vulnerable, tan fácil de dañar, y de engañar, suspire, y trate de aclarar mis pensamientos pero era imposible, no podía dejar de pensar, de que los demonios de mi cabeza me recordaran que era un error y que a la vez era lo más hermosos que me pasó en la vida, estaba en una guerra entre mis sentimientos y lo que debía hacer, entre el error más grande de mi vida y en mi única posibilidad de ser feliz en mi vida, las lágrimas se me caían de mis ojos, sentía la gota fría caer sobre mi mejilla y con ella caía la poca esperanza que me quedaba, y fue ahí, cuando sentí la gota fría caer por mi mejilla, que me di cuenta lo difícil que es amar.

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