Capitulo 31

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Narra Lali.

Había acabado mi novela y vuelto a trabajar en la editorial pero aún no había tenido el valor de darle el libro a mi jefa. Trabajaba desde casa así que seguía en Cariló y nos veíamos con Peter los viernes, sábados y domingos. Algún día de semana que iba por algo de trabajo y una semana cada dos meses, que Peter se tomaba libre. Beneficios de ser uno de los dueño de la empresa.
Las cosas iban bien aunque nos extrañabamos mucho pero el tiempo que compartíamos era increíble. Reír con la persona que amas hace que te llenes de energía positiva. Me sentía feliz  segura y amada. Confiaba en él como en nadie y quería todo a su lado. Me había apuntado al gimnasio y a clases de restauración de muebles para ocupar el tiempo que tenía libre por las tardes. Rochi iba conmigo al gimnasio así que se me hacía más ameno.

—¿Como está Pablo? —Le pregunté cuando nos subimos a la cinta de correr.
—Ahora está en Chile nos manda algún mensaje de vez en cuando pero la mayoría del tiempo tiene el celular apagado.
—Se fue por mi culpa...
—Se fue porque necesitaba un cambio de aires y siempre quiso irse de mochilero con la guitarra por ahí, se fue con un grupo de músicos y está bien. No te preocupes por él.
—Espero que algún día me conteste los mensajes, le conté que estoy con Peter porque quería que se entere por mi pero tampoco recibí respuesta.
—Pablo se había hecho ilusiones pero en serio, ya está bien. Se le pasó y va a volver, tarde o temprano... Al menos eso espero.
—¿Te gusta Pablo? —Le pregunté porque de repente me di cuenta de que cuando hablaba de él su tono era más dulce de lo normal.
—¡Ay, Lali! —Soltó una risa nerviosa —No, nada que ver. Somos amigos hace años, nada más.
—Estás muerta con él —. Sonreí.
—Nada que ver —. Volvió a negarlo.
—¡Hola diosas! —Apareció Gastón y se puso en la cinta que estaba a mi lado.
—¿Cuándo te apuntaste? —Le pregunté sorprendida.
—Habías dicho que los gimnasios solo eran lugares mal olientes —. Le recordó Rochi y reímos.
—Me apunté ayer porque hace unos días salí con Nico —. Guiño un ojo.
—¡¿El profe de spinning?! —Rochi estaba soeprendida y la verdad es que yo también.
—Ese mismo —. Sonrió triunfante —. Salimos un par de veces y me gusta mucho así que creo que estaremos más tiempo juntos.
—Impresionante Dalmau —. Reí.

Pablo se habia ido al poco tiempo de mi faltada y no había vuelto. Estaba recorriendo el mundo haciendo música y reconstruyendose. Era su destino, lejos de mi y en su mundo.
En clase de restauración estaba arreglando los muebles viejos de casa, ya había restaurado el armario de la habitación, la cama, la cómoda... Y ahora estaba con las mesitas de luz. Era mágico poder hacer de algo viajo algo nuevo.

—¿Como va el viaje? —Le pregunté a Peter cuando me llamó.
—Los amigos españoles del Chino están todos locos —. Soltó una carcajada —. Vico está más pendiente del celular que de otra cosa, por Cande y esperando a ver como está por lo del tratamiento y deseando ser padre. El Chino lo pasa bomba y yo bueno, te extraño y me di cuenta de que salir estando de novio, no es lo mismo —. Reí.
—Eso es porque no te sabés divertir si no hay mujeres de por medio —. Me queje.
—¿Quién dijo que no hay mujeres? —Bromeó.
—Tenés suerte de que confío plenamente en vos Lanzani.
—No es suerte, me lo gané y eso es parte del amor.
—Estoy deseando que vuelvas.
—Mañana estoy ahí, listo para quedarme una semana con vos. ¡Prepárate porque vas a salir poco de la cama!
—Estaré ansiosa esperándote.

Peter se había ido una semana a Ibiza por la despedida de soltero del Chino. Al principio sentí un nudo en la garganta cuando me lo contó pero enseguida hablamos y me escuchó, me quitó de la cabeza mis miedos y dudas. Entendía que parte del amor era esa libertad de que el otro pudiera hacer lo que quiera y a la vez tener la seguridad de que te respeta y que nada de lo que pueda hacer será malo. No tener la necesidad de saber qué hace a cada segundo y sentirme tranquila era algo que amaba tanto como a él.
Comprender que el amor es confianza, libertad, deseo, respeto... Que lindo es el amor sano y que poco lo buscamos.
Normalmente tanto hombres como mujeres nos conformamos con relaciones que no son buenas porque creemos que es lo que tenemos que hacer. Por querer justificamos acciones que son una mierda. Yo misma he cometido esos errores, he sido celosa, desconfiada, he revisado el celular, he prohibido salidas, hablar con mujeres... Muchas cosas de las que no me siento orgullosa pero que, por suerte, he aprendido que no tengo que volver a repetirlas porque si en algún momento vuelvo a perder la confianza en el amor lo que tengo que hacer es irme. Sin más y buscar en otro lado. No quedarme a sufrir ni hacer sufrir al otro por errores. Cuando no puedas perdonar vete, porque todo lo que hagas, desde la rabia, será de todo menos bueno para reconstruir la relación.

Narra Peter.

Natalie estaba en Ibiza, casualmente según ella, pero sabía que había ido a propósito. Tenía unas amigas que se habían sumado a la fiesta así que el Chino las dejó quedarse pero yo sabía que tenía que decirle a Lali lo que pasaba. No quería hacerlo por teléfono y solo seria un día así que esperar a llegar a casa me parecía lo más correcto.

—Me voy a separar —. Me contó cuando se sentó a la lado en el barco —. No soy feliz.
—Creía que te daba todo lo que querías, libertad para hacer de todo... Y que eso era lo que te hacía feliz.
—Ya no es lo que quiero. Quiero que me amen y amar yo también. Formar una familia y ser feliz.
—No te pegan esos deseos.
—La gente cambia, vos lo sabes mejor que nadie ¿O es una etapa? —Sonrió y se quitó la parte de arriba del bikini para tomar el sol —. Podés mirar, no me molesta que sientas deseo al verme —. Reí y me puse crema en la cara.
—En Europa todas las mujeres toman el sol en las playas en tetas y no pasa nada. No soy un pajero que se va calentando por ver tetas. Me parece desagradable.
—Sos un sueño Pedro.
—No soy un pibe del montón. Si te centraras en conocer a las personas y no moverte por interés, encontrarías a un buen chico.
—Estás un poco mala onda conmigo —. Soltó una carcajada —Pero entiendo que estás incómodo por mi presencia ¿Se va a enojar Lali?
—Claro que no, confía en mí.
—Parece un poquito insegura.
—Y vos desesperada —. Me levanté para irme a donde estaban los demás porque no la aguantaba.

Natalie se puso en pie, impidiendome el paso, se lanzó a darme un abrazo y me dio un beso en la mejilla.

—¡No te enojes! —Me pidió cuando la aparté.
—No puedo ser tu amigo porque se ven tus intenciones desde España. Así que déjame en paz. Amo a Lali y no vas a hacer nada para arruinarlo. Sos buena mina Natalie, yo lo sé, no caigas así de bajo.

Me fui del otro lado y me senté con Vico a tomar una cerveza. Después me tiré al agua y me quedé mira el hermoso paisaje. Tenía que traer a Lali acá, le iba a gustar.

—No voy a bajar a cenar con ustedes si va Natalie —. Le avisé al Chino cuando se tiró al agua.
—Pensaba que estaba todo bien con ella.
—Ya no —. Suspiré —. Es complicada cuando algo se le mete en la cabeza.
—No te preocupes si ellos quieren quedar con las amigas que lo hagan después de nuestra cena ¡Qué me caso y mando yo! —Exclamó y se me tiró encima.
—Quien lo diría —. Reí.
—A lo mejor dentro de poco cae también tu boda.
—¡Lo dudo!
—¿Lali no quiere?
—La verdad no lo hablamos, yo no me casaría pero bueno si es algo que ella quiere podríamos hablarlo.

Había muchas cosas que todavía no sabía de ella. Es increíble como puedes compartir tanto con una persona y siempre te va a quedar algo por descubrir.

Narra Lali.

Después de ir a cenar con Rochi y Gastón, volví a casa. Había sido un día largo y solo tenía ganas de descansar para ir a buscar a Peter al aeropuerto a la tarde y dejar todo listo.
Cuando llegué a casa miré el correo porque estaba esperado unas anotaciones de Daky sobre mi libro. Después de que lo leyera Peter, ella fue la segunda persona a la que se lo envié para que me ayude a corregirlo. Además de su email, tenía otro de un remitente desconocido. Pinché y me aparecieron fotos de Peter con Natalie, abrazados en un barco, dándose un beso... Sentí como mi corazón se detenía. Otra vez me estaban fallando y justo él. Empecé a llorar, de rabia, de decepción... Sentí odio y un dolor punzante en el estómago.
Desebaba que no fuera real pero las fotos estaban ahí, delante de mi cara. Era real y sabia que esta vez no iba a perdonar que me engañen porque mi corazón no lo iba a resistir.

Inefable ||Laliter||Where stories live. Discover now