La nueva llegada || Hazbin Hotel X Oc

26

Zenda

— Si estas triste porque me voy, puedes visitarme, creo —dije divertida al entrar a la habitación.

— No lo creo —respondió con una voz sombría y me di vuelta al escuchar el "tic" de la puerta, dando a entender que había cerrado con llave—. Se me dificultaría un poco...

Dejé escapar una risita nerviosa.

— ¿Por que dices eso, Nyx? Y además... ¿Por qué cerraste con llave?

Sonrió. Pero no era una bonita sonrisa.

— Porque no me lo tienen permitido. Digamos que...—empezó a caminar haciendo círculos a mi alrededor—. No soy muy bien recibido en el mundo de los mortales, me vuelvo algo... Descontrolado.

— ¿P-Por qué? ¿Porque hay muchos pecadores? — Pregunté confundida.

— Oh, no, no. Porque no tengo control cuando se tratan de almas humanas... Pero esta vez demostré ser diferente—aspiró mi cuello—. Controle mis ganas y no bebí mucho de la sangre humana... Y eso que encontré un botín. Encontré a la mismísima Eva; Bueno, en realidad... Yo te encontré.

— Nyx, no entiendo de que hablas... Me asustas.

Me alejé de su cercanía. No me inspiraba nada bueno.

— Zenda —rió corto—. No soy Nyx —su mirada se oscureció y su cuerpo empezaba a desmembrarse y crecer—, dime Tartot, dulzura.

Abrí mis ojos asustada y empecé a correr a la puerta, tratano de abrirla y quitarle el seguro pero estaba rota. ¡¿Cuando lo hizo?!

— ¡Auxi-

— Shh... No, no queremos que nos interrumpan, ¿Cierto? —tapó mi boca con sus extremidades viscosas. Era un asco.

No entiendo como lo hice pero pude quitar esa asquerosidad de mi boca y gritar.

— ¡Ayuda!

Me tiró al suelo.

— Te dije que te calles.

— Oh, no me gusta como tratas a mi juguetito... Es un buen entretenimiento el que me estas dando pero no me gusta esta parte —Miré a Alastor quien se encontraba sonriente. Mi cuerpo se alivió al verlo—. Yo sentía algo extraño en ti... No sabia muy bien el qué, ¿Además de que la tonta humana trajo a un demonio de la nada diciendo que queria ser "salvado"? —rió— Por favor, suena ridículo y hasta imposible de creer. Pero debo felicitarte por esta increíble fachada.

— Alastor, sabes que no puedes conmigo.

Esa voz es escalofriante.

— ¿Estas seguro de eso? —varios simbolos aparecieron.

— En el momento en que consuma su alma o beba una cantidad de sangre de ella estan todos perdidos. ¡Todos!

Sin mas que perder Nyx, o mejor dicho Tartot. Me envolvió en su cuerpo viscoso y salimos rompiendo la ventana, escapando.

— ¡Ten cuidado, dulzura! —gritó Alastor.

¡¿Como qué tenga cuidado?! ¡Ven a salvarme!

Alastor

— Oh, Charlie. Que hermosa sorpresa —sonreí al verla mientras bajaba las escaleras y ella subía.

— Alastor, ¿Escuchaste ese sonido? Estaba a punto de verificar que ocurría.

— Oh, no es nada cariño... Nada de qué preocuparse. Solo que Nyx es Tartot en realidad y se acaba de llevar a Zenda —informé despreocupado.

— ¡¿Qué?! ¡¿Como que se llevó a la estúpida esa?! —preguntó Dust.

— ¡Alastor! Debemos hacer algo... Debemos... ¡No podemos dejar que se la lleve! ¿Sabes todo los problemas que podría causar si Tartot vuelve a recuperar su fuerza?

— Cariño —corté—. No estaría tan tranquilo si no tuviera algo bajo la mano, ¿No crees? Por el momento estén preparados... Voy a necesitar a unos extras.

— Supongo que solo nos queda confiar en ti... —habló nerviosa Charlie—. Voy a buscar a Vaggie.

— ¿Como que extras? ¿A quien llamas extras idiota?

— Tranquilo, Angel Dust... Zenda volverá —reí perverso—, tenlo por seguro.

Oh, si. Claro que iba a volver... Me iba a asegurar personalmente de eso. El momento del trato llegó.

Mientras tanto hay que dejar que Tartot crea que tiene todo bajo control y nosotros perdimos ante él.

Me senté en el sofá tomando un delicioso café, tranquilamente.

Maldita Zenda, vas a pagar todo esto que estoy haciendo por ti.

•••
¡hola y adiós!