Capítulo 19

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Narra Lali.

Había dormido poco tiempo, así que me desperté con mucho dolor de cabeza, los ojos hinchados y aún, con todo lo que había llorado, más ganas de seguir haciéndolo. Empecé a mirar en los cajones, a buscar cosas que puedan hacerme sentirlo cerca de mi y un poco menos triste. El dolor no se iba a ir nunca pero tendría que aprender a vivir con ello.
Encontré su agenda pero justo sonó mi celular era un mensaje de Peter.

Peter: No soy capaz de hablar… ya me contó Euge. Lo siento tanto Lali… estoy roto. Tuvimos que mover cielo y tierra para conseguir un vuelo para hoy. Llegamos a la madrugada. Te quiero.
Lali: También lo siento Pit

Me senté en la cama, abrí su agenda y empecé a mirar, había anotaciones de sus clases, reuniones, citas médicas… pero sus últimas hojas tenían otra cosa.

Sé que las cosas son difíciles por mi culpa pero yo te quiero mucho —. Empecé a leer con el corazón en la boca —. Esto puede ser una gran locura pero quiero que te cases conmigo… Quiero que luchemos por nuestro amor y espero que me digas que si —. Estaba medio tachado y debajo había escrito algo parecido. Estaba buscando las palabras que iba a usar cuando me pidiera matrimonio —. Ojalá te hubieras despertado Agus… Ojalá hubiéramos podido aclarar las cosas.

Robert llegó cuando yo estaba desayunando. María y Roberto seguían dormidos, lo que se habían tomado era bastante fuerte.

—Tenía la esperanza de que despierte —. Me dijo mientras me abrazaba —. No sé cómo voy a hacer para sostener a mis viejos…
—Va a ser muy difícil pero estamos todos juntos en esto.
—Gracias por ser de fierro enana —. Agarró mi cara y me dio un beso en la frente, después volvió a abrazarme —. Fuiste un gran apoyo todos estos meses, estuve todo el tiempo con mis viejos que yo ni pude y nunca lo voy a olvidar.
—Somos familia Robert, siempre voy a estar para ustedes como ustedes estuvieron para mi desde que me conocieron.

Me fui a duchar, después me puse un vestido negro, me maquille un poco y salimos todos hacia el tanatorio, mañana lo creman así que era mi último día para mirarlo.
Se veía tranquilo, como si estuviera dormido.
Las horas pasaban lentas, era un infierno escuchar a todos llorar y hablar de él. Se me estaba haciendo muy difícil.
Salí fuera para tomar aire y apareció mi mamá. Me lancé a sus brazos y empecé a llorar como si fuera nuevamente una bebé recién nacida.

—Se fue, mami…  Se fue para siempre —. Le dije sin soltarla y llena de dolor —. Se fue para siempre… y no pude decirle como me siento...
—Lo siento cariño, lo siento mucho… Vas a estar bien.

Había unas mesas llenas de comida pero tenía el estómago cerrado, así que también había evitado beber alcohol. Todos hablaban, recordaban momentos con Agustín y presentaban sus respetos a la familia y a mi. Me repetían una y mil veces que era una novia maravillosa por haber estado a su lado hasta el final y eso me hacía sentir bastante mal, porque si bien no lo dejé en ningún momento, hace meses estaba soltera.
Era de noche, ya quedaba poca gente, fuera llovía pero yo estaba apoyada en el marco de la puerta mirando las gotas caer con fuerza. Dos siluetas aparecieron entre la lluvia y la oscuridad, con caras cansadas por el viaje y la tristeza, Peter y el Chino se acercaban. Salí corriendo hacia los brazos de Peter, que enseguida me agarró con fuerza con una mano mientras con la otra seguía sujetando el paraguas que traía. En medio de tanto dolor, sentí amor. Sentí consuelo y protección entre sus brazos y comprendí que lo había extrañado tanto porque lo amaba, y me hizo falta que se fuera del otro lado del charco, con otra mujer y que no me hable, para poder reconocerme a mi misma, que estaba locamente enamorada de él.
Me alejé para mirarlo a los ojos, se veía la tristeza en su mirada pero aún así me dio un beso en la frente y volvió a sujetarme con fuerza.

Inefable ||Laliter||Where stories live. Discover now