Diecisiete

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—Lo siento señor Pimentel, su solicitud de adopción ha sido rechazada —habla claro la mujer frente a él.

Mantiene su expresión seria mientras robóticamente pasa hoja tras hoja sin mantenerse a leer.

—¿Por qué? —trata de reclamar sintiendo una presión en su pecho —Los papeles están completos y en orden como me los pidieron —la mujer asiente y él pregunta —¿Entonces cuál es el problema?

—Hay un matrimonio que está interesado en el bebé —explica calmada como si sus palabras no afectarán al hombre frente a ella.

—Pero... —trata de hablar algo, mas las palabras no salen de su garganta, se quedan atoradas ahí y su voz tiembla.

—Es un matrimonio señor Pimentel, —lo interrumpe —tienen mayor preferencia porque pueden darle una verdadera y completa familia a cualquier niño.

—¡Es injusto! —casi grita después de unos minutos de silencio —Nadie podría amar a Jack tanto como yo...

—Señor Pimentel —alza la voz sonando duro —no puedo ayudarlo de ninguna forma, solo puedo asegurarle que el bebé estará bien con las personas que lleguen a adoptarlo.

...

En el camino de regreso Joel se tortura con pensamientos hirientes.

Nunca ha sido suficiente para nadie.

La mujer que lo parió lo abandonó.

El chico que le gustaba en la secundaria lo humilló delante de toda la escuela.

Sus compañeros de trabajo suelen ignorarlo.

Todas las personas que ha conocido han sido eso, simples conocidos.

Ahora mismo piensa que debió haberse permitido conocer a alguien y tratar de enamorarse, tal vez al estar casado podría adoptar a Jack sin ningún impedimento.

Cuando piensa en alguna persona con la que podría salir, nadie viene a su mente.

Su vida es así de solitaria.

El sonido de su celular lo devuelve a la realidad. Mira el nombre en la pantalla y aunque no se de cuenta, siente cálido en su pecho.

No responde a la llamada, solo decide mandarle un mensaje.

"Estoy por llegar."

...

El momento en el que está frente a la puerta del departamento es decisivo. Ha estado pensando en una locura que no puede sacarse de la cabeza.

—Estas aquí —murmura con voz baja cuando lo ve entrar.

Sus ojos llenos de tristeza le preocupan pero decide no preguntar porque sabe la razón.

...

Esa tensión y la frialdad que siente del otro lado de la cama, no le dejan dormir.

La persona de su lado probablemente tiene roto el corazón y el suyo va a romperse con él si no logra ayudarlo.

—¿Quieres hablar? —murmura bajo.

Las palabras que Joel estaba reteniendo en su garganta ya no pueden quedarse ahí porque Erick ha hablado.

—Sabes... aunque creas que esto no me importa, si lo hace. No sé que idea tienes de mí pero no creo que me conozcas realmente. Joel, estoy ayudándote porque...

—¿Erick? —lo llama volteandose para verlo de frente. Parece que no hubiera escuchado ninguna de las palabras que acaba de decir.

Erick lo mira atentamente mientras Joel pronuncia aquellas palabras que hacen a su corazón pararse por un segundo y al siguiente acelerar con velocidad.

—Cásate conmigo.

Baby || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora