Capítulo 34

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Narra Eugenia.

En nombre del amor hacemos locuras que nunca creímos que haríamos. Jamás me había imaginado casandome pero después de la boda del Chino con Úrsula, al ver la emoción de Oriana y su deseo de lucir un vestido blanco, empecé a imaginarme en la misma situación. Peter, que es el ser más romántico que conozco desde que está con Lali, me ayudó a preparar una propuesta de casamiento hermosa.
Me prestó su barco familiar. Le pusimos pétalos de flores por toda la cubierta, haciendo un camino hasta el camarote principal donde había un ramo de rosas y una botella de champán. En la parte de atrás la mesa estaba lista para cenar, yo misma había cocinado para ella.

—¿Me vas a dejar ver? —Me preguntó ansiosa y le saqué la venda —¿Qué hacemos en el barco de los Lanzani? —Me miró extrañada y después volvió a mirar al barco.

La agarré de la mano para subir y ahí empezó a mirar el camino de pétalos. Recorrimos el barco hasta la mesa.

—Es muy lindo esto, mi vida —. Me abrazó —¡No puedo creerlo!
—Hice la cena además —. Sonreí y la besé —. Pero falta un poco, antes tenés que ver otra cosa —. La volví a agarrar de la mano para llevarla al camarote.

Le había hecho un video, gracias a que a ella le gustaba registrar todo en fotos y vídeos, conseguí hacer algo lindo sobre nosotras. Nos sentamos en la cama y le di al play. Mientras las imágenes iban pasando con música de fondo, mi voz empezó a narrar un pequeño texto.

No sabía lo que era el amor hasta que apareciste en mi vida y comprendi, al empezar a conocerte, que si antes no funcionó con nadie era porque te estaba esperando a vos. Sé que esto es cursi y que no pega conmigo pero siento cosas inexplicables por vos y a veces no sé cómo demostrártelo. Gracias hacer mi vida mejor... Te amo, para siempre.

Ori empezó a llorar, saqué la cajita con los anillos de debajo de la manta y la abrí cuando el video acabó.

—¿Te querés casar conmigo? —Le pregunté con los ojos llenos de lágrimas.

Oriana se lanzó a mis brazos llorando de felicidad. 

—¡Claro que si! —Me contestó y nos besamos —¡Mil veces si!

Después, bajo la luz del atardecer, me pidió que le cante la canción del video.

Soy el fuego que arde tu piel
Soy el agua que mata tu sed
El castillo, la torre yo soy
La espada que guarda el caudal
Tú, el aire que respiro yo
Y la luz de la luna en el mar
La garganta que ansío mojar
Que temo ahogar de amor
¿Y cuáles deseos me vas a dar?
Dices tu, mi tesoro basta con mirarlo
Y tuyo será, y tuyo será...
Te amo —. Dijo después de besarme, desabrocho mi blusa y metió su mano bajo mis shorts vaqueros.
—Todavía no estamos casadas, pervertida —. Reí y la besé.

Oriana era dulce, delicada, tierna... Pero cuando hacíamos el amor era salvaje. Nunca había sentido tanto deseo por alguien. Cuando el amor y el sexo van de la mano, no hay nada más gratificante. Me erizaba la piel solo con mirarme, me excitaba tan solo cuando me rozaba y ni bien sus labios me buscaban deseosos, yo ya estaba totalmente entregada para lo que sea.

—¿Te gustaría tener hijos? —Me preguntó apoyada en mi pecho.
—Se me despertó bastante el indistinto maternal desde que Mery tuvo su hija —. Reímos —¡Pero ni loca saco de dentro de mi un ser humano!
—A mi no me importaría —. Levantó la cabeza y sonrió —. No sé, no es que me muera de ganas de que sea ahora pero tal vez, en un futuro, sería bonito.

Cuando encontrás el amor que crees eterno todos los planes de futuro posibles empiezan a inundar tu mente y tu alma.

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Inefable ||Laliter||Where stories live. Discover now