Capítulo 35

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Narra Peter.

Eugenia y Oriana se habían casado, una boda simple, al aire libre. Las dos con vestidos blancos, preciosas y enigmáticas.
El Chino y Úrsula se habían mudado a Buenos Aires, el padre de ella quería abrir negocios en Argentina y lo quería a él al frente de todo.
Cande y Vico, habían tenido a su hijo, Juan. Estaban muy felices e iban en busca del segundo.
Mery, después de superar su crisis con Meme, fue nuevamente madre de otra niña preciosa.
Lali, mi hermosa y amada Lali, consiguió publicar Inefable, se convirtió en un éxito de ventas y está escribiendo ya su segundo libro. Vivimos felices en Cariló, juntos, en su casa. Ya era absurdo estar viviendo en casas separadas cuando la mayoría del tiempo la pasábamos juntos. Yo seguía con mi taller, trabajaba por las mañanas, por las tardes iba el gimnasio. Libraba siempre los fines de semana para tener citas los sábados con Lali. Habíamos llegado a ese acuerdo, salir de la rutina los sábados y tener citas especiales. Ya habíamos hecho de todo, clases de cocina, de baile, talleres de escritura, de teatro, rutas de senderismo, clases de surf, buceo... Habíamos probado la comida de todos los restaurantes de Cariló y recorrido todas las zonas cercanas.

—Tengo la caravana perfecta —. Me dijo con unos papeles en la mano -¿Listo para nuestra nueva aventura? -Me besó y sonreí.

Habíamos planeado tomarnos tres meses para recorrer el país de punta a punta. Era algo que queríamos empezar a hacer todos los años y por suerte nuestros trabajos nos permitan tener libertad.

—El año que viene, podemos recorrer Portugal. Al siguiente España... —Me dijo cuando nos sentamos en el jardín para tomar mate.
—Los chicos quieren hacer un viaje todos juntos, pon eso en tu agenda de viaje.
—¿No se te hace raro estar con nuestros amigos? Ellos casados, con hijos... Y nosotros pensando en recorrer el mundo. Todos con sus rutinas... Y nosotros siempre buscando algo distinto que hacer...
—¿No te gusta la vida que tenemos?
—¡Me encanta! —Se puso en pie y se acercó para sentarse encima mío —. La vida con vos es mucho más de lo que imaginé.
—Pero...
—¿Pensaste en qué podíamos tener un hijo? —Le tembló la voz —. Cuando ves que todos a tu alrededor forman una familia y empiezan a cambiar su rumbo, te dan un poco de ganas de planteartelo.
—Pensaba que nunca me lo pedirías... —Contesté y la besé —. Me veo con cuatro hijos recorriendo el mundo en caravana.
—¡¿Cuatro?! ¡Vos me querés matar! —Reimos.
—Te amo —. Le dije mientras metía la mano entre sus piernas.
—Te amo —. Susurró y gimio —¿Vamos a empezar ya la búsqueda?
—Ahora mismo —. Contesté y la levanté, para después acabar tirados sobre la tumbona del jardín.

Ese día fue el primero de muchos buscando a nuestro primer hijo. Buscando aquello que creíamos necesitar, con ansias y deseo.

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Narra Peter.

Delfina había vuelto a Buenos Aires con Albert, su novio. Un catalán amigo de Úrsula. Lo trajo para que conociera a su familia y para llevarlo a recorrer el país. Cuando con Lali estábamos en Misiones, en las Cataratas del Iguazú, llevábamos ya dos meses recorriendo el país, Delfina me habló y vinieron a vernos. Teníamos lugar en nuestra caravana así que se quedaron dos dias con nosotros recorriendo antes de irse a Bariloche. Delfina estaba feliz, radiante e ilusionada porque había competido en la fórmula uno y para ser la pimera vez, y la única mujer que había conseguido entrar, el puesto número doce no estaba nada mal. Ahora le quedaba seguir compitiendo y mejorar sus tiempos. Iba a terminar siendo la número uno. No tenia dudas.
Oriana y Euge también nos habían venido a ver unos días, cuando estuvimos en Córdoba. El Chino no tenia tiempo para nada y Vico y Cande estaban muy ocupados siendo padres, al igual que Mery.

Inefable ||Laliter||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora