Siete

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—¡Fabuloso, arruiné la navidad! —se lamenta mientras saca del horno el pan de navidad que le costó preparar, totalmente quemado.

Erick quiere reír pero se aguanta porque no quiere que el rizado se sienta aún peor.

—Aún tenemos el que preparé yo —le recuerda.

—Pero quería ayudar en algo.

—Puedes cambiar al bebé mientras preparo su leche.

—No, Erick, ayúdame —suplica exagerando.

El ojiverde rueda los ojos pero accede porque no quiere que Joel haga otro desastre.

—Esto sabe tan bien que me recuerda a mi mamá —dice dándole otra mordida a su porción de pan.

—Eso fue un cumplido muy hermoso —responde Erick con los ojos brillantes y Joel carraspea para no sentirse incómodo.

—¿No tienes algo que hacer? —pregunta tratando de que se vaya.

El ojiverde niega —¿Tratas de invitarme a algún lugar? —pregunta malentendiendolo.

El rizado está por decirle que "no", de una manera nada delicada hasta que escucha al bebé llorar.

Erick rápidamente lo toma en sus brazos y lo mese para que vuelva a dormirse y lo hace.

Entonces Joel recuerda lo difícil que es cuidar a un bebé. Debe acostumbrarse un poco antes de hacerse cargo por si solo.

Cuando Erick voltea de nuevo a mirarlo le sonríe —¿Te gustaría ir al parque?

El día está nublado y el viento sopla helado haciendo que las personas que caminan por las calles tiriten de frío.

Sin embargo es un día hermoso porque es navidad.

—¿Cuéntame algo sobre tí? —pide Erick mirándolo con el bebé en sus brazos que también lo mira.

Joel rasca su nuca pensando —Cuando tenía 6 años robé unos chicles de la tienda.

—No eso —ríe de manera tierna —me refiero a lo que te gusta, dónde trabajas, de dónde eres...

—Me gustan las tardes frías como hoy y ver programas de preguntas en la televisión por la noche, también me gusta el aguacate y el color verde —habla tímidamente —trabajo en una oficina haciendo revistas y soy de California.

El brillo de los ojos de Erick se conserva tras cada palabra que dice porque todo le parece importante —Yo soy de Cuba —pronuncia aunque no se lo haya preguntado y Joel ríe.

—Algo me decía que no eras de por aquí.

—¿Eso es malo? —cuestiona desconcertado.

—Al contrario —dice —es algo bueno.

—También me gusta el frío y el chocolate.

—¿Por qué nos estamos diciendo esas cosas? —dice Joel —No son importantes.

—Si lo son —contradice formando un puchero y camina calle abajo mientras Joel lo sigue.

Cuando cae la noche y llegan al edificio en dónde viven, Erick sorprendentemente invita a Joel a su departamento excusándose con que tiene algunas cosas útiles para el bebé que su sobrino olvidó.

Joel está cómodo ahí porque Erick tiene calefacción.

—Es hora de los cuentos —habla emocionado mientras le ofrece una taza con chocolate caliente.

—¿Cuentos?

—De navidad —agrega —no sería navidad si no hay cuentos que contar.

—Eres un bebé —suelta burlándose.

Erick no puede contradecir sus palabras porque su celular suena en ese momento.

—Espera un minuto —pide y va a encerrarse al baño para responder la llamada con privacidad.

Joel se mantiene sentado unos segundos pero su instinto de señora de 40 décadas es más fuerte que él y se levanta para ir al baño también.

Es un gran defecto que tiene.

Escuchar conversaciones ajenas.

—Despues te llamo —escucha que dice el ojiverde —ya te lo dije, estoy ocupado... ¡Mamá! No es una cita, solo... solo... estamos resolviendo un asunto juntos... Si, es él... Lo sé, lo sé, es sexy —suspira —pero no haremos nada que te estés imaginando, parece que no le gusto...

Joel supone que se refiere a él y quiere desaparecer, así que corre asustado de nuevo a la sala y se sienta justo donde estaba antes.

Erick solo tarda un par de minutos más en volver —Lo siento, era mi mamá, quería desearme una feliz Navidad.

El rizado solo asiente sin poder mirarlo directamente.

—También quiero hacerlo —dice ofreciéndole una pequeña bolsa de regalo —¡Feliz Navidad!

Joel saca el regalo de la bolsa sorprendido —Te esperaré en 1999 —lee el título del libro.

—Es mi favorito. Lo compré cuando entramos a esa libreria. Ojalá te guste.

—También es mi favorito —habla recordando la primera vez que lo leyó y lo que se prometió. "El amor de mi vida debe conocer esta historia, solo conociendola podría conocerme y amarme".

—Entonces ya la leíste —habla con decepción pero Joel no le deja decir nada más porque casi se lanza encima de él.

Lo abraza muy fuerte e inconscientemente comienza a llorar en su hombro.

Baby || JoerickWhere stories live. Discover now