Cap 3- Rutinas II

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Advertencias: Presencia de Lime.

Disclaimer: Dachau pertenece a Jayne Stark

Capítulo III – Rutinas II

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9:00 am

En cuanto un involuntario gritito abandona sus labios, el espeso líquido rojo comienza a fluir.

"No de nuevo" Piensa con pena, llevando la zona herida a sus labios secos: por novena vez en lo que va del día, Mina siente la dolorosa punzada de una aguja perforando su dedo pulgar.

El trabajo libera.

Es la primicia con la que Dachau recibe a sus habitantes.

Del amanecer al anochecer, el trabajo para un prisionero es vida, y aquel prisionero que no puede trabajar…bueno, tampoco puede vivir.

Trabajar y morir. No hay mucha diferencia.

Pero para las mujeres arias del Reich, afortunadas en un nido de miseria, se reservan trabajos más simples.

El suyo, como el de muchas de sus compañeras, es la costura. Bordar insignias, reparar uniformes, rehacer prendas irremediables; del amanecer al anochecer, sin más herramienta que una miserable aguja.

"Es la rutina" Se recuerda con calma mientras sus dedos reanudan su paseo interminable a través de la suave tela.

Su mano tiembla mientras la aguja danza, tanto en hilo como la tela se mueven contra su voluntad.

De izquierda a derecha, de un lado a otro; de izquierda a derecha, de un lado a otro; de derecha a... No...

-No- Hala el hilo al percatarse de su error: una puntada errada. Una puntada errada que basta para condenar sus horas de trabajo a un nudo ciego que no podrá deshacer jamás -Aún tiene solución.

Quiere creer. Quiere creer que existe alguna forma de reparar la pequeña torcedura del cuello de una resplandeciente camisa blanca.

Pero no. Es un error, uno entre muchos, de hecho. Toda esa prenda está conformada de costuras erradas.

-No- El muro de granito absorbe esa palabra, devolviéndola en un débil murmullo sin voz; puede sentir el miedo viajando a través de su eco -No. No. No.

Para algo importante como el trabajo, se reservan castigos más importantes aún, no es de extrañar que un oficial de la SS dispare a un preso por el simple hecho de romper una roca en un ángulo incorrecto.

Pero para ellas, las mujeres arias del Reich, los castigos son un tanto más… Tolerables.

Perder el almuerzo, el aislamiento prolongado o las marchas forzadas bajo el ardiente sol son penitencias comunes y ordinarias; pero la que ella más teme es, para su desgracia, la más común: tener el privilegio de satisfacer las necesidades de un soldado ario en turno.

"No" Piensa de inmediato, con toda la seguridad que puede reunir en esos momentos, cuando el solo pensamiento de un par de manos desconocidas recorriendo su piel la hace temblar "Chaeyoung no lo permitirá"

Recorre la camisa entre sus manos con nostalgia, observando las imperceptibles manchas de sangre seca sobre su cuello torcido, mismas que la llevan a acariciar la olvidada cicatriz en su labio inferior. Sabe a quién pertenece esta prenda, sabe también que aquel rocío sanguinolento se originó en sus propios labios.

Ningún miembro de la Schutzstaffel se atreve a tocarla.

Ninguno.

Han aprendido, de mala manera, que aquello trae terribles consecuencias.

Dachau - [TWICE FIC] (AU) - MICHAENG - 𝙁𝙞𝙣𝙖𝙡𝙞𝙯𝙖𝙙𝙤Where stories live. Discover now