Una historia de lokos

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Prefiero no dar detalles de lo que pasó después, porque no soy de las que van contando esas cosas (espero que no hayáis pensado que sí). Solo voy a decir que lo que tenía que pasar pasó y ya. De ahí podéis sacar conclusiones. 

Desperté a la mañana siguiente un poco cansada. Solo había dormido cuatro o menos horas entre todo lo que pasó. Miré a Loki a mi lado, aun durmiendo. Se ve tan mono cuando duerme... 

Besé sus labios con la esperanza de que despertase cuando noté un tremendo dolor de cabeza y... ganas de devolver (esto va a ser duro de contar). Corrí hacia el baño y allí hice todo lo que tenía que hacer.

- ¿Bry? - oí a Loki desde la habitación, mientras yo comenzaba a marearme. 

Noté el frío suelo en mi piel y después no recuerdo lo que paso, pero Loki me contó que me encontró en el baño muy pálida. Me había desmayado. 

Me acostó en la cama de nuevo y esperó a que despertase, cosa que hice como... ¿Tres horas después? No sé de donde sacó la paciencia, pero cuando desperté no tenía ni siquiera un libro en mano. Se limitaba a mirarme. 

- Buenos días - gemí desperezándome y aún con el dolor de cabeza. 

- ¿Qué te ha pasado?

- ¿Eh? Solo se que me duele la cabeza...

Besó mis labios. Los suyos estaban fríos, como siempre. Me acarició una mejilla y noté que ya no tenía tanto calor, porque sus manos también estaban congeladas. 

Apoyé mi frente en su pecho desnudo tratando de coger mas frío. Él pareció comprender lo que hacía, porque se limitó a sonreír. 

- ¿Aquí tenéis test de embarazo? - pregunté como si nada. 

Levanté la cabeza para mirarle a los ojos y pude ver su rostro confundido con mi pregunta. 

- No te vengas arriba, pero puede que esté embarazada... 

Creo que lo dije demasiado normal, porque él se quedó sin habla. Supongo que no pilló si era una broma o iba en serio. 

- ¿Crees que...?

- He vomitado, me duele la cabeza, no me encuentro muy bien... Probablemente sí. 

Tocó mi vientre cerrando los ojos. No entendí lo que quería con eso, pero confié en él y le dejé. Esperé pacientemente a que dijese algo.

- Es muy pronto, no puedo sentir su energía, pero esperemos unas semanas y vuelvo a probar - sus ojos brillaban de alegría, lo que me hizo sonreír. 

- ¿Crees que sí? - sonrió de lado dulcemente. Le abracé feliz. Después de todo había conseguido lo que quería: que se enamorase de mí. O eso creo, espero que sí.