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Sentí la puerta abrirse y abrí los ojos rápidamente, se paró enfrente de mi, me lo quedé mirando, no sabía que decirle, o que hacer, solo me quedé ahí, me quedo mirando fijo, con esos ojos fríos que me daban miedo pero a la misma vez envolvía mi ser por completo.
- vamos - me dice, su expresión era neutra y miedo aumentaba, me destapé y pare enfrente de él, caminamos hacia la puerta.
Llegamos a lo que creía que era su casa, me miro fijo a los ojos
- te quieres duchar? - me preguntó, quizás no era tan malo como decían, como parecía.
- si - dije sin levantar la vista ni por segundo, vi que sus pies estaban demasiado cerca de los míos, levanté mi mirada y su cara quedo a menos diez centímetros de la mía, mi corazón empezó a latir, y el me miraba, frío y distante y mi corazón latía más y más, nos quedamos mirando directo a los ojos, todo parecía perfecto, sin ningún error como si solo éramos nosotros, sin problemas sin barreras.
- camina - me dijo y se dio unos pasos al frente, lo seguí, entramos al baño - te doy media hora - cerro la puerta con llave y se fue. Mire el baño, era todo blanco, tenía una tina blanca, y al lado una cajita hecha de vidrio con una regadera, un espejo grande en forma de diamante y un lava manos, todo blanco, tome la ropa que estaba ahí, era un hoddie blanco largo con el loco de Nike, unas medias cortas y un short corto blanco, mire la ropa interior era negra.
Entre a la ducha y puse el agua súper caliente, me lave el cabello y deje que el agua caliente se apoderara de mi cuerpo.
Me puse una bata blanca, y una toalla en la cabeza, me paré enfrié del espejo y me mire, me saqué la toalla y tenía el cabello largo, me quedé mirándome, mirando todo de mi, busque unas tijeras en los cajones, agarre mi cabello y me lo corte, un poco más arriba de los hombros, me lo corte, sin pensarlo, deje la tijera, me peine, y me vestí, busque un secador, y me seque el cabello y me deje ondas, se sentía raro, me mire una y otra vez, y me gustaba, no sabía lo que estaba haciendo, no me sentía bien, no estaba en mis casillas no me sentía como yo.
Golpee la puerta para que me la abriera, en cuestión de segundos la puerta ya estaba abierta, se me quedo mirando, quedo en shock, y yo al mirarlo también, estaba fan jodidamente lindo.
- qué pasó? - me preguntó y sonrió de lado
- solo me lo corte - quería que todo pareciera normal - no te gusta como queda? - me pasó una mano por el cabello
- te ves genial - dijo y sonrió de lado - ven - dijo y me tomo de mano - voy a preparar café - le lo quede mirando, estaba confundida, respiré profundo y saqué coraje de donde no tenía.
- supuestamente me secuestraste - empecé - pero por que me tratas tan bien
- eres la primera mujer que secuestró, no se que hacer realmente - me miro, estaba mintiendo, me lo quedé mirando - Bueno eres la tercera, pero ellas eran criminales - no dije nada - yo no soy lo que piensas
- y que eres?
- cuando tu padre venga lo sabrás
- no has contestado mi pregunta, por que me tratas tan bien - se me quedo mirando
- no lo sé la verdad
- estás enamorado de mi? - porque yo lo estaba, y lo tenía miedo de decirlo, si era estupido lo que había dicho, era infantil, pero ya lo había hecho y el, se me había quedado mirando, y no decía nada, se dio la vuelta
- no, no lo estoy - traté de las lágrimas no se cayeran, respiré profundo. - vamos - tenia dos tazas de café en la mano, fuimos a la sala, puso las tazas en la mesita y prendió la estufa, mire para fuera, habían muchos pinos, un pequeño lago, y algunas montañas un poco lejos, me entregó la taza de café, la verdad que necesitaba algo caliente, tomé un sorbo, sentí como mi cuerpo se fue calentando de a poco, mire de nuevo para afuera, era un vista que te atrapaba por completo, me encantaban como los pinos combinaban con el lago, tus ojos se pedían en ellos.
Mire a Min por encima del hombro, note que me estaban mirando, pero enseguida bajo la vista.
Deje la taza en la mesa y me acerqué un poco más al fuego, me encaraba el calor que salía de él, mire al coreano por unos segundo, la luz del fuego alumbraba su cara y no podía y no exista otra cosa más hermosa que el, ahí sentando con su pelo perfectamente arreglado, su boquita y todo el, el me lo quedé mirando y no, no aparte la vista, porque me gustaba lo que estaba mirando, porque no me sentía culpable por lo que sentía, era amor, y ya está, y ya estoy acá, enamorada hasta los huesos, y no me pensaba mover de ahí. Unas ganas de besarlo invadieron mi ser, así que me acerqué a él, puse mi mano en su rostro y uní nuestras bocas, lo pegué más y más a mi, el se separó, se me quedo mirando y puso una de sus manos en mis piernas.
- estás segura? - me pregunta, sus dedos recorrían mi pierna, mi cuerpos se erizo por completo.
- si - dije y me senté en sus piernas.

Dancing With The Devil  Where stories live. Discover now