¿Alguna señal?

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Me cansé de esperar. Ya llevaban dos meses y medio y seguía sin tener noticias suyas.

- Heimdall, ¿Qué le pasa a Loki? ¿Por qué no vuelve? - no sabía muy bien como hacerlo, y eso sonó con la peor fe y seguridad que os imaginéis. ¿Por qué iba a estar Heimdall pendiente de mí? ¿Y si estaba en su hora de descanso y había quedado como una estúpida?

Me senté en el sillón cansada. Aquello no tenía sentido. Tenía que aceptarlo, nos había abandonado, me había quedado sola. Ningún padre al que le importa si familia se comporta así, sin dar noticias durante meses.

- ¿Qué le he hecho...? ¿Por qué se fue así y después no manda ni una señal de que sigue con vida? - cogí a mí bebé ya más crecidito y regordete en brazos - tienes suerte de ser tan pequeño, porque si no, necesitarías un buen régimen.

Le hice cosquillas para tratar de divertirlo y cuando ambos nos cansamos le di un beso en la frente y lo dejé en el suelo alfombrado para que gateara.

Dirigí un momento la vista a la ventana, y cuando volví a mirar a Luke, en su lugar había un gato.

- ¿¡Luke!?

- Gaga, ja - oí como reía debajo del sofá.

Me agaché para cogerlo.

- A mami no se le dan esos sustos. ¿Y este gato de donde sale?

Era negro, con los ojos verdes. ¿Era Loki? No. Era de Loki. Sí, me lo había mandado para ayudarme a distraer a nuestro niño y para que yo no me sintiera tan sola. Supongo que la llamada a Heimdall había valido la pena... Decidí llamarlo Twist. No se porqué. Simplemente me gustó, y creo que a Luke también.

Los dejé a los dos jugando en la alfombra y enseguida se hicieron amigos. La verdad es que para ser un gato era muy amistoso y amigable, pero qué queréis que os diga: Con Loki todo es posible.

Una historia de lokosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora