Esposo mío, estás molesto conmigo?

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Fengxiao no podía creer que habían pasado dos días desde el suceso del baño y aún, todavía estaba esperando que su esposo lo dejara fe evitar. Si, de evitar completamente. No lo había visto en todo ese tiempo. Zhiyin se había encerrado en su cuarto, puesto una formación a su alrededor y de paso poner al perro que él mismo le había regalado como guardia.

La única persona que podía acercársele era Yanfeng y solamente para dejarle comida. Nadie más. Hasta se estaba sintiendo celoso de ese hecho.

¿Qué demonios había hecho mal esta vez?

Y no era el único que se lo preguntaba. Todos en la secta ya lo estaban cuchicheando a sus espaldas pues el humor de su líder estaba tan ácido que su mano derecha Yanhuan ya contaba los segundo que tenía que estar a su lado y rezar por salir vivo de la habitación. Había un aura alrededor de Fengxiao que hacía sudar hasta al más valiente de la secta.

Zhiyin por su parte se negaba a salir de la habitación. Había estado sentado en el conjunto de cojines que se había robado de algún lado, o más bien había enviado a Fengxin a hacer el trabajo sucio, y pasaba la mayor parte del tiempo meditando buscando una forma de detener el líquido que se escurría constantemente de sus pezones. La sensación de humedad era desagradable y soltaba un chillido aterrado cada vez que tenía que cambiarse los pañuelos que se ponía cada dos o tres horas.

Tenía que reconocer que era una persona que se adaptaba fácil a los cambios pero lo de ahora era tan anormal para él que todavía no lo procesaba. Además debía unir que sus pezones se pasaban casi todo el tiempo, erectos y dolían lo suficiente para que incluso el simple roce le hiciera gemir. Se había imaginado que algo como esto podría ocurrir en algún momento pero nunca se imaginó que se materializara y que fuera tan pronto. Todavía su mente no lo procesaba.

Lo único positivo era que había logrado estabilizar su cultivo en su cuerpo aunque todavía estaba aquella parte envuelta en su núcleo que le hacía resistencia. No quería seguir forzándola debido al estado de su cuerpo y no sabía si era peligroso para su renacuajo, así que lo intentaría más adelante.

Para el tercer día, no supo cómo lo hizo, pero sus pezones dejaron de lactar, al menos así fue durante un buen rato. Así que con una sonrisa y el buen humor retornando a él abrió la puerta de su cuarto sintiendo el viento caliente golpear su rostro. Por suerte la cinta en su muñeca junto a la manilla donde solía resguardarse Fengxin lo mantenía fresco. Aun así necesitaría un baño y cambiar su ropa que olía más a leche que otra cosa. Así que se dirigió al cuarto de Fengxiao que encontró solo.

Era en la tarde así que él debía estar en el estudio. Estaba seguro que Suji debía de haberle dado quejas pues él se había recluido tres días y perdido las lecciones. Seguro que su esposo se encargaría sin ningún problema de ello. También debía disculparse con él. Aquel día lo había empujado con fuerza y pedido que se fuera cuando lo estaba preparando. Recordar aquello le sacó un sonrojo y sonrió tímido. Le gustaban las manos de su esposo contra su cuerpo, se sentían bien, y no solo eso, era diferente a solo el contacto físico. Su corazón latía con fuerza al sentirse querido.

Entro al baño y tocó el agua de la piscina. Estaba fría, claro, normalmente los gemelos hacían su magia para calentarla con su energía espiritual pero él no tenía el suficiente cultivo todavía para utilizar hechizos de ese tipo. Odiaba su cuerpo débil que lo retrasaba en muchas cosas. Por el momento solo se daría un chapuzón. Así que tiró toda la ropa a un lado y de dejó sumergir completo. Sentía hasta leche en su cabello.

Fengxiao entró en su habitación, necesitaba buscar algunos documentos que había dejado allí después de pasarse toda la noche esperando que Zhiyin volviera sin mucho resultado. Estaba realmente cansado, había estado trabajando para obviar la preocupación de lo que estaba ocurriendo y en la noche no podía dormir llegando la mañana recibiéndolo todavía solo en su cama.

Enamorado de un idiota (Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora