Una historia de lokos

Malas noticias

Todo lo bueno acaba. Volvamos a ese lema.

Ya pensábamos un mes como familia cuando lo me vino un día sin muy buena cara. Obviamente me asusté. ¿Qué sucedía?

- Tengo que ir por un tiempo a Asgard a ocuparme de unas cosas de palacio - anunció.

- Y... ¿Y el bebé? ¿Nos vas a dejar aquí?

- Podéis quedaros aquí hasta que vuelva. Tampoco me necesitas para cuidar de él. No te faltará de nada, te lo prometo.

- ¿Vas a abandonarnos? - mis ojos ya estaban llenos de lágrimas. Miré a Loki con miedo.

- Seguro que estaréis bien. Si me necesitais decirlo a Heimdall.

- ¿Cómo?

- Pues... Le llamáis y le decís lo que necesitéis. Yo os intentaré ayudar.

Besó mi mejilla, ya manchada con mis lágrimas.

- ¿Cuando volverás?

- No lo sé, pero intentaré que no mucho, te lo prometo.

Aquella tarde, Loki se fue por el Byfrost dejándome sola con Luke, quién lloraba. Supongo que se había dado cuenta de que su papá se iba de, de que estaba triste o de que algo no iba bien. Ese niño es muy liso.

Pasaron los días, semanas, meses... Pero no volvía. Comenzaba a asustarme. Ya pensaba que no iba a volver, y cuanto más tiempo pasaba más lo pensaba. Había cumplido más o menos su promesa de que no nos faltaría de nada, o al menos cumplió la material, pero yo seguía necesitando algo más. Le necesitaba a a él.

Tampoco dio nunca ninguna señal de que se acordaba de nosotros, ni un mensaje, ni por Heimdall, nada. ¿Que le costaba mandar un WhatsApp? ¿Y una llamada?

Y tampoco era la única que le necesitaba. Había conseguido encariñarse con nuestro hijo haciéndole ilusiones, pero lo único que sabía yo era convertirme en otras personas. El hacía flores a su alrededor, representaciones de cosas... Mientras que para distraerle, yo solo podía convertirme en otras personas y hacer un teatro, pero claro, no se lo pasaba tan bien.